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Violentas protestas juveniles se toman las noches en Suecia

22 de mayo de 2013

La capital sueca vive jornadas con quemas de vehículos, ataques a escuelas y destrucción de bienes públicos. Eso, tras la muerte de un anciano en manos policiales.

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Imagen: Getty Images

La habitual calma sueca se ha visto interrumpida por tres noches consecutivas tras un incidente que exacerbó los ánimos en los barrios más pobres de la capital, Estocolmo. La muerte de un anciano en manos de la policía desató una ola de violencia juvenil que se ha extendido a otros sectores de la ciudad, preocupando a las autoridades.

Cientos de jóvenes incendiaron coches y atacaron a las fuerzas de seguridad. La noche del martes (21.05.2013) dos escuelas fueron atacadas, una comisaría fue dañada y un centro de arte fue incendiado. Los disturbios se concentran en los barrios donde la mayoría de la población está compuesta por inmigrantes desempleados.

“Hemos tenido unos 30 coches en llamas anoche, unos incendios que relacionamos con bandas juveniles y delincuentes”, dijo el miércoles (22.05.2013) Kjell Lindgren, portavoz de la policía de Estocolmo. Agregó que ocho personas fueron detenidas. Los primeros días las protestas eran protagonizadas por adolescentes, pero en las sucesivas jornadas también se han sumado algunos adultos.

No es libertad, es vandalismo

Todo comenzó tras la muerte de un hombre de 69 años, que fue acribillado por la policía por portar un machete. Desde entonces, las manifestaciones comenzaron en el distrito de Husby y se ha extendido a otras zonas, como Kista, Rinkeby, Jakobsberg y Norrsborg. “Da la sensación de que la gente está aprovechando la oportunidad al ver la atención que se le ha dado a Husby”, aventuraba Lindgren.

El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, hizo un llamado a la calma y aseguró que quemar el auto de un vecino no es un ejemplo de libertad de expresión, sino de vandalismo. “Todos debemos ayudar a restablecer la calma, padres y adultos”, dijo la autoridad, que recordó que “no nos podemos dejar gobernar por la violencia”.

La insólita situación ha encendido el debate en Suecia, cuya sociedad se jactaba de justicia social y tranquilidad. Los barrios marginados de la capital parecen demostrar que algo no va tan bien como parecía. Si bien el nivel de vida aún está entre los más altos de Europa, los gobiernos no han logrado reducir el desempleo juvenil a largo plazo y la pobreza, que afecta con más fuerza a los inmigrantes.

DZC (Reuters, El País, BBC)