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Unión Europa preocupada por bioseguridad

José Ospina Valencia25 de marzo de 2006

El mundo debate en Brasil sobre conservación de ecosistemas y uso sostenible de recursos biológicos. La UE busca acuerdo en biotecnología, transgénicos, bioseguridad y beneficios para las comunidades locales.

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Greenpeace critica implementación de trangénicos.Imagen: DPA


La búsqueda de nuevos componentes para la industria farmacéutica, química, cosmética o agrícola, lleva a naciones o multinacionales a explotar en países en vías de desarrollo sus recursos genéticos procedentes de plantas, animales o microorganismos. Delegaciones de 188 países participan en la VIII Conferencia de Diversidad Biológica de Naciones Unidas en Curitiba.

La regulación del régimen internacional sobre el acceso, el reparto y los beneficios derivados de recursos genéticos ha evidenciado las diferentes posiciones que mantiene la comunidad internacional.

UE aboga por regular explotación de recursos

La Unión Europea, donde esas diferencias también se han puesto de manifiesto, ha conseguido fijar una posición común para defenderla en Curitiba y abogará en Brasil por la creación de una normativa internacional para regular la explotación de esos recursos y que se fijen fechas para su aplicación.

Además de la explotación comercial de los recursos genéticos, en la Conferencia de las Partes del Convenio de Biodiversidad se tratan asuntos como la pérdida de biodiversidad en las islas y la especial vulnerabilidad de éstos espacios a la introducción de nuevas especies invasoras, que acaban desplazando a las autóctonas.

Semillas que caducan

La Conferencia de las Partes discute, por otra parte, prorrogar la moratoria sobre la comercialización de los Sistemas de Protección de Tecnologías, conocidos como semillas terminator. Estas semillas, tras una modificación genética, se convierten en estériles, lo que ha provocado una gran controversia, por el daño que pueden ocasionar a cultivos próximos y porque impediría a los campesinos reproducir semillas y les obligaría a comprar nuevas para cada cosecha.

Según datos de Biodiversidad en América Latina, unos 1.400 millones de agricultores en el mundo basan su economía en la reutilización de las semillas y en el intercambio de éstas.