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Opinión: desconcierto ante Rusia

Gero Schließ (VC/ELM)10 de febrero de 2015

Merkel y Obama no están de acuerdo en un punto decisivo, pero, al mismo tiempo, subrayan su unidad de cara al conflicto en Ucrania. Una constelación difícil, constata Gero Schließ.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Pese a su diferencia de opiniones con respecto al posible suministro de armas a Ucrania, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente estadounidense, Barack Obama, demostraron su unidad en una conferencia de prensa conjunta y aseguraron que las filas siguen cerradas ante el mandatario ruso, Vladimir Putin. Merkel, quien estudió física y le da mucha importancia a la precisión intelectual, debería saber que ambas cosas no son posibles. No obstante, a la canciller alemana probablemente no le quedará de otra que prepararse, en caso de que el presidente de EE. UU. se decidiera finalmente a suministrarle al Ejército ucraniano las armas que tanto necesita.

Sin embargo, Merkel y Obama no deberían engañarse. Ya desde hace tiempo, Vladimir Putin ha notado la fina grieta de la alianza occidental, y sabrá usarla para lograr sus objetivos. Poco a poco, intentará separar Estados Unidos de Europa. Pero la unidad de ambos es de suma importancia, no solo en el conflicto con Rusia, sino también en la lucha contra el llamado “Estado Islámico”, en las conversaciones sobre el programa nuclear iraní, el conflicto de Cercano Oriente o la pacificación de Afganistán. El mundo no ha vivido tantos conflictos peligrosos desde la Segunda Guerra Mundial. Los norteamericanos y europeos dependen los unos de los otros. El consenso y una gestión eficaz de crisis son casi un seguro de vida.

Gero Schließ, corresponsal de DW.
Gero Schließ, corresponsal de DW.Imagen: DW/P.Henriksen

Todo depende de Merkel

No obstante, a los críticos de Obama en EE. UU. esto no parece importarles mucho. Liderados por el senador John McCain, critican a Obama como un presidente dubitativo que, después de Siria e Irak, ahora también en un tercer conflicto alienta a los enemigos de la potencia a cometer acciones cada vez más descabelladas. Asimismo, no se abstuvieron de darle un trato brusco a la canciller alemana.

No obstante, en Estados Unidos, se aprecia la solidaridad de Angela Merkel en el marco del conflicto con Rusia. La canciller ha conducido a Alemania de regreso al escenario mundial. Todo depende de ella. Para el presidente estadounidense la mandataria germana es la persona con poder decisorio más importante de Europa. Esto podría impresionar a largo plazo a los críticos de Merkel al otro lado del Atlántico.

¿Existe un plan b?

Pero, pese a todo el poder, la canciller es especialmente vulnerable sobre todo en esta fase del conflicto ucraniano. Con su iniciativa diplomática más reciente se ha expuesto y arriesgado. Obama ha tenido consideración con ella, posponiendo su decisión sobre el suministro de armas hasta después del encuentro a cuatro bandas en Minsk.

Si la cumbre llegara a fracasar, el envío de armas nuevamente se posicionará como tema en la agenda política. Entonces, podría ser tiempo de enviar una fuerte señal conjunta a Putin. Si nada cambia y solo apretamos un poco más el tornillo de las sanciones, el mandatario ruso lo interpretará como una señal de debilidad. Y con miras a la catástrofe humanitaria que se perfila en Ucrania, no se podría justificar éticamente el rumbo actual.

Es necesaria una nueva estrategia para Rusia. ¿Cómo lidiar con Putin? ¿Cómo tratar con un país que está reinterpretando el orden de posguerra? La cuestión del suministro de armas a Ucrania es, a fin de cuentas, una expresión del profundo desconcierto de Occidente. Y el rearme sería la confesión del fracaso de la diplomacia.