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Tailandia: censura y olas de detenciones

Rodion Michae lEbbighausen / JAG27 de mayo de 2014

Desde del golpe de estado, el ejército impone la censura bloqueando la libertad de expresión. Periodistas e intelectuales están siendo interrogados y desaparecen.

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Imagen: Reuters

El mismo día del golpe (22.05.2014), Deutsche Welle habló con Pravit Rohanaphruk, blogger y periodista que criticó duramente al golpe y profetizó: “me preocupa la detención en masa de activistas, periodistas y disidentes y de todos los que critiquen el golpe. El domingo 25,05 2014, Pravit fue interrogado por los militares y, desde entonces, no hay rastro de él. Su último mensaje en Twitter en inglés fue: “De camino al nuevo dictador de Tailandia. Espero que sea el último”:

Los temores de Pravit se han hecho realidad. Cada vez más periodistas y críticos del golpe están siendo interrogados y transportados a lugares desconocidos. Algunos de ellos fueron puestos en libertad, pero otros permanecen en paradero desconocido y ni familiares ni amigos saben exactamente dónde están. Los rumores sobre un centro de internamiento recorren Bangkok y las noticias más recientes de las agencias hablan de más de 200 presos. En conversaciones con expertos y colegas, que acompañaron a DW desde el golpe, la inseguridad y el miedo es patente. Nadie quiere ser citado o nombrado.

Pravit Rojanaphruk.
Pravit Rojanaphruk.Imagen: privat

Ola de detenciones

Hasta hora, eso solo afecta a periodistas, políticos y académicos del país. La figura más conocida es el ex primer ministro Yingluck Shinawatra, detenido el viernes (23.05.2014) y puesto en libertad el lunes. Su contrincante político de los últimos meses, Suthep Thaugsuban, también salió bajo fianza el lunes según la información aportada por su abogado.

Entre los más conocidos, sobre todo hay tres grupos que están afectados. Por una parte, élites de Bangkok cercanas al ex primer ministro Thaksin. El ejército quiere terminar con la red de contactos del expremier, que fue derrocado del poder en 2006 a través de un golpe. Sus seguidores están amenazados con arresto domiciliario, demandas judiciales y prisión.

Otro de los grupos afectados son los acusados bajo la ley de Lesa Majestad. Sobre todo, periodistas y académicos. Se trata de una ley que regula las actuaciones contra su majestad, pero es tan flexible que se adapta a la perfección para perseguir a cualquier opositor político. Para este grupo, los tribunales competentes son los tribunales militares.

El tercer grupo se encuentra fuera de Bangkok, donde están siendo detenidas figuras claves de los llamados “Camisas Rojas”. Este grupo apoya a Thaksin y está especialmente organizado en el norte del país. En su caso, no hay ni acusación ni interrogatorio, informan algunos usuarios a través de Twiter y Facebook. Son detenidos directamente. Seguramente, porque el ejército teme que el grupo organice la resistencia.

Como base legal, la ola de detenciones se acoge al Derecho de Guerra (en vigor desde el 20.50.2014). El artículo 15 permite al ejército detener personas si éstas atentan contra el Derecho de Guerra o ponen en duda la autoridad militar. Los detenidos pueden estar en prisión hasta siete días. La organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) teme abusos y exige mayor transparencia en cuanto a nombres, número de detenidos y centros de internamiento. En una conferencia de prensa, el ejército declaró que las detenciones solo durarán hasta que se hayan tranquilizado.

Censura de medios

El Derecho de Guerra contempla también una dura censura a los medios de comunicación. Inmediatamente tras el golpe de estado, la emisión regular de radio y televisión fue bloqueada durante 24 horas. En vez de eso, las emisoras se vieron obligadas a pasar las imágenes del canal de televisión de los militares. Ahora, el programa de televisión ha vuelto a la normalidad, pero hay reglas estrictas dictadas por el ejército, que impiden cualquier información crítica sobre el golpe, aclara HRW. Esto no afecta a emisoras internacionales, que continúan sin poder ser recibidas.

Un experto que no quiere desvelar su nombre habla de autocensura como herramienta para la autoprotección. Las directrices del ejército de omitir cualquier información que pueda confundir al ciudadano son tan ambiguas, que nadie sabe qué puede decirse y qué no. Además, el ejército actúa contra concentraciones y manifestaciones. El general Prayuth Chan-Ocha, nombrado por la casa real como líder de la Junta Militar, afirmó que no permitirá ninguna protesta.

Las detenciones hechas hasta ahora solo afectaron a ciudadanos tailandeses. Algunos periodistas extranjeros informaron a Deutsche Welle que están siendo obligados a borrar material de fotos y videos. Trabajadores de ONG, fundaciones y organizaciones internacionales temen perder su permiso de estancia y tener que salir del país.