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Opinión: en caída libre

Bartosz Dudek12 de enero de 2016

Graves acusaciones en los medios y embajadores llamados a consultas. La relación entre Alemania y Polonia está en caída libre. Quien culpe a solo una de las partes se equivoca, dice Bartosz Dudek.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Es una paradoja. En junio, Polonia y Alemania quieren celebrar juntas sus 25 años de buena y constructiva relación. Hace un cuarto de siglo, la Polonia libre y la Alemania unificada cerraron un acuerdo de amistad. Fue un suceso que marcó una época. Se le puede comparar con el Tratado del Elíseo, que tres décadas antes había enterrado de una vez por todas la “archienemistad” entre Alemania y Francia. Ahora, en este año conmemorativo, y apenas dos meses después de que tomara el poder en Polonia el partido nacionalista y conservador PiS, la relación germano-polaca se encuentra en caída libre.

Pero quien culpe solo al partido político de Jaroslaw Kaczynski se equivoca. El núcleo de la crítica justificada por parte de los alemanes o de políticos europeos de origen alemán a los recientes acontecimientos en Polonia acusa rasgos de ignorancia y desconocimiento. El uso de términos paternalistas o incluso marciales como “someter a supervisión” o “aplicar medidas punitivas” en relación al país que el siglo pasado perdió a millones de víctimas bajo “supervisión” alemana, despierta las peores reminiscencias, y no solo entre los germanófobos electores del PiS. Los políticos alemanes en Berlín o Bruselas harían bien en mantener la objetividad y pesar con cuidado cada una de sus palabras. O mejor aún, dejar a sus colegas de otros países europeos sus avanzadas críticas. Quien conozca al orgulloso pueblo polaco, sabrá que las amenazas de voces alemanas resultan absolutamente contraproducentes y no hacen más que empeorar las cosas.

Bartosz Dudek dirige la redacción de DW para Polonia.
Bartosz Dudek dirige la redacción de DW para Polonia.

Consecuencias para la UE

El precio de un descarrilamiento en la relación germano-polaca sería grande, y se sentiría en ambos lados. Es mucho lo que está en juego. La dinámica bilateral tiene un significado que va más allá de una vecindad normal. Es uno de los pilares fundamentales de la Unión Europea, una tierna flor que para crecer requiere mucha paciencia y comprensión. Sin confianza mutua y sensibilidad, la flor no podrá mantenerse sana.

Sería al mismo tiempo paradójico y trágico que los problemas actuales de la Unión Europea crecieran aún más por una crisis en esta relación. Corresponde a los políticos, pero también a la sociedad civil de ambos países, el parar esta caída. Así se podrá lograr que el 25 aniversario del tratado de amistad entre Alemania y Polonia, un documento de alcance histórico, sea celebrado en un entorno de amistad, y no en el marco de una helada distancia.