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Opinión: La autocrítica musulmana en tiempos de lo indecible

Kersten Knipp5 de abril de 2016

El autor argelino Boualem Sansal advierte sobre el islamismo radical. ¿Es casual que ahora sean sobre todo los musulmanes quienes lancen esas advertencias? Es hora de que eso cambie, opina Kersten Knipp.

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Boualem Sansal
Boualem SansalImagen: picture alliance/dpa

El autor argelino Boualem Sansal es un exitoso escritor. Sus novelas y densas exploraciones lingüísticas y psicológicas de la vida cotidiana de Argelia son leídas por numerosos lectores. Su más reciente novela, "2084", se ha convertido desde su aparición, hace más de medio año, en uno de los libros más vendidos en lengua francesa. Más allá de la lengua y la literatura, su título apocalíptico debió haber atraído a compradores. "2084" es la continuación de "1984", un cuadro sombrío de George Orwell, que cuando escribió la novela, en 1948, estaba pensando en el futuro.

Pero, como sabemos, la realidad puede diferir de la ficción: el año 1984 fue, en la realidad, más relajado que en la novela, con la que Orwell mantuvo en vilo a sus lectores durante décadas. Así que esperamos que ocurra lo mismo con "2084". Boualem Sansal retrata aquí un mundo en el que una dictadura religiosa islamista domina el planeta. El secularismo, el pluralismo, la conciencia de la relatividad de todo orden son en ese año reliquias del pasado, en su lugar está la devoción a un Dios celoso.

¿Islamofobia e histeria?

¿Por qué "2084" es un éxito en ventas? ¿Ansias apocalípticas? ¿O se debe al latente racismo y la islamofobia de los franceses? ¿O es por la histeria, provocada por los dos grandes ataques en enero ("Charlie Hebdo") y en noviembre ("Bataclan")? ¿Se trata acaso de un circo mediático artificialmente inflado? No se sabe. Pero si recordamos el éxito de la novela "Sumisión" de Michel Houellebecq, una puesta en escena literaria de claros temores ante el Islam, se podría decir que, con respecto a la convivencia multicultural, los franceses son una, dos, incluso tal vez tres veces más pesimistas que los alemanes.

Esto, si se quiere, podría leerse como un elogio a los alemanes. Alemania, el "país de los optimistas". ¿Quién lo hubiera pensado? Muy pocos dudan de que se pueda lograr la integración de cientos de miles de musulmanes. Pero seguramente los “convencidos multiculturalistas” gritarían que los refugiados que Alemania hoy acoge son “humanos” y no “musulmanes”. Eso es cierto, pero no refleja toda la realidad. Llegan también personas que son musulmanas. ¿Qué guardan en sus corazones? ¿Cómo ven la sociedad abierta? ¿Qué piensan de la flexible postura alemana hacia la diversidad cultural? La verdad es que nadie lo sabe a ciencia cierta.

El cosmopolitismo (o al menos lo que consideramos que es), los cantos de alabanza a la diferencia y al mestizaje, como se expresan en los altos y refinados círculos académicos, ¿describen la realidad o son solo una bien intencionada proyección? Tampoco lo sabemos con certeza.

Kersten Knipp, de DW.
Kersten Knipp, de DW.

¿El retorno de lo reprimido?

Lo más sorprendente es que Boualem Sansal sí lo sabe, o, por lo menos, eso dice. Sansal, nacido en 1949, Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, que ha pasado toda su vida en Argelia, lo advierte expresamente, no en términos de ficción. Como en una reciente edición del periódico Die Zeit. Si Sansal no fuera un musulmán, no podría expresarse así en Occidente: con valentía. Curiosamente, en la misma edición de Die Zeit son tres los musulmanes que advierten sobre las dificultades de la integración, más precisamente, una musulmana: la abogada Syran Ateş. Además, el erudito islámico turco-austríaco Ednan Aslan y el mismo Boualem Sansal alertan sobre de una islamización de Europa.

Los alemanes, en cambio, son optimistas. El pesimismo se lo dejan a algunos intelectuales musulmanes. ¿Cómo se puede entender esto? ¿Tal vez como el retorno de lo reprimido? ¿Como una inteligente repartición de tareas, en la que bajo las difíciles condiciones políticas se expresa lo indecible? ¿O, simplemente, como una prueba de que el experimento multicultural en realidad ha funcionado y los musulmanes - al menos estos tres- ejercen una autocrítica de lo más severa?

El éxito de la sociedad multicultural sería aún más contundente si la crítica y la autocrítica no dieran la impresión de desarrollare, en ciertos temas, dentro de los límites de un marco étnico.