Robar trae suerte

Un robo estuvo a punto de impedir que el jugador senegalés Jalilu Fadiga disputara junto a sus compañeros de selección el Mundial de Corea y Japón de 2002. A pocos días del inicio del campeonato, Fadiga sustrajo un collar de oro de una joyería coreana valorado en unos 230 dólares. Identificado por las cámaras de seguridad, el futbolista senegalés fue arrestado por la policía. Fadiga reconoció el robo y aseguró haber cometido el delito "por curiosidad".

Despedido por su club, el francés Auxerre, la participación del internacional senegalés en la Copa del Mundo estuvo en suspenso durante varias horas. Finalmente, pudo disputar el partido inaugural contra Francia, que su selección ganó por 1 a 0. Senegal se convirtió, junto con Turquía y Corea del Sur, en una de las grandes revelaciones de la última fase final del Mundial.

Hay quien asegura que el robo acabó trayendo suerte a la selección senegalesa. Y es que el joyero a quien Fadiga robó el collar no sólo le perdonó la acción, sino que además le regaló un amuleto -un pequeño cerdo de oro, símbolo de la fortuna para los coreanos-, además de una carta de ánimo. "Espero que Fadiga apreciará el pequeño regalo y que su equipo hará un buen trabajo hasta el final. Deseo poder recibirle con una sonrisa", declaró el propietario de la joyería. Senegal se clasificó para los cuartos de final después de imponerse por 2 a 1 a Suecia en la ronda de octavos. Finalmente, los senegaleses cayeron en el cruce ante otra de las revelaciones del torneo, Turquía, por un ajustado 0 a 1.