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UE: viejas y nuevas crisis

Barbara Wesel 18 de diciembre de 2015

La última cumbre del año no arrojó ningún avance. Y, como si fuera poco, el primer ministro británico creó otro problema con sus deseos especiales. Perspectivas nada buenas para 2016, en opinión de Barbara Wesel.

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Barbara Wesel Studio Brüssel
Imagen: DW/G. Matthes

"Las crisis que tenemos quedan sin resolver, y llegarán otras más", dijo el Presidente de la Comisión Europea refiriéndose al nuevo año. Jean-Claude Juncker es un viejo capitán de la política europea. Alguien que no tiene necesidad de engañar.

Esta fue la duodécima cumbre en 2015, y se nota que los jefes de Gobierno no tenían ya muchas energías. Es de suponer que necesitan un descanso, los unos de los otros. Debe ser agotador y desmoralizante escuchar los mismos viejos argumentos y ver que la maquinaria política y burocrática apenas se mueve.

La maquinaria de la UE está sobrecargada

Por lo menos podríamos poner en práctica lo que ya hemos decidido, dice, sin tapujos, el documento de hoy. Pero si la UE implementara, por lo menos, lo que ya ha acordado respecto a la crisis de refugiados, su redistribución, registro y vigilancia fronteriza, habría más razones para el optimismo el próximo año.

El 2015 en la UE estuvo marcado por ataques terroristas, la alarmante expansión de la milicia terrorista EI, la tragedia en Siria, las disputas sobre la deuda griega, más de un millón de refugiados en Europa y el deterioro de las relaciones con Rusia.

Muchos países han reaccionado a esta sobrecarga de problemas con un regreso al nacionalismo, como Hungría, Polonia y Dinamarca. En esos países, los líderes han preferido cerrar los ojos y esperar que las crisis globales no los afecten, mientras agitan sus banderas nacionales. Esos políticos necesitan aún madurar.

Esos gobiernos nacionalistas obstaculizan el consenso y la toma de decisiones de la Unión Europea. El engranaje que ha resuelto, lenta pero constantemente, casi todos los problemas anteriores, ha llegado ahora prácticamente a un punto muerto. La única solución que parece viable es la que aplican Angela Merkel y sus socios en la crisis de los refugiados: formar coaliciones sobre puntos concretos y avanzar en grupos más pequeños.

La UE en su conjunto carece de las habilidades necesarias: velocidad y flexibilidad. La decisión sobre tropas fronterizas conjuntas apenas podrá ser tomada el próximo verano, justo cuando la próxima ola de peticionarios de asilo estará en pleno apogeo.

Referendo de Cameron es una bomba de tiempo

Como si no hubiera suficientes problemas, llega David Cameron con su autogol al prometer un referendo sobre si los británicos quieren o no permanecer en la UE. El desgaste de energías es inmenso para hacer contorsiones legales con el fin de que Cameron las presente como victoria en su isla. "Lo tenemos que ayudar a bajarse de ese caballo", suspira resignado un político alemán en Bruselas. Lo tendremos que hacer porque dicho referendo tiene poder explosivo: si gana el “no”, Cameron no solo sacará a Inglaterra sino también a Escocia, que quiere permanecer en la UE.

Algunos de los retos del próximo año ya son conocidos: la existencia del EI, posibles nuevos ataques terroristas, guerra y crisis en Medio Oriente, Putin y sus ínfulas de Zar. Y además están los problemas que no conocemos.

Los jefes de Gobierno tendrán que movilizar todas las fuerzas para reunir los restos de la solidaridad europea y conservar la cohesión de la Unión. No será nada fácil. Pero la canciller Merkel cree que todos somos susceptibles de aprender.