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“¿Por qué habría EE. UU. de intervenir en Venezuela?”

4 de mayo de 2017

DW habló con Charles Shapiro, embajador de Estados Unidos en Caracas cuando tuvo lugar el golpe de Estado contra Hugo Chávez, sobre la reticencia de Washington a jugar un rol prominente de cara a la crisis venezolana.

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Charles Shapiro
Actualmente, Charles S. Shapiro preside el World Affairs Council of Atlanta.Imagen: Imago

Por su brutalidad, la represión de las protestas que sacuden a Venezuela trae a la memoria otro dramático hito de la historia reciente del país: el ataque contra la marcha antichavista del 11 de abril de 2002. La oposición sigue arguyendo que fueron simpatizantes armados del difunto presidente Hugo Chávez (1999-2013) quienes dispararon contra la multitud aquel día y el oficialismo culpa a provocadores infiltrados, enfatizando que el golpe militar perpetrado poco después fue orquestado por "la derecha venezolana” con respaldo de Washington. DW habló con Charles S. Shapiro, embajador de Estados Unidos en Caracas al calor de aquel suceso, sobre la aparente reticencia de su país a jugar un rol más prominente en la búsqueda de soluciones para la crisis venezolana. "Venezuela es algo que no consigo dejar atrás… Yo no he regresado desde que salí de Caracas en 2004 y no creo que sus autoridades estén dispuestas a darme una visa para visitar el país”, comenta Shapiro, quien actualmente preside el World Affairs Council of Atlanta.

Deutsche Welle: Embajador Shapiro, aunque el Comando Sur, la mayoría republicana en el Congreso estadounidense y el propio Trump se han pronunciado sobre la actual crisis venezolana y tomado medidas duras como la imposición de sanciones sobre funcionarios de alto rango del estamento chavista, no falta quien clame por acciones más contundentes de la Casa Blanca. ¿Puede el Ejecutivo de Trump hacer más de lo que ha hecho hasta ahora?

Charles S. Shapiro: El Gabinete de Trump apenas está organizándose… Pero incluso si estuviera listo para actuar, ¿por qué habría de intervenir? Una de las cosas que han cambiado desde 2004, cuando salí de Venezuela, es que Estados Unidos exporta petróleo y gas natural; el crudo venezolano tiene ahora una importancia marginal para Estados Unidos. De ahí que el interés de Washington en Venezuela se concentre en la situación de sus derechos humanos y en el talante autoritario de su Gobierno. ¡Pero no por eso va a intervenir militarmente!

Cuando leo mensajes en Twitter sugiriendo que Estados Unidos debería imponerle un embargo a Venezuela lo que pienso es que, por mucho que esa medida pudiera ejercer presión sobre Maduro, quienes realmente sufrirían las consecuencias serían los venezolanos de a pie. Además, los embargos económicos no funcionan a menos que sean implementados por todos los países. Como medida unilateral, eso tiene un efecto muy limitado. Yo no me imagino a Brasil, México y Colombia apoyando esa moción.

Charles Shapiro
Shapiro fue acusado de estar involucrado en el golpe contra Chávez.Imagen: Imago

El Grupo de Trabajo para Venezuela de la Institución Brookings [una organización estadounidense sin fines de lucro dedicada a la investigación independiente y la propuesta de políticas de acción] acaba de publicar una serie de sugerencias para el Gobierno estadounidense. No todas pasan por la aplicación de un embargo…

A mí me impresiona que la Institución Brookings, la Fundación Heritage, el Council of the Americas, el  American Enterprise Institute, The New York Times, The Washington Post y otras organizaciones de izquierda, centro y derecha que ganan dinero escribiendo sobre lo que Estados Unidos debería hacer, estén haciendo recomendaciones sobre Venezuela como si estuviéramos tratando con un Gobierno que reacciona a negociaciones normales. Con todo el respeto que tengo por Brookings, sus recomendaciones son disparatadas.

La abundancia de proposiciones me extraña también porque no estamos hablando de Siria ni de Corea del Norte, sino de Venezuela. Y en Estados Unidos, las personas que se interesan por el destino de América Latina caben en un auditorio muy pequeño… En todo caso, insisto: si los funcionarios del Ejecutivo de Maduro actuaran lógicamente, no se habrían metido en los problemas en que están ahora. Para que las sugerencias de Brookings fueran aplicables sería necesario que hubiera actores racionales en el Gobierno venezolano.

Siendo embajador de Estados Unidos en Caracas usted fue acusado de estar involucrado directamente en el golpe de Estado contra Hugo Chávez (11.4.2002) que terminó incrementando el respaldo popular del presidente venezolano. ¿Cree usted haber cometido errores que propiciaron esa imputación y obligaron a la Casa Blanca a asumir una política mucho más cauta de cara a Venezuela?

No estoy seguro de que eso sea cierto. Yo tengo una visión muy particular del asunto, habiendo estado en Caracas en 2002. Yo creo más bien que, como Chávez, Maduro habría instrumentalizado a Estados Unidos como ‘enemigo externo' aún si el golpe no hubiera tenido lugar. Maduro debería cuidarse más bien de los militares: ¿cuánto tardarán en percatarse de que las cosas serán peor con Maduro que sin él? Un diplomático me dijo una vez: ‘Los latinoamericanos sabemos que nuestros militares son leales… hasta que no lo son'.

¿Cómo se imagina usted el retorno a la democracia en Venezuela y qué rol cree usted que Estados Unidos debería jugar en la transición?

 Yo no puedo hablar por el Ejecutivo de Trump; él no ha pedido mi opinión…

Pues no nos hable en nombre de Trump. Después de todo, esa transición hacia la democracia podría tener lugar cuando Trump ya no esté en el poder…

Estados Unidos debería estar dispuesto a ayudar hasta el punto en que los partidos venezolanos lo deseen y no más allá. El Ejecutivo de Barack Obama (2009-2017) nombró a un representante oficial para las negociaciones de paz en Colombia, por ejemplo. En Venezuela se podría hacer algo similar, o algo de perfil más bajo, tras bastidores. Pero eso deben decidirlo los partidos. No obstante, recordemos que la oposición antichavista le tiene recelo a cualquier propuesta que implique negociar o dialogar con el chavismo…

¡En fin! Lo único que sé a ciencia cierta es que Venezuela es un desastre absoluto. Se ha puesto peor de lo que yo jamás habría podido imaginar. Y el problema es que los Gobiernos autoritarios tienden a aferrarse al poder sin importar las circunstancias. Tanto más cuando cobran impuestos y controlan tanto a las Policías como a las Fuerzas Armadas. ¿Le disparará el Ejército a los manifestantes? Esa cuestión fue el catalizador del golpe de 2002: Chávez le ordenó a los militares que sacaran los tanques a la calle y ellos no lo hicieron. El golpe de Estado no radicó en llevarse a Chávez del palacio presidencial, sino en no obedecer su orden de matar a civiles.

Evan Romero-Castillo