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Pep Guardiola y los retos interminables

Enrique López Magallón (CHP)6 de enero de 2016

No es posible hacer aún el balance deportivo de la era Guardiola al frente del Bayern. Pero el técnico dejó muchas cosas en claro durante su despedida anticipada del club, de la Bundesliga y de Alemania.

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Imagen: Getty Images/Bongarts/A. Pretty

Los foros de opinión y las redes sociales arden con los comentarios del público en relación con Pep Guardiola y su salida del Bayern Múnich. Unos tachan al catalán de fracasado; otros lo defienden a capa y espada. Era de esperarse. Guardiola es un personaje que polariza, y que incluso gusta de hacerlo. Pero en realidad, en estos momentos es imposible hacer un balance definitivo de su gestión al frente del Bayern Múnich, por lo menos en lo deportivo. Falta ver cómo reaccionan los jugadores, el club como institución, y también el propio entrenador ante los “nuevos retos” que le esperan. Sobre todo, falta saber si este año Guardiola y el Bayern logran alzar la “orejona” y conquistar la ansiada Liga de Campeones. Solo entonces podrán evaluarse cabalmente los logros deportivos, que finalmente son los que cuentan, del técnico catalán.

Un guión conocido

Lo que sí puede hacerse es un balance parcial, fundamentado en las declaraciones que Guardiola hizo este lunes (05.01.2016). Las palabras del aún técnico del multicampeón alemán fueron conocidas: en gran parte, repitió el mismo guión que ya había recitado a su salida del FC Barcelona, hace unos años. Fue, digámoslo así, una especie de trámite. Aparte de ello, no hubo un matiz especial ni caluroso hacia los hinchas, ni un justo agradecimiento para un club que en los pasados años dejó de lado muchas de sus tradiciones con tal de tornarse a imagen y semejanza de su entrenador estrella.

El Bayern de Guardiola es muy distinto al de Uli Hoeness
El Bayern de Guardiola es muy distinto al de Uli HoenessImagen: picture-alliance/dpa/P. Kneffel

Su razonamiento “me voy por que quiero dirigir en la Premier League”, repetido dos veces durante la conferencia de prensa”, suena casi como un desaire a la Bundesliga en general. Lo mismo en cuanto a que se quedaría en el Bayern si tuviese 60 años de edad. Y en cuanto a que se va porque “quiere conocer más restaurantes y más ciudades”, basta decir que parece una justificación muy poco plausible. Aunado a todo esto, las aclaraciones de Guardiola llegaron tarde: exactamente 16 días después de que el Bayern Múnich hiciera oficial su salida el verano próximo.

Suspenso calculado

En cambio, el técnico catalán se mostró muy interesado en mantener el suspenso en cuanto al club que lo contratará. Dijo que tiene “varias ofertas” del fútbol inglés, y puso en claro que será él quien tome la última palabra, como lo hizo durante los pasados tres años al frente del conjunto muniqués. Es decir, Guardiola utilizó la conferencia de prensa en la cual debía explicar a cabalidad su salida del Bayern para en su lugar jugar al póquer con su próxima negociación contractual, o por lo menos para dar esa impresión a los medios. Como en la cancha, buscó el control total de todas las variables, sin ceder un ápice ni dejar nada a la casualidad.

Todo lo anterior es entendible desde una perspectiva del fútbol global, donde una palabra mal dicha o u paso a destiempo pueden echar por tierra largas negociaciones, y costar millones. Pero desde el punto de vista estrictamente del país que aún le sirve como anfitrión, y donde el fútbol todavía es mucho más que un negocio, la conferencia de Guardiola mostró poco tacto.

Aún así, la comparecencia no fue más que el anticipo de lo que podría ser una despedida muy distinta. Mientras llega la definitiva, el Bayern y su entrenador saliente ya se preparan en Doha para enfrentar los meses más cruciales en el año futbolístico. Para refrendar con títulos lo que hoy por hoy es el club muniqués: el mejor equipo del mundo sobre la cancha. Un reto mayúsculo, aunque no sea suficiente para el técnico catalán.