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Opinión: En busca de consenso en el conflicto sirio

Gero Schließ2 de octubre de 2015

A pesar de todos los esfuerzos de la Asamblea General de la ONU, Rusia profundiza las diferencias en torno al conflicto sirio. Pero no hay más alternativa que la diplomacia, opina Gero Schließ.

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Imagen: Getty Images/K. Betancur

Al inicio de la Asamblea General de Naciones Unidas, el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter-Steinmeier, advirtió sobre ser demasiado optimista respecto del conflicto sirio. Pero, en realidad, ya no necesitaba hacerlo, ya que la situación en Siria se agravó tanto en tan pocos días que es un desafío creer en una solución hasta para el más optimista. Y eso, a pesar de que Steinmeier y todo un ejército de mediadores tratan de hallarla. En primer lugar, el presidente estadounidense, Barack Obama, que hace poco se decidió a reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, al margen de la Asamblea General. El resultado de esa reunión fue bastante precario, pero al menos se llevó a cabo. Apenas habían terminado de reunirse Obama y Putin, ya volaban bombarderos sobre el cielo sirio. Los ataques habían sido coordinados de manera muy provisoria con EE. UU. y su objetivo no era claro. Rusia demostró su arrogancia de potencia mundial, irritando a Obama. Steinmeier advirtió a Rusia, y con razón, de seguir actuando en solitario.

La debilidad de la ONU

¿Le cerrarán las cuentas a Putin y al fin vencerá la fuerza militar en lugar de la diplomacia? ¿O son estos difíciles procesos de negociación solo adecuados para las buenas épocas a nivel político, y lo que finalmente decide es la maquinaria de guerra? Para decirlo claramente: ¿Abdica la ONU en este conflicto?

Gero Schließ, corresponsal de DW en Washington.
Gero Schließ, corresponsal de DW en Washington.

A 70 años de su fundación, la impotencia de Naciones Unidas no podría quedar mejor demostrada. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en torno a Siria fracasaron por el veto ruso, y la organización mundial estaba condenada a la inactividad.

Sin embargo, en los últimos años la diplomacia también registró algunos éxitos. Steinmeier señala, y con razón, que el acuerdo nuclear con Irán es un ejemplo de ello. Después de todo, Rusia y EE. UU. se sentaron a la mesa de negociaciones. Pero en este momento aún resulta difícil imaginarse un desarrollo así para el conflicto sirio. Eso, a pesar de que Steinmeier y Obama creen en el poder de la diplomacia aunque el camino parezca todavía muy largo y los intereses sean tan diferentes: las diferencias entre EE. UU. y Rusia, las potencias regionales de Irán y Arabia Saudita y la brutal guerra sustituta sobre suelo sirio.

El rol especial de Alemania

Los alemanes están llamados por EE. UU. a participar en una solución a la guerra civil en Siria, lo cual representa más una carga que un honor. Pero los canales de Berlín hacia Moscú aún están abiertos, y eso podría –como ya sucedió con las conversaciones nucleares con Irán- ser de un valor incalculable.

El ministro alemán de RR. EE., Steinmeier, se ofreció como mediador ante la ONU y quiere lograr que los enemigos se reúnan y negocien. Durante su discurso se refirió a la búsqueda de un consenso mínimo entre los contrincantes: Siria, un país secular y democrático en el que la violencia no saldrá ganadora. Pero intentó hallar puntos en común que, por el momento, no existen. Y el futuro rol del dictador sirio Bashar Al Assad alberga actualmente un gran potencial de conflicto. Es perturbador que los europeos, sobrepasados por la ola migatoria, sigan queriendo apoyar a Putin. Aunque la ONU no haya sido capaz hasta ahora de poner fin a la violencia de la guerra en Siria, en Nueva York estaban todos los principales actores presentes. Y la semana tuvo una dinámica propia. Cuánto durará este impulso se verá en las próximas semanas y en los próximos meses.