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Nueva estación de “emisión cero”

Pablo Kummetz (ers)16 de febrero de 2009

Viento y sol abastecen a la nueva estación de investigaciones belga “Princesa Isabel” en la Antártida, la de menos impacto ambiental existente hasta ahora.

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La estación Princesa Isabel, en la Antártida: sin calefacción separada.Imagen: AP

Las tareas de los científicos que albergará la estación serán observar los cambios climáticos en la Antártida y la biodiversidad en el Polo Sur. La estación fue construida, según la radio belga VRT, como “edificio pasivo”, es decir sin un sistema de calefacción separado, alimentado, por ejemplo con gasóleo.

Lo que parece imposible en un medio tan frío como el de la Antártida fue logrado evitando pérdidas de calor y optimizando la captación de energía libre, como el sol y el viento.

El agua se obtiene a partir de la nieve. Las aguas residuales son filtradas, tratadas y reutilizadas. Uno de los mayores problemas de las bases en la Antártida es la contaminación ambiental que provocan. De acuerdo con el Protocolo de Protección de la Antártida, todos los desechos humanos deben ser retirados y sacados fuera. Nada puede quedar allí, ni residuos, ni aparatos ni elementos de construcción.

La razón es clara: el medio ambiente de la Antártida es sumamente frágil y por ello toda interferencia humana debe ser evitada en lo posible. Debido al frío clima, la naturaleza polar se regenera sólo muy lentamente.

Aerogeneradores y células solares para la corriente y la calefacción

Nueve aerogeneradores y 408 paneles de células solares abastecen a la estación con corriente eléctrica. Para la calefacción se recurre a 24 metros cuadrados de células solares térmicas, que transforman la radiación solar directamente en calor.

Con la construcción de la nueva estación antártica, que lleva el nombre de la hija mayor del príncipe Felipe y la princesa Matilde de Bélgica, se comenzó en noviembre de 2007, pero los trabajos debieron ser interrumpidos varias veces por tormentas de nieve.

Los costos de construcción de la “Princesa Isabel” ascienden a 21 millones de euros: más de tres veces de los seis millones presupuestados al principio del proyecto, en 2007. El Gobierno de Bélgica aporta ocho millones, el resto es financiado por patrocinadores privados y la International Polar Foundation.

Un millón por año de costos operativos

Los costos operativos de la estación se estiman en un millón de euros por año, aportados por el Gobierno belga. El domingo (15.02.2009), la ministra de Ciencia de Bélgica, Sabine Laruelle viajó junto con el ministro de Defensa, Pieter de Crem, a la Antártida, para inaugurar la estación.

Bélgica había construido ya en los años 50 una primera estación en la Antártida, pero que fue desatendida por falta de fondos. Hoy, esa primera estación belga ya ni se ve: se la tragó la nieve.

El próximo viernes (20.02.2009) será inaugurada otra estación europea de investigaciones en la Antártida, la Neumayer III, de Alemania, sobre un sistema de tubos hidráulicos que la mantendrá estable a seis metros sobre el nivel del hielo. A las Neumayer I y II, en parte subterráneas, también se las ha tragado en el ínterin la Antártida.