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Sociedad

Santiago de Chile: Desafíos de equidad y sustentabilidad

Victoria Dannemann
17 de octubre de 2016

A pesar de los múltiples problemas que aquejan a Santiago, el arquitecto y urbanista chileno Luis Eduardo Bresciani tiene una visión optimista sobre el futuro de la capital chilena. Los desafíos no son pocos.

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Luis Eduardo Bresciani es profesor de la Universidad Católica y Presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano.
Imagen: L. Eduardo Bresciani

El profesor de la Universidad Católica de Chile y Presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, Luis Eduardo Bresciani, augura un buen futuro para Santiago. El arquitecto y urbanista compartió con DW su diagnóstico y mirada sobre la capital chilena.

DW: ¿Cómo se imagina la ciudad de Santiago en el futuro?

Luis Eduardo Bresciani: Soy optimista. Existen aprendizajes institucionales y nuevas políticas urbanas en curso que auguran mayores avances en el acceso a mejores infraestructuras y viviendas, con nuevos mecanismos de financiamiento, de integración social de hogares, transporte público sustentable y provisión equitativa de bienes públicos.

¿Cómo se llevarán a cabo estas políticas?

Serán articuladas y profundizadas por los recientes cambios constitucionales chilenos que otorgarán más poderes a las áreas metropolitanas, en particular al Gobierno Metropolitano de Santiago.

¿En qué ayudará el que exista este gobierno metropolitano?

En Chile hay consenso que la alta fragmentación en la gobernanza y planificación de las ciudades es una de las principales causas de la limitada efectividad de las políticas sectoriales. Un ejemplo es la segregación social, la cual en parte es causada por políticas de vivienda que no se coordinan con las de transporte público, equipamiento social y gestión del suelo. La elección democrática de un gobernador con mayores poderes de coordinación y planificación podría significar grandes progresos para la ciudad.

¿Qué desafíos enfrenta?

El explosivo crecimiento de más del 8% anual del uso del automóvil por encima del transporte público y la creciente oposición de las comunidades locales a la renovación de barrios interiores de la ciudad, podría impulsar la construcción de nuevos suburbios segregados y distantes de los actuales centros de empleo, afectando los actuales equilibrios. Sin una mejor planificación metropolitana, se dificulta compatibilizar la protección de la identidad de los barrios con la necesaria densificación de la ciudad.

¿Qué mejoras se esperan en el futuro?

La ampliación de las redes del ferrocarril metropolitano, que hacen del Metro de Santiago el 25° en extensión en el mundo, la mejora del transporte público de superficie y la renovación de las avenidas asociadas, la construcción de nuevos parques metropolitanos y las recientes leyes que obligan al sector inmobiliario a mitigar sus impactos y aportar al desarrollo de espacios públicos, tendrán efectos positivos en el desarrollo urbano y en el acceso equitativo a los beneficiarios de la ciudad.

¿Qué obstáculos podrían tener estos planes?

La principal amenaza radica en la capacidad de coordinar la planificación urbana local con la metropolitana. El Área Metropolitana de Santiago tiene un territorio fragmentado en 52 municipios, lo que dificulta la coordinación de la planificación del suelo y las inversiones urbanas. De no haber acuerdos estables, los niveles de segregación social, desigualdad o congestión en el transporte podrían incrementarse producto de las acciones municipales.

Un gobierno metropolitano podría aunar políticas hoy dispersas y asegurar mayorsustentabilidad y equidad.
Un gobierno metropolitano podría aunar políticas hoy dispersas y asegurar mayorsustentabilidad y equidad.Imagen: L. Eduardo Bresciani

¿Cuáles son sus propuestas o consejos para mejorar la calidad de vida en Santiago?

No existen balas de plata. Esto depende de la combinación en el tiempo de liderazgos claros y múltiples instrumentos y proyectos con énfasis en la provisión de bienes públicos. Pero existen tres condiciones para el éxito de las políticas urbanas sostenibles en un área como Santiago: un gobierno metropolitano fuerte, planificación urbana integrada y mecanismos fiscales y económicos que corrijan las distorsiones de los mercados del suelo, incrementen el financiamiento urbano y garanticen incentivos para prácticas sostenibles en transporte y desarrollo urbano.

¿Es posible pensar en una ciudad más amigable?

Santiago tiene todas las condiciones para ser una ciudad amigable si prioriza mayores niveles de equidad y calidad en el acceso a bienes públicos. Sus siete millones de habitantes permiten que exista diversidad social y cultural, sumado a unas dinámicas económicas globales fuertes que otorgan oportunidades a sus habitantes. Tiene una larga tradición de centros urbanos vibrantes y caminables, una extensa red de transporte público, barrios y comunidades con fuertes identidades y una geografía en relación privilegiada con su paisaje natural. Aunque como en otras ciudades, la inseguridad es un tema recurrente, Santiago aún tiene índices bajos de delitos.

¿De qué manera la Conferencia Habitat III puede contribuir a mejorar la ciudad?

Para un país como Chile, es una gran oportunidad para poner de relieve el rol de las ciudades en el desarrollo de las naciones y poner en las agendas las nuevas políticas urbanas sustentables que estamos discutiendo en Chile, que han aprendido de los errores de los países industrializados y de las innovaciones de los países emergentes.