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UE-Cuba: comienza una nueva etapa

Mirra Banchón
12 de diciembre de 2016

Con la firma del Acuerdo de Cooperación y Diálogo Político entre la UE y Cuba, se acaban dos décadas de "anormalidad" con la isla. Para La Habana, el bloque comunitario es importante para diversificar su economía.

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Bruno Rodríguez, ministro cubano de Relaciones Exteriores, y Federica Mogherini, máxima representante diplomática de la UE.
Bruno Rodríguez, ministro cubano de Relaciones Exteriores, y Federica Mogherini, máxima representante diplomática de la UE.Imagen: picture-alliance/AP Photo/F. Lenoir

La firma del Acuerdo de Cooperación y Diálogo Político entre la Unión Europea y Cuba marca la vuelta a la normalidad en unas relaciones que desde 1996 hasta hoy estuvieron marcadas por la "posición común". Esta condicionaba todo acuerdo con La Habana a avances en el terreno del respeto a los derechos humanos, sobre todo en cuanto a las libertades civiles.

"La 'posición común' no fue nunca posición ni tampoco común", comentaban altos funcionarios cubanos durante las negociaciones de este acuerdo, que se iniciaron en abril de 2014. La prueba de ello es que 18 de los 27 países de la Unión Europea tienen acuerdos bilaterales con Cuba. Por parte de los negociadores europeos, se explicó la "posición común" como un primer intento, fallido, de actuar mancomunadamente en política exterior. 

Veinte años atrás

"La década de los 90 fue especialmente difícil para Cuba, pues los cambios en la antigua Unión Soviética y los países del Este la dejaron en una situación económica impresionantemente desfavorable.  En dos años perdió el 35% del PIB y además casi el 75% del comercio exterior", explica a DW Eduardo Perera, titular de la cátedra Jean Monnet de Estudios Europeos de la Universidad de La Habana.

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba y la máxima representante de la diplomacia europea.
La UE y Cuba firmaron su primer acuerdo bilateral.Imagen: picture-alliance/dpa/O. Hoslet

"A nivel internacional se acababa el orden bipolar, se imponía el consenso de Washington, un código que Cuba no compartía. Ese mismo año, Estados Unidos aprobó la Ley Helms-Burton. Y haciéndose eco de ésta, la UE aprobó su 'posición común'", sigue Perera.

Si oficialmente el detonante para la ley norteamericana fue el derribo de dos avionetas de la organización humanitaria "Hermanos al rescate", en opinión de Perera, lo que llevó a los europeos a adoptar la suya propia fue el cambio de actitud en el gobierno español.

El cambio de color político en España, país referente para las relaciones UE-América Latina y con la propia Cuba, coincidió con la presidencia del Consejo Europeo de José María Aznar, impulsor de la adopción de esta medida europea. 

"Se trataba de un instrumento europeo muy joven, pues existía hacía sólo tres años, con la entrada en vigor del Tratado de Maastricht", explica el catedrático recordando que su aprobación no fue fácil en el consejo de jefes de Estado europeos. Muchos temían que sus relaciones bilaterales se vieran afectadas.

Ineficaz

"Paulatinamente los países miembros fueron dándose cuenta que afectaba sus intereses bilaterales y que, además, era ineficiente para conseguir los objetivos de política exterior", sigue Perera, resaltando que ningún otro país latinoamericano y, en general, muy pocos países del mundo han sido objeto de una posición común europea.

El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y el presidente cubano, Raúl Castro, en 2015.
El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y el presidente cubano, Raúl Castro, en 2015.Imagen: picture-alliance/dpa/T. Imo

Que los Estados europeos fueran erosionando la medida restrictiva, ha tenido como resultado que la UE sea en este momento el segundo socio comercial más importante. También que un tercio del turismo y la mayor parte de la inversión extranjera provenga de Europa.

Tampoco la cooperación y la ayuda humanitaria dejaron nunca de estar presentes en Cuba, incluso en el tiempo de ruptura de relaciones diplomáticas (entre 2003-2008), después de la "Primavera negra", cuando el gobierno cubano encarceló a 75 disidentes. 

Por otro lado, cabe resaltar, que desde el Parlamento Europeo, concediendo en 2002, 2003 y 2005 a disidentes cubanos Premios Sájarov, se hacía presión por avances en el campo de las libertades civiles.

Buscando la normalidad

Aunque de facto la "posición común" no existía para la mayoría de los países europeos, apenas con la firma de este acuerdo ha podido ser levantada. Para ello se requería la unanimidad en el consejo. No fue sino hasta febrero de 2014 que avizorando el acuerdo de cooperación se pudo ver en el horizonte el fin de esta medida restrictiva.

"De una u otra manera la UE siempre ha querido estar presente en Cuba. Y los momentos en que la UE ha intensificado su acción en este sentido han coincidido con momentos en que el panorama interno cubano ha comenzado a moverse en determinada dirección", sigue Perera.

"La adopción de medidas para permitir la pequeña propiedad privada, la reforma institucional en el sentido de adecuación del personal que trabajaba en el sector público, la remodelación de la economía son cuestiones que apuntan a transformaciones", añade.

En este sentido, "queremos un acuerdo bueno y ambicioso" y "queremos acompañar a Cuba en su proceso de transformación", aseveraban una y otra vez los negociadores europeos, meses antes de que Estados Unidos anunciase la reanudación de sus relaciones con La Habana, en diciembre de 2014. 

"El restablecimiento de relaciones con Washington dio un impulso impresionante a este acuerdo, pues ya no había reticencias frente a lo que podría ser la relación con Cuba. La prueba ha sido la cantidad de delegaciones que han visitado Cuba desde los países europeos. Aunque no comulguen con el gobierno cubano, se han dado cuenta de que hay una nueva perspectiva", afirma Perera.

Triángulo Bruselas-Washington-La Habana

¿Y ahora, con nuevos cambios en la Casa Blanca? "La UE es vital para Cuba en este momento, no sólo porque tenga ahí a España, uno de sus principales socios comerciales históricos, sino también porque están ahí Francia, Italia, Alemania, porque la UE es un socio globalmente importante para la inversión, la cooperación y el comercio", responde el catedrático. 

"Si al nuevo presidente de Estados Unidos le diera por echar atrás lo que se ha logrado con el presidente Obama, eso le daría todavía más importancia a la relación con la UE", concluye Perera, subrayando que la celeridad con que se ha logrado -sólo dos años- es una prueba de que también, para los europeos, tener a La Habana como socio que tiene un rol importante en América Latina es algo que no se podía desdeñar".