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Opinión: El NPD aún puede abrigar esperanzas

Marcel Fürstenau (MN/ER)2 de marzo de 2016

El partido ultraderechista NPD dio una impresión de nerviosismo en la apertura del proceso de proscripción en su contra. No obstante, Marcel Fürstenau duda de que los argumentos para prohibirlo sean suficientes.

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Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb/U. Deck

El Partido Nacionaldemocrático, NPD, aparentemente le hace honor a su nombre. Su compromiso con el fundamento liberal-democrático está en el programa del partido, dice Peter Richter. Richter es el abogado de este partido, que en realidad es de extrema derecha, cuyo futuro está en juego en el proceso de proscripción que se ha iniciado en el Tribunal Constitucional alemán. Para el partido, lo "nacional" está por encima de lo "democrático": “nacional” significa para el NPD que Alemania está por sobre todas las cosas y lo de “democrático” le sirve como camuflaje.

Pese al malabarismo con las palabras, el NPD no logra engañar a nadie. Su actitud de rechazo a otras culturas y grupos étnicos, a extranjeros y refugiados, es presentada por el abogado Richter como una “ideología de la sociedad”. Afirma que no se trata de una “ideología racial”. Pero la verdadera mentalidad del NPD siempre se revela cuando apela a los instintos más bajos. En los carteles de campaña electoral desean a los musulmanes "un buen viaje de regreso a sus países" en alfombras voladoras. Una imagen digna de una revista satírica. Pero el NPD lo dice muy en serio.

La"importancia" del NPD

Esto también se aplica a la pancarta donde se ve al antiguo líder del partido, Udo Voigt, sentado en una motocicleta con la consigna: ¡dale gas! ("Gas geben" significa en alemán acelerar). El cartel estuvo colgado en Berlín, delante del museo judío. Con semejante mal gusto, el NPD siempre se mueve en el límite de la instigación pública. Tales consignas son de todas maneras antisemitas. ¿Pero eso es suficiente para prohibir la existencia del partido? El presidente del Bundesrat (el Consejo de los Estados Federados), Stanislaw Tillich, primer ministro de Sajonia, considera que el NPD es “políticamente importante” y “peligroso”. Así lo afirmó frente al Tribunal Constitucional, como portavoz de los promotores de la prohibición del partido. Una afirmación audaz.

Los electores de Sajonia negaron al NPD la entrada al parlamento en las elecciones de 2014. Solo en Mecklemburgo-Pomerania Occidental hay parlamentarios del Partido Nacional Democrático. En consecuencia, no se le puede achacar con argumentos jurídicos convincentes la especial vulnerabilidad de Sajonia a las ideas de derecha o incluso extrema derecha. El proceso de proscripción gira en torno a la pregunta de si el NPD es inconstitucional. No se trata de si el movimiento Pegida o la populista Alternativa para Alemania (AfD) se nutren de sus seguidores.

Marcel Fürstenau.
Marcel Fürstenau.Imagen: DW

Agentes encubiertos nuevamente en el foco

Los jueces, presididos por Andreas Voßkuhle, no mostraron mucha comprensión con el concepto del mundo que tiene el NPD, pero también formularon muchas preguntas críticas al Bundesrat, que solicita la prohibición del NPD. Estas dudas se relacionan sobre todo con la cuestionada práctica de los agentes encubiertos del servicio de inteligencia, que hizo fracasar en 2003 el primer intento de prohibir el NPD. En esa ocasión, las pruebas presentadas contra el partido provenían sobre todo de espías del organismo estatal.

En la fase preliminar del proceso, el Tribunal Constitucional manifestó dudas de que los informantes encubiertos ya no tengan un papel crucial. Por eso exigió mejoras antes de admitir la petición formal. El hecho de que se le haya dado curso alimenta el optimismo del Bundesrat. Pero no debe fiarse demasiado. Los jueces también quisieron saber qué consecuencias tiene el renunciar a los agentes encubiertos. La respuesta: una imagen menos nítida del NPD. Una respuesta que de alguna manera se ajusta al caso. Porque el inicio del proceso no aclaró la visión de este desagradable partido. Es demasiado pronto para predecir cuál será la sentencia final del Tribunal constitucional.