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Opinión: ¡Felicitaciones al pueblo tunecino!

Rainer Sollich9 de octubre de 2015

El Premio Nobel de la Paz 2015 no sólo reconoce la labor del Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez. Este galardón también alienta a todos los que se comprometen con la lucha por la libertad y la democracia en el Magreb.

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Representantes del Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez en una conferencia de prensa realizada en diciembre de 2013.
Representantes del Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez en una conferencia de prensa realizada en diciembre de 2013.Imagen: picture-alliance/dpa/C. B. Ibrahim

La canciller alemana, Angela Merkel, habría merecido el Premio Nobel de la Paz 2015 tanto como el papa Francisco o el activista político Raif Badawi, actualmente encarcelado en Arabia Saudita. Sin embargo, el comité a cargo de elegir al receptor de ese galardón decidió darnos una sorpresa, votando mayoritariamente a favor del Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez por propiciar el surgimiento de una democracia pluralista en ese país magrebí poco después de la “Revolución de los Jazmines”; la primera y única revolución de la “Primavera Árabe” que no derivó en caos, guerra o nuevas formas de opresión.

Por inesperado que resulte el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2015, éste no fue concedido a la ligera. Y es que con él se reconoce no solamente a los activistas de derechos humanos, juristas, empresarios y sindicalistas que conformaron ese cuarteto e hicieron posible que Túnez quedara libre de guerras civiles, grandes tumultos y dictaduras de nuevo cuño, al contrario de lo que ocurrió en otros países árabes. Este premio también celebra a todos los que se comprometen con la lucha por la democracia, la sociedad civil, el diálogo y el cambio pacífico en la región, enfrentando con frecuencia muchos riesgos personales.

El camino correcto

Eso incluye a muchas personas en otros Estados árabes y musulmanes. A pesar de los actos terroristas perpetrados en varias ocasiones en Túnez, de las amenazas aún persistentes para su seguridad y de la mala situación económica nacional, sus habitantes no permitieron que fuerzas totalitarias tomaran el poder. Al contrario, los tunecinos se enfrentaron al desafío de establecer un diálogo difícil en el que las fuerzas islamistas y las seculares fueron incluidas. De esa manera impidieron que en suelo tunecino se registraran los tristes y dramáticos sucesos que se han visto en Siria, Libia y Egipto. El tunecino es el único camino correcto. Y por eso: ¡Felicitaciones al pueblo tunecino!

Rainer Sollich, de la redacción árabe de Deutsche Welle.
Rainer Sollich, de la redacción árabe de Deutsche Welle.

Sin importar lo disímiles que son las condiciones de los países del Magreb, cabe decir que Túnez es un ejemplo a seguir. Túnez es un modelo. Por otro lado, es precisamente por esa razón que Túnez está expuesta a peligros: ni los extremistas religiosos ni los dictadores seculares tienen interés en que se consolide una síntesis exitosa de democracia, Islam, sociedad civil y estabilidad. Eso podría poner en peligro su hegemonía.

El apoyo a Túnez es necesario

Túnez también es frágil por la cantidad de problemas irresueltos que lleva a cuestas. Túnez supera a casi todos los demás Estados árabes en lo que respecta a la cantidad de ciudadanos que se han unido como combatientes al autoproclamado “Estado Islámico”. De ahí que el Premio Nobel de la Paz 2015 pueda ser interpretado como un mensaje para Europa y el resto del mundo: sí, es importante mirar hacia Siria, Irak y otros puntos candentes del Cercano y Medio Oriente; y sí, es necesario también que, dentro de nuestras posibilidades, concedamos asilo a quienes lo necesiten e implementemos estrategias para la superación activa de la crisis en la región; pero es imprescindible tomar medidas para evitar que surjan nuevos focos de crisis y para respaldar iniciativas de paz y democracia en el mundo árabe. Túnez merece ese apoyo. Y nosotros debemos invertir en ese apoyo.