1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Por la crisis, Gran Bretaña endurece su política de inmigración

DW WORLD/ Agencias21 de octubre de 2008

El gobierno británico planea controlar más el ingreso de extranjeros. Teme que la crisis financiera traiga consigo un recorte en la oferta de empleo. Estos planes son criticados por la sociedad civil.

https://p.dw.com/p/FeNS
Familia de origen musulmán, en Leeds.Imagen: AP

El Reino Unido podría endurecer su política migratoria debido a las dificultades causadas por la crisis financiera internacional y, principalmente, por la posibilidad de que aumente el desempleo. “Hasta ahora ha sido muy fácil entrar al país; en adelante esto ya no sucederá”, dijo el nuevo ministro británico de Inmigración, Phil Woolas, al diario The Times.

Immigranten in London
Los inmigrantes contribuyen a la economía británica.Imagen: AP

“Cuando crece el desempleo, el tema de la inmigración se torna extremadamente delicado”, agregó el funcionario, quien señaló: “Este gobierno no permitirá que la población del país llegue a 70 millones de personas”. Actualmente, Inglaterra cuenta con 61 millones de habitantes.

Según Woolas, es necesario un equilibrio numérico entre quienes entran a territorio británico y quienes salen de él. En momentos de dificultades económicas, los empresarios deberían favorecer a los trabajadores británicos, dijo el ministro al rotativo. “De lo contrario, se corre el riesgo de fomentar el racismo en la sociedad”, señaló.

Expansión de la Unión Europea

El gobierno laborista británico promueve desde 1997 la entrada de extranjeros al país. Este año fue adoptado un sistema de puntuación para dar prioridad a profesionales calificados que son necesarios para la economía inglesa. Entre 2001 y 2007, la población en Inglaterra registró un aumento de dos millones de personas, principalmente debido a la inmigración. Al mismo tiempo, el índice de desempleo alcanzó un nivel de 5,7 por ciento, el más alto en ocho años.

A raíz de la expansión de la Unión Europea, en 2004, el gobierno británico renunció a adoptar medidas que restringieran el ingreso de ciudadanos de los nuevos países miembros.

Tal situación no podrá ser reformada, pese a las declaraciones de Woolas. Una política más restrictiva sería aplicada en el caso de los inmigrantes ilegales originarios de países extracomunitarios.

Éxodo del Este

En 2004, las autoridades del Reino Unido calculaban que cada año llegaría un máximo de 13.000 personas provenientes del Este europeo. La cifra real llegó a rebasar los 300.000. Según calcula The Times, Inglaterra tendrá en 2012 un saldo positivo de 200.000 nuevos moradores cada año, tomando en cuenta a quienes abandonan el país.

Muslime in London Junge und Koran
La población inmigrante ha aumentado en Inglaterra desde 2001.Imagen: AP

El nuevo discurso del gobierno británico no es del agrado de la ONG Servicio de Apoyo a la Inmigración, que preside Keith Best: “Lo que más irrita de estas declaraciones es que mandan un mensaje que puede ser interpretado como ‘no queremos más trabajadores extranjeros aquí'. Espero que no sea eso lo que las autoridades quieren decir”, afirmó a la emisora pública alemana Deutschlandfunk.

De acuerdo con Best, los extranjeros siempre cargan con la culpa cuando se produce una recesión. “Esto es injusto. También en tiempos de recesión necesitamos a los inmigrantes porque hay mucho trabajo que los británicos simple y sencillamente no quieren hacer”, mencionó.

Es el caso de la polaca Mariola, de 33 años, que trabaja como camarera en un hotel de Londres. “Llevo aquí un año sin problemas”, dice. “Mi familia continúa viviendo en Polonia, y aún considero que ése es mi pais”.

Asilo sin empleo

El iraquí Agrin Mohammed, de 25 años, se enfrenta a una situación más difícil. Él solicitó asilo político desde que dejó Irak, en 2002. Vive de la ayuda social que le proporciona el Estado, y que equivale a 35 libras por semana.

Agrin no ha podido trabajar en el Reino Unido, pues los solicitantes de asilo no cuentan con permiso laboral. Esa situación no lo deja satisfecho. “El derecho a trabajar sería bueno para ambas partes, tanto para nosotros como para el gobierno. Así ellos no tendrían que darnos dinero para comida, vivienda y otras cosas”, afirma.

Es una de las miles de encrucijadas que Gran Bretaña, en busca de respuestas ante la crisis, tendrá que resolver.