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Pacto histórico, con limitaciones

Mirjam Gehrke/ Evan Romero-Castillo3 de abril de 2013

De los países representados en la ONU, dos tercios votaron a favor de regular el comercio de armas en la tercera ronda de negociaciones. De momento se habla de un pacto histórico, pero el tratado tiene sus limitaciones.

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Imagen: Timothy a. Clary/AFP/Getty Images

No hay duda de que la aprobación del primer tratado internacional para regular el comercio legal de armas convencionales –desde las pistolas hasta los tanques– es una buena noticia. Las primeras dos rondas de negociaciones en la ONU fracasaron debido a la resistencia ofrecida por países puntuales como China, Corea del Norte, Estados Unidos, Irán, Rusia y Siria; pero, en la tercera, ya no se requería unanimidad, sino solo una mayoría de dos tercios de la Asamblea General para aprobar el acuerdo.

El documento en cuestión, descrito por muchos como un convenio histórico, prohíbe la exportación de armas cuando esta actividad viole un embargo armamentista contra el país receptor o cuando se tema que los compradores pueden perpetrar genocidios y crímenes contra la humanidad con esas armas. Si este tratado hubiera estado vigente hace dos años, ni Rusia ni Irán habrían podido proveer de armamento al Gobierno sirio sin romper las leyes internacionales.

Actualmente, algunos países europeos sopesan la posibilidad de flexibilizar o suspender el embargo armamentista contra Siria para dotar a los opositores del Gobierno de Bashar al-Assad de armas para continuar la resistencia. Pero el nuevo tratado de las Naciones Unidas enfatiza que está prohibido poner armas en manos de grupos rebeldes, terroristas y criminales, y contempla el establecimiento de sistemas de control nacionales para regular la importación y exportación de armas.

El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle.
El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle.Imagen: picture-alliance/dpa

“Ver para creer”

Las personas y empresas dedicadas al comercio de armas, municiones y repuestos estarán sujetas a controles más estrictos. De haber entrado en vigor antes de que tuviera lugar la “primavera árabe”, habría sido un poco más fácil determinar cómo llegaron los fusiles de fabricación alemana al arsenal del dictador libio Muamar al-Gadafi. Con este tipo de ejercicios retrospectivos se procura explicar el alcance de este pacto para regular el comercio internacional de armas.

No obstante, ahora es cuando el tratado en cuestión debe demostrar su efectividad. “Nosotros vamos a esmerarnos en que este acuerdo vinculante entre en vigencia lo antes posible”, dijo el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle en Nueva York. Para que eso sea posible, el documento debe ser ratificado por cincuenta Estados y ese proceso puede durar dos meses más, por lo menos. Algunos esperarán hasta junio para celebrar, bajo el lema “ver para creer”.

No faltó quien diera rienda suelta a su alegría tras la aprobación del tratado, pero más de un entusiasta terminó embargado por una sutil sensación de desencanto. “Yo aspiraba a que el contenido fuera más denso y a que se enunciaran más restricciones. No se aclararon los detalles en torno a la manera de aprobar las exportaciones de armas o de poner a prueba los controles. Esas cosas habrían robustecido a este pacto”, confesó Rolf Mützenich, portavoz en materia de política exterior de los socialdemócratas en el Bundestag.

El lema de este afiche de Amnistía Internacional reza: “Hay más normas para el comercio de bananas que para el comercio de armas”.
El lema de este afiche de Amnistía Internacional reza: “Hay más normas para el comercio de bananas que para el comercio de armas”.Imagen: AI

Afinando los mecanismos de control

El experto en armamento de Amnistía Internacional Matthias John también ve la necesidad de afinar los mecanismos de control. “Hacen falta mejores mecanismos para garantizar la transparencia de las transacciones en esta área y un mejor flujo de información sobre la materia”, señala John, aludiendo a dos puntos débiles del documento, sin dejar de describirlo como “un buen punto de partida”. A sus ojos, ahora son los Estados los que deben adaptar sus legislaciones a lo acordado en el seno de la ONU.

Lo que se tiene previsto es que los Estados entreguen a la ONU un informe anual sobre sus procesos y adelantos para controlar la importación y exportación de armamento. El convenio internacional para regular el comercio de armas no interfiere con las legislaciones de los países suscriptores. La industria alemana no verá limitadas sus exportaciones de armas hacia el extranjero porque, de hecho, la normativa europea y los reglamentos del Estado alemán van más allá de lo establecido en el nuevo tratado de la ONU.

Aún así, Matthias John considera que Alemania tiene la obligación de revisar sus prácticas de exportación armamentista y controlarlas más rigurosamente, dejándose inspirar por el objetivo de este convenio. Y es que Alemania es el exportador de armas más importante del mundo, después de Estados Unidos y Rusia, con una participación del 7 por ciento en el mercado internacional. Los clientes principales de Alemania son los Países Bajos, Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos.

“El respeto de los derechos humanos debería tener mayor jerarquía en los criterios considerados por el Estado alemán a la hora de hacer negocios en este ámbito. De momento, la ‘doctrina Merkel’, que pone en primer plano las alianzas internacionales y la seguridad nacional, parece tener más peso”, lamenta Matthias John.

Autores: Mirjam Gehrke/ Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse