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Una convención para volver a legitimar a Europa

Heiner Kiesel / JAG30 de mayo de 2014

Populistas y euroescépticos fueron grandes ganadores de las elecciones europeas. Ahora, un amplio grupo quiere renegociar las competencias de la Unión para acercarla al ciudadano. Pero el camino es largo.

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Symbolbild Europäische Union
Imagen: Georges Gobet/AFP/Getty Images

No parece haber momento propicio para convocar a una Convención Europea. Esta asamblea de representantes de todos los países miembros serviría para hacer modificaciones en los contratos europeos. Legitimado según el artículo 28 del Tratado de Lisboa, un grupo de ONGs, sindicatos y economistas intentan impulsar ahora ese mecanismo: “Necesitamos una convención para hacer una Europa más social y más democrática”, aclara Reiner Hoffmann, director de la Federación Alemana de Sindicatos (DGB). A su lado Gerald Häfner, de Iniciativa Democrática Europa Now, cuenta con una amplia participación social. “Fuimos a votar el domingo pasado, pero eso solo no basta”, dice Häfner manifestando su desacuerdo con la toma de decisiones importantes a puerta cerrada en Europa: “Toda la fuerza del Estado emana del pueblo y eso también ha de ser vigente en Europa. “.

Tras las observaciones del colectivo, 1.400 candidatos de las pasadas elecciones europeas apoyaron el proyecto. 150 de ellos fueron elegidos para el Parlamento Europeo y según Gerald Häfner, todos los partidos principales alemanes (CDU/CSU, SPD, La Izquierda y los Verdes) estarían dispuestos a hacerlo. Un consenso del que también gozan los sindicatos europeos, dice Hoffmann.

Reiner Hoffmann del DGB.
Reiner Hoffmann del DGB.Imagen: picture-alliance/dpa

Cambios en la Unión Europea

Detrás del gran apoyo -por lo menos teórico- de tal modelo, existe la sensación de que la Unión Europa ha cambiado en las últimas décadas y que ha recibido muchas competencias sin que el ciudadano las haya legitimado democráticamente. Entre ellas, están por ejemplo el Pacto de Estabilidad, la Troika y el Pacto Fiscal. Se ha creado un clima de alejamiento, creen los miembros de la iniciativa que promieve una convención, lo que ha derivado en un beneficio en los resultados electorales de los partidos euroescépticos de más del 20%. “Es urgente que empecemos a solucionar los fallos en el tejido de la UE”, añade el director del DGB.

Anteriormente ya existieron dos convenciones en la Unión Europea. Sin embargo, los activistas del “Plan para una Europa más Democrática” no se muestran precisamente optimistas respecto a sus predecesores. Tanto en la Convención por los Derechos Fundamentales (1999-2000) como la Convención para la Constitución (2002-2003) faltó legitimación y transparencia. Por eso no se llegó al compromiso de los ciudadanos con el debate sobre los contenidos. “Sobre todo los jóvenes tienen la sensación de que en las decisiones importantes no se les pregunta”, se queja Häfner. Aun no tenemos un modelo concreto para la futura convención, pero sería posible que parte de sus miembros fuesen elegidos.

Directrices claras del Tratado de Lisboa

“El tema de la Convención Europea es el poder en Europa”, aclara Häfner ante Democratic Europe Now. El experto parte de que los gobiernos no estarán muy dispuestos a formarla porque significaría perder parte de su poder: “No quiero hacerme ilusiones porque tendremos que luchar contra los gobiernos”, continúa. Pero el colectivo todavía tiene esperanza de conseguir apoyo en el Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales.

Finalmente, también el presidente del Consejo Europeo será quien tendría que convocar a la convención. Ésta puede ser disuelta por la Comisión, el gobierno de cualquier país miembro o el Parlamento Europeo. En el tratado de la UE, se dice que la convención deberá estar compuesta por representantes de los Parlamentos nacionales, del Estado y la presidencia de los países miembros, del Parlamento y la Comisión Europeos. Especialmente importante para los impulsores es que las decisiones de la convención sirvan para que todos los ciudadanos de Europa decidan. “Con el nacimiento de una Europa común estaríamos ante una Europa de los ciudadanos en vez de estar ante un conjunto de medidas tomadas por jefes de Estado y de gobierno”, concluye Häfner.