A lo largo de la ruta hay más de 90 castillos y palacios. Entre ellos el palacio de Schwetzingen. Antes era un simple castillo rodeado de agua, pero en el siglo XVIII, después de algunas reconstrucciones, se convirtió en la residencia de verano del príncipe de Palatinado.
A 30 minutos de distancia se encuentra Bad Wimpfen, donde el duque Federico I ordenó construir otro castillo. Hoy en día, las ruinas rememoran una época esplendorosa. Más adelante, en la ruta de los castillos se erige a 400 metros de altura el castillo Veste Heldburg. Su situación era privilegiada, pues permitía divisar rápidamente las señales de fuego que se hacían en situaciones de peligro. El castillo estuvo abandonado hasta que en el siglo XIX fue remodelado para dar vida al Romanticismo de la ruta de los castillos.