1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Rusia e India se aproximan

Grahame Lucas (JC)11 de diciembre de 2014

La visita del presidente ruso a la India subraya la aparente determinación de Vladimir Putin de minimizar el impacto de las sanciones impuestas por Occidente a raíz del conflicto de Ucrania. Comentario de Grahame Lucas.

https://p.dw.com/p/1E2us
Putin bei Modi 11.12.2014 Neu Delhi
Imagen: Reuters/A. Abidi

India avanza con paso firme y su primer ministro, Narendra Modi, trata de impulsar al país al siglo XXI a través de la expansión y afianzamiento de lazos comerciales con socios extranjeros. Para ello, promueve un programa de inversión y modernización tecnológica. Modi será evaluado en las próximas elecciones por una generación de jóvenes indios en búsqueda de trabajo, y por un país que ansía elevar de forma substancial el nivel de vida y la influencia política a escala internacional, especialmente en el continente asiático. No puede permitirse fallar. Pragmatismo ante todo.

Al mismo tiempo, el presidente Putin trata de restaurar el protagonismo que una vez tuvo Rusia en el panorama internacional. El problema es que también se enfrenta a un gran desafío dentro de sus fronteras. Ante la invasión ilegal de la península de Crimea y el apoyo de Moscú a los rebeldes en las provincias rusófonas del este de Ucrania, Occidente ha respondido imponiendo duras sanciones económicas que están afectando duramente a la población rusa.

El rublo ha colapsado, la actividad económica atraviesa una mala racha y los beneficios energéticos, una de las fuentes de ingresos más importantes del país, están en caída libre ante la devaluación del precio del petróleo en los principales mercados mundiales. Teniendo en cuenta que el electorado nacionalista no le va a permitir dar un paso atrás, debe buscar socios y aliados en otros lugares. De ahí su tentativa de mejorar las relaciones primero con China, y ahora con la India.

Tras esta reunión en Nueva Delhi, se puede extraer como conclusión que ambos países comparten intereses. Aunque las razones son varias, seguro tiene peso la circunstancia de que Narendra Modi haya sido rechazado durante muchos años por Europa y EE.UU. por su presunta participación en la masacre de motivación religiosa llevada a cabo en su región natal, Gujarat, en 2002, o por su abierta desconfianza hacia el dominio internacional de los medios de comunicación y organizaciones occidentales. Se dice incluso que rechaza la difusión cultural occidental en todo el mundo.

South Stream Russland Europa Pipeline Projekt gestoppt
Tras el abandono del proyecto gasístico South Stream, Rusia encuentra un nuevo mercado energético en la India.Imagen: picture alliance/ZUMAPRESS.com

El sexagenario presidente recuerda bien el distanciamiento que se produjo entre su país, la India, y EE.UU. durante la Guerra Fría debido al estrechamiento de lazos entre Washington y su archienemigo, Pakistán. Durante ese período, la India estrechó lazos con Moscú, lo que se tradujo en posteriores y considerables compras de material armamentístico soviético.

Teniendo en cuenta el debilitamiento de las relaciones que se lleva produciendo desde hace algunos años entre la India y Rusia, provocado por el interés de Moscú en Pakistán,el acercamiento diplomático entre ambos países se ajusta de forma idónea a los intereses de Modi de sacar el máximo provecho de las nuevas alianzas internacionales que está construyendo Nueva Delhi. Naturalmente con la excepción de su vecino, el nuclearmente armado Pakistán.

Putin, por su parte, también sabe lo que es ser rechazado por Occidente. Ambos líderes ya se han reunido un par de veces anteriormente, en el marco de las cumbres de los países BRIC, en Brasil, y del G20, en Australia. Según fuentes de la India, la química entre ambos líderes es buena. Todo indica que se respetan y conocen la necesidad de establecer lazos económicos duraderos, que beneficien a ambos países sin comprometerles políticamente. El común denominador, por tanto, es fácil de definir. La India tiene una demanda energética insaciable a corto plazo. Ante el escaso avance de las conversaciones entre Nueva Delhi y Washington en materia nuclear, Putin ha visto su oportunidad. Rusia construirá doce reactores en los próximos veinte años en el sur de la India. Modi necesita petróleo, gas y carbón, una oportunidad idónea para que Moscú se convierta en su suministrador de gas natural licuado a bajo precio, especialmente tras el abandono del proyecto South Stream –gasoducto para transportar gas natural ruso a través del Mar Negro y Bulgaria, con destino a Italia y Austria-.

Deutsche Welle DW Grahame Lucas
Grahame Lucas, experto en asuntos asiáticos de DW.Imagen: DW/P. Henriksen

Asimismo, Rusia invertirá en infraestructuras indias. También se espera que la cooperación militar se traduzca en el desarrollo de un nuevo caza de combate y un avión para el traslado de tropas. Al parecer demasiada cooperación, teniendo en cuenta que Washington advirtió a Modi de la conveniencia de resistir la expansión comercial rusa en este momento. El nivel actual de comercio entre Rusia y la India, en torno a 10.000 millones de dólares anuales, es sólo una fracción del volumen de negocio existente entre Rusia y China. El presidente indio necesita más comercio para lograr sus objetivos.

En este contexto, no tiene que sorprender que la cumbre Modi-Putin haya podido consolidar lazos comerciales entre ambos países para la próxima década. La mejora de las relaciones bilaterales ofrece a Putin una alternativa a la dependencia de los mercados occidentales. Modi, pragmático por necesidad, por su parte, se aprovechará de los beneficios económicos resultantes del enfriamiento de las relaciones entre Rusia y Occidente. Por ello no sorprende el rechazo de la India hacia las sanciones impuestas por EE.UU. y la UE a Moscú tras el conflicto de Ucrania.

A cambio, Putin remarca su apoyo al reclamo territorial de la India sobre Cachemira. Con este panorama se va a encontrar el presidente estadounidense, Barack Obama, dentro de un mes cuando visite la India. La relación entre Nueva Delhi y Moscú es una alianza de necesitados. Occidente debe sentarse y tomar nota de lo que está ocurriendo.