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Opinión: nueva era, viejos problemas

Seda Serdar2 de noviembre de 2015

El terrorismo y el miedo a la inestabilidad dieron el triunfo al partido Justicia y Desarrollo en Turquía. Pero la mayoría absoluta no necesariamente hará fáciles las cosas a Recep Tayyip Erdogan, opina Seda Serdar.

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Imagen: Getty Images/G. Tan

El partido Justicia y Desarrollo (AKP) ganó la mayoría absoluta en las elecciones del domingo en Turquía. El país parecía orientarse hacia una coalición. ¿Qué pasó en los últimos cinco meses, que puso al AKP de nuevo de pie?

La respuesta: el terror y el miedo a la inestabilidad. Desde Suruc hasta Ankara, el país resultó ser rehén de los ataques terroristas. No solo fue el resurgimiento de la añeja pesadilla, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), sino también la violencia en Siria, el país vecino. Ésta convirtió al Estado Islámico en una preocupación mayor a lo largo y ancho de Turquía.

El gobierno de transición, que de hecho fue una continuación del anterior a cargo del AKP, captó con su plataforma ultraconservadora el apoyo de familias en duelo y de votantes nacionalistas. Durante la campaña, el presidente Recep Tayyip Erdogan permanentemente mencionó que solo un gobierno de mayorías podría dar estabilidad al país y acabar con el terrorismo. El súbito resurgimiento de actividades terroristas se alzó así como el elemento principal en el fuerte regreso del AKP.

Seda Serdar dirige la redacción de DW para Turquía
Seda Serdar dirige la redacción de DW para Turquía

Ganadores y perdedores

Además del AKP, el prokurdo Partido Popular Democrático (HDP) también puede ser considerado como ganador de los comicios. Tras el voto del domingo, se convirtió en el tercer mayor partido en el Parlamento, desplazando al partido Movimiento Nacionalista (MHP). Pero aunque el HDP se reposicionó, perdió más de 20 escaños. No le ayudaron las declaraciones de algunos de sus miembros, que en los pasados cinco meses expresaron apoyo a los combatientes kurdos en Siria. También le afectó la estrategia del AKP, que continuamente puso al HDP en el centro de las críticas por no distanciarse lo suficiente del PKK, considerado como terrorista porel Estado turco.

Sin embargo, los votantes del HDP en general le fueron leales y ayudaron a ese partido a superar la barrera del 10 por ciento para mantenerse a flote.

El gran perdedor fue el MHP, que obtuvo un resultado decepcionante. Los votantes conservadores, con los cuales contaba el presidente de esa agrupación, Devlet Bahceli, lo decepcionaron. Bahceli fue visto como “El Señor No”, es decir, como alguien que no mostró disposición alguna a la cooperación política ni a formar coaliciones luego de los comicios del 7 de junio. El político mostró buenos argumentos, como su insistencia en esclarecer el escándalo de corrupción dado a conocer en diciembre pasado. Pero los votantes parecen más preocupados por acabar con el PKK que por llevar a la cárcel a políticos corruptos.

Y en cuanto al Partido Republicano Popular (CHP), el resultado electoral también fue decepcionante. Consiguió incrementar ligeramente su porcentaje de votos, pero sus números no indican un éxito claro. El CHP falló en su intento de movilizar a las masas; votaron por él sus incondicionales, pero el partido no convenció a los escépticos.

Margen para la oposición

Hablando de derechos democráticos, libertad de prensa y los esfuerzos para reconstruir un sistema de justicia realmente independiente, los resultados generales de las elecciones turcas son alarmantes. Luego de conocerse los números preliminares, simpatizantes de Erdogan se congregaron frente a la sede del partido y lanzaron consignas contra medios críticos al presidente turco. Esto indica que la prensa independiente tiene días difíciles por delante.

Pero aun cuando el AKP ganó la mayoría absoluta, no fue capaz de asegurarse los 330 escaños que le hubieran permitido realizar un referéndum sobre enmiendas constitucionales. Aunque el tema no queda en el pasado, ciertamente no será una tarea tan fácil como hubiera esperado el ganador AKP.