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Opinión: La UE debe hacer frente a Trump

31 de enero de 2017

Estados Unidos era un país maravilloso. Hasta que llegó Donald Trump. Su política perjudicará de todos modos a Europa. La UE debe defenderse, de la forma más unida posible, opina Bernd Riegert.

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Titelbild französische Zeitung "Liberation"
Imagen: Libération - Foto: DW/B. Riegert

El diario francés Liberation puso los puntos sobre las íes en su portada de este martes: "Trump – ¿Es posible pararlo?”, se pregunta el rotativo. ¿Podemos nosotros, los europeos, poner freno a este hombre de negocios y personaje histriónico de TV convertido en un presidente desatado? Esa será una de las tareas más difíciles que haya tenido jamás la UE. Porque este hombre, que con vertiginosa velocidad sacude los fundamentos de la democracia estadounidense y entretanto desconcierta al mundo entero, realmente habla en serio. Las tranquilizadoras afirmaciones de que el cargo aplacaría a Trump ya no valen nada.

Alemania, un posible blanco

Donald Trump es, para decirlo claramente, un peligro para la Unión Europea y las democracias liberales de Europa. Simpatiza abiertamente con el autocrático Putin. Respalda a los movimientos nacionalistas y populistas en países de la UE. No sorprende pues que desde ese rincón se le manifieste admiración, ya sea de parte de Wilders en Holanda, de Le Pen en Francia, de Strache en Austria o de Grillo en Italia. Peor aún: el presidente estadounidense apoya el desmantelamiento de la Unión Europea, encuentra estupenda la retirada de Gran Bretaña, y ve al resto de la UE como un consorcio dirigido por Alemania.

Bernd Riegert
Bernd Riegert

En su confusa visión del mundo, Trump concibe a la UE -es decir, a Alemania- como un competidor económico al que hay que derrotar. De acuerdo con la lectura de esta administración notablemente burda, Alemania es el centro del mal, con su alto superávit comercial con Estados Unidos. Trump quiere revertir radicalmente el déficit de la balanza comercial estadounidense, con consignas como "buy american”. Aplicará nuevos impuestos e impondrá aranceles, sin importar si es económicamente insensato o no. Por eso, la Unión Europea debe prepararse desde ya para una guerra comercial y económica de dimensiones imprevisibles.

Si el nuevo presidente desgarra el orden económico mundial, Europa debe estar preparada y buscar nuevos socios en Asia. Se puede argumentar que con un vuelco tan radical hacia el aislacionismo y el dirigismo estatal, Trump podría arriesgar la credibilidad y fiabilidad crediticia de Estados Unidos. Pero, ¿Cuándo lo han frenado los argumentos racionales?

Duras palabras de Tusk

Por fin, 11 días después del cambio de mando en Washington, también ha tomado la palabra el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Clasificó a Estados Unidos como una amenaza, similar a las amenazas emanadas de Rusia, China o el terrorismo islámico. Tusk pide pasos radicales para salvar y sostener a la UE. Suena duro, pero desgraciadamente es acertado. Bruselas guardó silencio demasiado tiempo ante los exabruptos de Trump.

Solo de Berlín y París se escucharon débiles protestas. Polonia, la República Checa y Hungría no han criticado la prohibición provisional de ingreso aplicada a emigrantes y refugiados de siete países musulmanes, ya que allí gobiernan fuerzas más bien nacionalistas. Pero a más tardar cuando esté en juego el desarrollo económico y el bienestar que la administración Trump amenaza también en Europa, cabe esperar que los europeos cierren filas.

¿Una señal desde Malta?

En la cumbre informal a celebrarse el próximo viernes en Malta, los países de la UE tendrán la oportunidad de formular una clara respuesta al "trumpismo”. ¿Podremos detenerlo? Sí, pero solo actuando unidos. Probablemente haya que descartar de entrada a una jefa de gobierno. La primera ministra británica, Theresa May, ya se lanzó a los brazos de Trump, con la esperanza de lograr un acuerdo comercial. Pero, dado que también Gran Bretaña exporta más bienes a Estados Unidos de los que allí compra, no debería hacerse grandes ilusiones de obtener ventajas. También en Gran Bretaña están en boga los nacionalistas e aislacionistas. Ya lamentarán su actitud.

Aún queda una esperanza: el Congreso estadounidense y, de ser necesario, los tribunales, pueden retrasar el avance triunfal de Trump. Pero ¿que hay de los millones que votaron por él? ¿Por qué encumbraron a un notario tergiversador y embustero a la Casa Blanca? Todavía no hay una respuesta.