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Opinión: Éxito para Renzi, no para la UE

Bernd Riegert23 de agosto de 2016

¿Qué viene tras el “brexit“? ¿Cuál es el futuro de Europa? Tras la cumbre tripartita de Ventotene, debiera haber respuestas. Pero solo hay una persona con motivo de satisfacción, opina Bernd Riegert.

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Brüssel Brexit Gipfel Matteo Renzi
Imagen: Reuters/E. Vidal

Es hábil, eso hay que reconocérselo. Matteo Renzi, autoproclamado gran reformador de la sociedad italiana, se ha situado bien en la escena. Con las imágenes cargadas de simbolismo junto a la tumba de uno de los pioneros italianos de Europa, ha dejado claro hacia dónde quiere ir. Renzi quiere liderar. No solo en Italia, sino también en Europa. Ya antes del referendum sobre el “brexit” lo decía a menudo. Pero después de que los británicos decidieran abandonar el club, Renzi ha visto la posibilidad de adelantar su posición de juego. Quien ahora debe conducir a la Unión Europea hacia una nueva dirección no es la locomotora franco-alemana, sino un triángulo de fuerzas formado por Italia, Francia y Alemania. Los tres países se encontraron en Berlín poco después del referéndum británico. Esta vez se reunieron en un portaviones en una isla italiana, escenario que, por supuesto, también refuerza las ambiciones de liderazgo italianas. Normalmente, esta nave lleva a cabo misiones de la Unión Europea para rescatar refugiados en el mar Mediterráneo.

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Bernd Riegert, corresponsal en Bruselas de Deutsche Welle.

Ya antes de la cumbre, Renzi preparó el terreno diciendo que la Unión Europea debe alejarse de reglas rígidas y de la tecnocracia. “La Unión Europea no puede ser una unión bancaria, sino que debe perseguir ideales y tener a los ciudadanos en mente”, dijo Renzi. Bonitas palabras que se dirigen, naturalmente, a los votantes italianos, quienes, contrariados por la política de ahorro supuestamente impuesta por Alemania, desean más independencia de Bruselas. Pero el italiano no dio en el portaviones Garibaldi en la isla de Ventotene ideas concretas. Tampoco era ese el objetivo del encuentro. El objetivo era lograr bonitas imágenes que mostraran a Matteo Renzi como líder de la Unión Europea. La canciller alemana y el presidente francés fueron accesorios decorativos, sobre todo porque no pudieron aportar nuevas ideas. Merkel tomó parte en este ménage à trois. Alabó las reformas económicas de Renzi sin satisfacer el deseo de este de endeudarse más. Renzi, por su parte, elogió la generosidad de Merkel, “que ha acogido ocho veces más refugiados que Italia”. ¿Buenos amigos estos dos? Detrás de todo ello, hay estrategia. Merkel no quiere que haya confrontaciones con Renzi. Si la canciller desea soluciones prácticas para la cuestión de los refugiados, la relación con Turquía, la lucha contra el terrorismo y lograr más inversiones, necesita el apoyo de los italianos. Ya encuentra bastante oposición de países como Polonia y Austria. Así pues, le cede protagonismo a Renzi en su propio país para fortalecerlo. La Unión Europea no ve alternativa alguna a Renzi en Italia.

Reforzado de esa manera, el dinámico primer ministro italiano se atreve a retractarse de una promesa interna. Ya no ligará su futuro político al resultado de un referéndum sobre la Constitución el próximo mes de noviembre. En la víspera de la cumbre, Renzi anunció que seguirá en el cargo en cualquier caso hasta las elecciones previstas para marzo de 2018. Se siente con la fuerza necesaria. La buena impresión que proyecta en Europa lo ayudará a sumar puntos en casa. Para Renzi, la cumbre-opereta de Ventotene fue un éxito. La Unión Europea no fue realmente la protagonista de la función, que aún se encuentra, como señaló la canciller Merkel, en la fase de ensayos. Pronóstico incierto.

Aquí puede leer la versión en alemán de este artículo