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Opinión: ¿A quién culpar?

13 de enero de 2017

"Desaparece la única ley del mundo que facilita la emigración. Las partes implicadas buscan responsabilidades olvidando la principal, la de los propios cubanos que han abusado de la medida", opina Amir Valle.

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Bootsflüchtlinge aus Kuba
Imagen: picture alliance/dpa

La eliminación de esta ley es, ciertamente, una medida ejecutiva controvertida. Pero, dejando a un lado los beneficios que representaba para los cubanos que querían escapar del castrismo y apartando el absurdo de que ocurre en  uno de los peores momentos de la represión en la isla, los cubanos no deben olvidar su responsabilidad en que esto sucediera, pues las evidencias de que se abusó de esa ley son aplastantes y vergonzosas.

La indignación recorrió a buena parte del exilio cubano en Estados Unidos recientemente, cuando en internet circularon las imágenes de un grupo de balseros que arribaba a una playa en Miami y, apenas la prensa los entrevistó, dijeron "nosotros no tenemos nada contra el gobierno de Raúl". Resultaba también escandaloso que miles de cubanos se aprovecharan de la política de "Pies secos / Pies mojados" para llegar en balsas o pedir asilo en las fronteras estadounidenses, que luego se acogieran a las facilidades migratorias de la Ley de Ajuste Cubano y, ya con residencia legal, intentaran negar que su exilio era político. Esas incongruencias éticas se pagan caro.

Amir Valle Kommentarbild PROVISORISCH
El escritor cubano Amir Valle, columnista de DW.

Infiltración en el exilio

También las estadísticas de instituciones y altos centros de estudios mostraron que en los últimos años del "Raulismo" un preocupante porcentaje de balseros que dijeron ser perseguidos políticos, apenas conseguían sus papeles de residencia al año y un día de estar en Estados Unidos, regresaba de turismo a la isla. Eran cada vez más las denuncias de la prensa criticando que gracias a esa ley connotados represores  de la oposición en la isla estaban viviendo impúnemente en Estados Unidos, y muchas evidencias mostraban que el gobierno cubano estaba sembrando espías y colaboradores en todo Estados Unidos. Si a eso se suma que en los índices de criminalidad y estafas a instituciones norteamericanas se hacía cada vez mayor la presencia de delincuentes cubanos recién llegados de la isla, debería aceptarse que el país al cual se emigró se preocupara y tomara sus medidas.

Desde el punto de vista ético, aunque a algunos les cueste aceptarlo, ha sido injusto que los cubanos tuvieran esas preferencias que jamás han podido disfrutar otros millones de emigrantes latinoamericanos, igual de necesitados. Ahí, tristemente, también se inscriben los más de 20.000 cubanos (algunos estudios hablan de 30.000) que han perdido su vida en el mar y esos 500 casos de muertos, violados, torturados y mutilados intentando atravesar el continente para llegar a Estados Unidos en los dos últimos años.

Beneficio para la dictadura

Es indiscutible que esta medida legislativa consolida aún más a la dictadura, pues además de venderlo al mundo como "una nueva derrota del imperialismo", como ya están haciendo algunos medios oficialistas, le permite a Raúl Castro cerrar el yugo de control sobre el pueblo. Y es vengonzoso que Obama elimine también la ley "parole" para los médicos internacionalistas que deciden desertar porque ellos son tratados como verdaderos esclavos por el castrismo y está demostrado que suelen ser más conscientes al utilizar los beneficios de la ley.

Pero lanzar toda la culpa sobre Obama es, en verdad, insistir en mirarse el ombligo: también los cubanos hemos tenido responsabilidad y es innegable que, por el ascenso creciente de los abusos que nuestros compatriotas estaban haciendo de los beneficios de esa ley, cualquier administración norteamericana tendría razones de sobra para eliminarla.

¿Disparate de Obama? No lo creo

Otro aspecto a tener en cuenta es que la existencia de esa ley impulsaba a miles de cubanos a irse del país en vez de exigir sus derechos aunque fuera por vías pacíficas o plantar cara al régimen. Ahora tendrán que bajar la cabeza o decidirse de una vez a integrar la oposición y eso es una esperanza para la lucha futura contra la dictadura, según han hecho ya saber algunas voces opositoras dentro de Cuba, demasiado optimistas en mi opinión. El castrismo ha tenido 50 años para, mediante el miedo, la represión y el control absoluto de la vida, domesticar la rebeldía natural de un pueblo que demostró su valor en numerosos momentos históricos antes de 1959. Recuperar esa valentía social es un proceso de tiempo, por lo cual es posible que se impongan un nuevo período de supervivencia a través de la simulación de apoyo al régimen. Quienes sí la tendrán muy negra son los opositores actuales.

Se dice que este movimiento de Obama es un disparate. No lo creo. Obama sabe que Trump difícilmente revocará esta decisión porque está en la esencia de la política antiinmigrante del nuevo presidente. Como ya es un hecho, nadie podrá cargarle la culpa a Trump de una acción tan impopular entre un electorado que lo votó casi mayoritariamente. Tal vez sea un disparate, pero sólo porque ocurre 8 días antes de que abandone la Casa Blanca. ¿Por qué no lo hizo en estos 8 años de gobierno?, es una pregunta interesante, pero que ya nada cambia.