Otro favorito se despide: Rusia venció a Holanda

Rusia abandonó el nacionalismo absoluto en su alineación contra Holanda, al poner como titular a Ivan Saenko, el único seleccionado que juega en el extranjero, y para más señas, en el FC Nürnberg, ahora de la segunda división de la Bundesliga.

Los holandeses, por su parte, traían a Matjisen, De Jong y van der Vaart, del Hamburgo. Orlando Engelaar, que milita en el Twente Eschede, podría formar parte del planel del Schalke 04 la próxima campaña.

Los rusos se presentaban armados de orgullo y ambición; los holandeses, precedidos de su alcurnia y apoyados por completo en su goleador van Nilstelrooy. Ya en la cancha, el guión fue otro.

Rusia dominó de principio a fin

Las primeras aproximaciones, si bien no muy claras, fueron para los rusos. Saenko salio como medio ofensivo cambiando de banda. Pavlyuchenko arrancó el primer alarido al minuto 8, con cabezazo apenas elevado de la portería holandesa. Pero el equipo naranja respondió a estas arremetidas con serenidad defensiva, y tratando de construir poco a poco su propio concepto de ataque.

Hacia el minuto 25, los holandeses seguían sin poder atacar a fondo, mientras el conjunto ruso ganaba todos los duelos individuales.

Fue entonces cuando se desveló una de sus posibles variantes holandesas: el balonazo largo por el costado derecho. Así se produjo tiro de esquina que cobró van der Vaart y dio pie al primer disparo en serio de Engelaar sobre la portería de Akinfeev.

Otro centro a balón parado dejó a van Nilstelrooy solo, pero sin hacer contacto con el esférico por unos cuantos centímetros. Los holandeses parecían haber despertado.

Rusia no bajó de ritmo: siguió apostando por la velocidad y la variedad en las combinaciones ofensivas, incluido el disparo a media y larga distancia. Era claro su dominio del encuentro de Cuartos de Final.

Sylvie van der Vaart, que cubre la Eurocopa para el diario alemán Bild, no daba crédito s sus ojos cuando su marido mandó poderoso disparo que el arquero ruso atajó en seco, para finalizar la primera mitad.

Por fin el gol

El dominio se concretó con el gol de Pavlyuchenko, en el minuto 56. La jugada, rápida y precisa, fue una síntesis de lo que había hecho el cuadro ruso a lo largo del partido.

Holanda quiso despertar, pero pronto volvió a caer en su pecado original: la excesiva dependencia de alguna genialidad por parte de van der Vaart o van Nilstelrooy.

Pecado que se tornó virtud al minuto 86 cuando, en la primera llegada en serio de todo el partido, el centro delantero del Real Madrid conectó de cabeza y mandó a callar el canto anticipado de las balalaikas.

Al partido le restaba, en su tiempo oficial, la única emoción de la anécdota: la revocada e inédita expulsión a Kolodin, sobre el minuto 90.

El dominio ruso se prolongó durante los tiempos extra y, al minuto 111, un centro de fantasía superó al portero van der Sar para dar con el pie de Torbinsyi que, pegado al poste, depositó el balón en la red. 2 a 1.

Cinco minutos más tarde, la posibilidad de que se produjera un chasco como el de Croacia contra Turquía quedó conjurada, con el tiro raso de Arshavin.

Así fue como finalmente, Holanda le ganó a Holanda por 3 a 1. Porque el balompié que exhibió Rusia parecía -en versión imperfecta- al "fútbol total" del cuadro naranja en el mundial de Alemania 1974.

Y porque finalmente, el artífice de la victoria fue el técnico Hiddink, de nacionalidad holandesa, que supo perfectamente cómo contrarrestar toda estrategia, si es que la hubo, por parte de sus compatriotas.

El sueño ruso, claro está, no hubiese sido posible sin el delantero Pavlyuchenko, esa nueva estrella roja que con su juventud y sus goles podría llevar a su selección nacional a la final de la Copa Euro 2008.

Crisis de los favoritos

Con Holanda cae otro de los favoritos a ganar el título de la Eurocopa: Grecia fue elimninada en la primera ronda, Francia se hundió de igual modo, Portugal se despidió con todo y Cristiano Ronaldo, y Croacia fue ominosamente eliminada por Turquía.

El balance de la Copa Euro, hasta este momento, podría resumirse así: crisis de los favoritos e imperio de los tiempos extra. Y no por último, el surgimiento de potencias emergentes dentro del fútbol europeo.

Falta ver lo que digan España e Italia, este domingo.