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Schalke, el Cruz Azul de Alemania

29 de septiembre de 2016

El Schalke 04 es uno de los equipos más populares de la Bundesliga y uno de los clubes más ricos de Alemania. Sin embargo, en los últimos años, sus resultados en la cancha no reflejan su jerarquía.

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1. Bundesliga  Eintracht Frankfurt - S04 FC Schalke 04
Eintracht Frankfurt - S04 FC Schalke 04
Imagen: picture alliance/augenklick/firo Sportphoto

Gelsenkirchen tiene un nombre largo y difícil de pronunciar. Su superficie es de solo 104,94 km², equivalente a la de San Juanito de Escobedo (México) y cuenta con 260.368 habitantes, casi los mismos que el Departamento Guaymallén (Argentina). Pero aun cuando es apenas la vigésimo quinta ciudad en cuanto a población en Alemania, todo el mundo sabe en dónde está… al menos todos los que se interesan por el fútbol.

Schalke es el tercer equipo con más seguidores dentro del territorio germano y es el segundo equipo más rico del país, ubicado en el lugar doce a nivel mundial. En su vitrina lucen once trofeos de campeón de liga y cinco como campeón de copa.

Su estadio, la Veltins-Arena, acaparó los ojos del mundo tras ser inaugurado en 2001 por su moderno sistema que permite sacar el campo del inmueble techado, para que su césped se nutra de agua y sol; además de permitir la realización de conciertos en su interior, sin que se dañe la hierba.    

Un pasado glorioso que contrasta con su presente. Schalke es un equipo grande… hasta que toca el balón. Su última conquista en la Bundesliga ya tiene telarañas. Desde 1958 no saben que significa alzar la codiciada "ensaladera” del campeón.

En la orilla del éxito

Pero, probablemente, su mayor pecado no es la disparidad entre su jerarquía y sus resultados, puesto que en el balompié moderno existen numerosos ejemplos de clubes que, aun teniendo los medios para ser protagonistas, se quedan siempre en la orilla del éxito. El fútbol es un deporte que requiere de un ingrediente especial que no puede comprarse: suerte.

Fußball Bundesliga FC Schalke 04 - 1. FC Köln
Imagen: picture alliance/dpa/R. Vennenbernd

Así que, lo que más se le reprocha es su falta de garra a la hora de enfrentar los compromisos importantes. Una derrota puede saber muchas veces como una gran conquista. Si el equipo se bate en la cancha y no gana, su afición no suele reprocharle nada.

Pero Schalke le hace honor al color que porta en el torso: su actitud suele ser fría como el azul profundo en el fondo de un iceberg. Es difícil hacer comparaciones que se ajusten al cien por ciento con escuadras de otras latitudes, pero cuando uno se preguntan a qué equipo se parecerían los otrora potencia de la Bundesliga, se encuentran muchas similitudes con el Cruz Azul (México) o con Velez (Argentina): equipos grandes, populares, que campeonato a campeonato se cuentan como candidatos a un título, plagados de estrellas, donde fichar talento no es el problema, pero que tras el último silbatazo de la última jornada, suelen ubicarse lejos de donde corresponden.

Nadie los acusa de falta de potencial, el Schalke gana, pero no dominan y su fracaso se les achaca por falta de actitud, por "pechos-frío”. Así es, al Schalke le gusta "cruzazulear” y bien podría calzarles también el apodo de "sub-campeonísimo” con nueve segundos lugares en la liga casera.

A los "azulinos” se les asocia con una identidad de escuadra de la clase trabajadora, por el pasado minero de la ciudad. Otra paradoja que asola al once que adoptó su nombre de un barrio de Gelsenkirchen. Los antiguos pobladores de la zona se sumergían en la oscuridad de los sofocantes túneles, para arrancarle con mucho esfuerzo a la tierra sus tesoros, sin importar que el premio no fuera reluciente como el oro, sino polvoriento como el carbón.

Aun cuando, con la mudanza hacia las energías renovables, las minas hayan ido cerrando y la principal actividad económica de la región sea ahora el desarrollo de tecnologías para aprovechar el calor y la luz del sol, ese espíritu duro del que vive con un pico y una pala en cada mano sigue caracterizando a la ciudad… pero no al equipo.

Renania del Norte-Westfalia es por mucho la entidad federativa con mayor número de clubes en primera división. Así que la competencia por demostrar quién es el mejor no es sencilla. Si bien, en el pasado, Schalke y Dortmund protagonizaban el derby más atractivo de Alemania, hoy en día los ojos están más puestos en el clásico entre Bayern y Dortmund… mientras que Mönchengladbach, Leverkusen y hasta Colonia, le van ganando terreno a los mineros.

Falta de paciencia

¿Existe una receta para el fracaso? Al 04 se le achaca, sobre todo, falta de paciencia, pues cambian de entrenador más rápido de lo que una modelo muda de atuendo. Desde el 2000 a la fecha han sustituido 20 veces a su director técnico. Nada más en 2011 desfilaron cinco estrategas por su banquillo.

Schalkes Trainer Markus Weinzierl
Markus Weinzierl, director técnico del Schalke.Imagen: Picture-alliance/dpa/U. Anspach

Su nuevo director deportivo, Christian Heidel, buscaba revertir esa manía y proyectó un trabajo a largo plazo, comprometiendo a Markus Weinzierl como director técnico hasta 2019. Pero la desesperación ya ronda los pasillos de la calle Ernst-Kuzorra número 1, puesto que los resultados no llegaron con Heidel y el inicio de campaña ha sido uno de los más desastrosos que se recuerdan.

Contradicción, paradoja, contraste… son adjetivos que obligadamente hay que utilizar cuando se busca describir al Schalke. Curiosamente, la alta cláusula de rescisión en el contrato de Christian Heidel ha evitado hasta el momento que sea despedido y, aun cuando no se le estén dando las cosas, quizá finalmente un entrenador del 04 tenga tiempo de trabajar y planificar a largo plazo. ¿Será esta la medicina que después de todo cure el pecho de los azules?

Habrá que ver. La transformación de este deporte en un espectáculo millonario ha convencido a muchos de que los dividendos tienen que cultivarse a corto plazo. Nadie quiere perderse las primas por participar en Champions o Liga Europa. Muchos piensan que sin ese insumo, una escuadra puede caer en una espiral que lo hunda en la mediocridad o hasta descender a segunda. Lo cierto es que Schalke necesita revisar a fondo su modelo para descubrir lo que no funciona bien. Por lo que, quizá, pasar sin pena ni gloria por un par de temporadas, enfocados a replantear su estrategia bien valdría la pena, en aras de terminar de una vez por todas con el maleficio de los últimos años.  

Autor: Israel Dehesa