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Miedo a volar: en Alemania se dictan cursos para superarlo

José Ospina Valencia19 de septiembre de 2008

A pesar de que el miedo es natural, el temor a volar es irracional. Un aspirante a gerente no hace carrera confesando que volar le da pavor. Lufthansa ofrece en Alemania cursos para “aprender a volar plácidamente”.

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Aprendiendo a dominar el miedo a volar en un curso de Lufthansa.Imagen: picture-alliance/ dpa

Boarding completed! Esa es la frase que Carmen escucha como una condena a muerte. Ella sabe que una vez cerrada la compuerta del avión, ya no habrá escape al vuelo que, por lo demás, ella misma compró. Sentada en su silla lejos de la ventanilla y con el cinturón de seguridad apretado a reventar, Carmen se siente la pasajera más amenazada de toda la historia de la aviación comercial. Esta es una tensión casi insoportable que aguanta hasta por más de diez horas, cuando el viaje es trasatlántico.

Todo ruido, conocido o desconocido, es interpretado por esta pasajera como el último momento que tiene por vivir. Seguro que una turbina se va apagar en pleno vuelo. La otra suena como si se estuviera incendiando. Y lo que faltaba: el piloto anuncia turbulencias. Ahora sí que nadie se salva, piensa Carmen. Las alas no van a resistir y seguro que se van a quebrar. Y un vuelo en las circunstancias (personales) de Carmen puede ser, en efecto, un horror. Así transcurra lo más normal del mundo.

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Despegue y aterrizaje: los mayores sustos de algunos pasajeros.Imagen: picture-alliance/ dpa

¿Vale la pena probar un tercer intento de despegue?

Trágicos accidentes como los recientes en Madrid y Rusia en este verano de 2008 acaban de llenar de miedo a muchos, inclusos a aquellos que temen volar pero que, a fin de cuentas, se sobreponen. Dos aerolíneas alemanas se han visto en los últimos días enfrentadas a la negativa de pasajeros que atemorizados se retractan del viaje tras uno y dos intentos fallidos de despegue.

El temor a volar es una reacción natural a algo que el hombre no haría sin la ayuda de la técnica. Por eso es que el miedo a volar es más bien una desconfianza en la técnica o la capacidad profesional de otras personas. El hecho de tener que poner la vida propia en manos de una persona y una máquina desconocidas es una de las fuentes del miedo a volar.

Lo que se aprende también se puede olvidar

Una buena parte de ese miedo es aprendido, por lo que también puede ser olvidado. Así es como por encargo de Lufthansa, la agencia Texter-Millot imparte en Alemania seminarios para “aprender a volar sin temor”. Para olvidar el temor o, por lo menos, para controlarlo durante un vuelo.

Los cursos para “volar plácidamente” duran 2 ó 3 días y están concebidos para 8 y 12 personas que reciben asistencia psicológica sobre sus problemas individuales con temor a volar. Los interesados en “aprender a volar sin miedo” reciben también una instrucción técnica sobre aeronavegación de un piloto que responde a las preguntas personales de los escépticos participantes. Desde 1981 la agencia Texter-Millot, con sede en Múnich, se ocupa de los pasajeros que quieren liberarse del miedo y desean, ahora si, disfrutar de la fascinación de volar.

¿Por qué temerle al avión más grande del mundo?

Deutschland Airbus A380 ausgeleifert an Emirates in Hamburg
Airbus 380Imagen: AP

Una de las sensaciones más personales es el temor. A algunos pasajeros se les sube la tensión arterial tan pronto abordan un avión y no demoran en hiperventilar. Una situación que desencadena ansiedad o un ataque de nervios una vez se prenden los motores.

Un momento es especialmente crítico para muchos afectados: cuando el avión ha alcanzado la altura crucero, el piloto reduce la fuerza que necesitó para subir y avión tiene un brusco pero corto bajón. Este momento llena de pánico a muchos que en silencio sufren el horror de luchar contra su propio miedo y el de dejárselo notar de los demás pasajeros a los que parece no molestarles ninguno de los raros sonidos que produce el avión.

El cuerpo reacciona al miedo con la producción de todo un cocktail de sustancias que ponen en máxima alerta a quien se siente amenazado. El corazón comienza a bombear sangre con más fuerza hacia las piernas y la digestión se frena, lo que provoca náuseas, describen así los expertos las complicaciones iniciales que puede tener un excesivo temor a volar.

Ruidos extraños, náuseas y “huecos de aire”

Tomar bebidas alcohólicas o sedantes para “sobrevivir” un vuelo es, por otra parte, una de las malas recomendaciones. La mejor fórmula para superar el miedo a volar es definitivamente la información fundada de por qué los aviones no se caen del cielo tan fácilmente. Sólo los mejor informados saben, por ejemplo, que en las aerolíneas serias sólo pasan los exámenes de admisión el 1,8% de los candidatos a pilotos.

Durante el curso para “aprender a volar plácidamente” los aspirantes al pasajero ideal aprenden también que en el aire no existen “huecos” y que durante un trayecto los aviones no pueden quedar en el “vacío”. En este caso el avión entra en una corriente de aire descendente que pasa a ocupar el espacio que al mismo tiempo abandona una corriente de aire ascendente. Este intercambio de corrientes térmicas puede arrastrar consigo un avión haciéndole perder altura pero no derribarlo, a menos que se trate de un aparato muy frágil.

Muchos de quienes reportan haber vivido una experiencia con este intercambio de corrientes de aire durante un vuelo creen haber vivido su último minuto, el que aterricen para contarlo demuestra que un incidente de estos no tiene que ser fatal, a pesar del horror que infunde.

Deutschland Lufthansa Maschine B737-300
Boeing 737-300 de Deutsche Lufthansa AG, en 1986.Imagen: picture-alliance/ dpa

Volar: ¡Mejor relájese y disfrute!

Tras dos días de informaciones científicas y consejos personales, los absolventes quedan preparados para el examen que corona el éxito del curso: un vuelo sin miedo entre dos ciudades alemanas. Casi, sin excepción, los viejos pasajeros se aprestan a volar con nuevas energías. Ya sin ataques de pánico y la creencia de que en cualquier momento el avión se va a venir a tierra.

Al contrario, los temerosos de otros días, se atreven ahora a disfrutar la vista del paisaje desde la ventanilla. Y eso a pesar de ciertas turbulencias. Los 800 euros que cuesta superar del miedo a volar, les parece a muchos dinero bien invertido, sobre todo a quienes por razones de trabajo tienen que utilizar el medio de transporte más seguro del mundo: la aviación.