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¡VW, hagan algo!

Henrik Böhme4 de noviembre de 2015

Los contratiempos de VW se multiplican al salir a la luz nuevas irregularidades. Se necesita más que palabras por parte de los ejecutivos del consorcio. Debe ponerse todo sobre la mesa, y ya, opina Henrik Böhme.

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Imagen: picture-alliance/dpa/Fredrik von Erichsen

Esto parece un barril sin fondo. Naturalmente, era de esperarse que a las primeras revelaciones sobre el escándalo por la manipulación de emisiones contaminantes en autos de Volkswagen -el mayor fabricante de Europa- seguirían otras informaciones incómodas para el consorcio. Pero ahora viene lo peor, y por todos los costados. Por una parte, las autoridades medioambientales de Estados Unidos creen haber encontrado más irregularidades. Por otro, las investigaciones internas en VW y los asesores y abogados externos contratados para la revisión ofrecen día a día mayores detalles del caso. Por si fuera poco, instituciones estadounidenses encargadas de inspeccionar el tráfico tienen bajo la lupa a la empresa de Wolfsburgo, pues aparentemente ésta no comunicó conforme a las normas de ese país datos relacionados con accidentes.

Henrik Böhme, de la redacción económica de DW
Henrik Böhme, de la redacción económica de DW

¿Las personas adecuadas?

Todo esto compone una mezcla altamente inflamable. Esto no necesariamente hará que el nuevo jefe de VW, Matthias Müller, explote en pedazos. Pero ya es suficientemente complicado llevar al consorcio a través de un campo tan minado de nuevo hacia tiempos mejores. Más aún, cuando realmente no hay garantía de que las personas encargadas de manejar la crisis están libres de toda culpa. Es cierto que Müller fue jefe de Porsche, y que estuvo bastante lejos de las anomalías cometidas por VW. ¿Pero estaba lo suficientemente distanciado como para desconocer por completo tales irregularidades? Lo mismo puede decirse de Hans Dieter Pötsch, antiguo contralor del consorcio, que durante muchos años operó en el centro del poder en la empresa. Desde hace un par de semanas, es precisamente él el encargado de dirigir la investigación. ¿Qué es lo que ha escuchado uno de su parte en las pasadas semanas? Casi nada, solo las escalofriantes frases del comunicado que emitió el lunes (03.11.2015) el Consejo de Vigilancia, luego de que se dieron a conocer las nuevas anomalías. “Las nuevas evidencias deben servir como estímulo para hacer todo lo que sea posible…” Solo palabrería. ¡Ya es suficiente!

Cuenta regresiva

O bien en Wolfsburgo no han entendido que el escándalo es una auténtica bomba de tiempo, o lo saben, pero no quieren desatar el pánico entre los empleados y la bolsa de valores. En el último caso, esta última estrategia no habría dado resultados: este miércoles (04.11.2015), el precio de las acciones de VW se desplomó. No se ve cuándo podría llegar a su fin la caída. ¿Tendrán en claro los ejecutivos de Volkswagen todo lo que está en juego? Las anomalías en VW seguramente se irradiarán hacia el resto de la industria alemana. Después de todo, Volkswagen es junto con Siemens el consorcio industrial más importante de Alemania. Pero, ¿cuán pantanoso debe ser todo esto, que hasta la fecha no se comunica nada firme además de las irregularidades que siguen surgiendo?

¡Hagan algo!

¿Cuándo tendrá más información la opinión pública? Los dueños de vehículos VW que resultaron afectados nada saben acerca de cómo y cuándo deben regresar los autos a los talleres. Fueron publicados algunos anuncios en periódicos alemanes en los cuales el fabricante se disculpó y pidió a sus clientes mantener la confianza. Pero ya transcurrieron semanas de esto. ¿Acaso fue todo? Cuando uno lee que deberán surgir miles de variantes distintas para poder reparar todos los autos manipulados, ¿se trata de una disculpa velada? ¿Por qué tanto silencio?

En realidad, todo lo anterior demuestra que el gigante de la industria automotriz se salió de control en su camino hacia la cima mundial de este sector. Es bueno que el nuevo presidente de VW haya terminado por lo menos con esta locura. Pero eso de ninguna manera alcanza. Debe ponerse realmente todo sobre la mesa, y pronto. Debe hacerse un llamado para que los autos afectados vayan a los talleres, así sea solo con una primera etapa. O debe haber indemnizaciones para los dueños de dichos vehículos. Se necesita una señal, la que sea. Uno puede partir de que el esclarecimiento de este escándalo ocupará durante años al consorcio. Pero éste no debe dejar esperando por mucho tiempo a sus irritados clientes.