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Y, finalmente, Hosni Mubarak dimitió

11 de febrero de 2011

El pueblo al que Hosni Mubarak dirigió durante 30 años ha acabado desbancándolo del poder. Siempre pareció una muerte anunciada, pero mantuvo la tensión hasta el último minuto. Ahora reina el júbilo, y la incertidumbre.

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Egipto celebra el adiós de Hosni Mubarak.Imagen: AP

“Estoy orgulloso del pueblo egipcio. Defiende su dignidad, se enfrenta a la muerte con la frente alta. Es algo increíble. La gente en Egipto ha demostrado que merece la libertad que reclama”, decía el jueves (11.02.2011) por la noche- mientras el mundo esperaba el adiós televisado de Hosni Mubarak que al final no llegó ese día- el activista y manager egipcio de Google Wael Ghonim a Deutsche Welle.

La decepción fue grande ante el emitido discurso de un presidente que trató de inflar sus frases con patriotismo, pero que no pronunció lo que los egipcios querían oír: la palabra “dimisión”. Por un momento se temió que los ánimos estallaran y la violencia se tornara imparable. Pero los manifestantes no hicieron más que anunciar que darían aire a su indignación este viernes (12.02.2011) con una nueva protesta millonaria. Propagada la noticia del abandono de Mubarak, se extendió el júbilo.

“Le doy la enhorabuena al pueblo egipcio y por extensión a todos los árabes. Por fin la presión de la calle obliga a un déspota a marcharse. Esto es algo que un día le vamos a contar a nuestros nietos”, comentaba en Alemania el experto en Oriente Próximo del canal de noticias Phoenix, Hakam Abdel-Hadi, mientras Egipto celebraba la retirada del jefe del Estado que con los dedos había palpado el día anterior. “La era Mubarak ha terminado”, rezaba el titular. En la cadena Al Jazeera no hablaba nadie, sólo el clamor de la Plaza Tahrir sonaba de fondo.

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Una nueva marcha millonaria había sido convocada para este viernes (11.02.2011) y, en el día festivo musulmán, cientos de miles de egipcios volvieron a llenar la Plaza Tahrir de El Cairo.Imagen: dapd

Alegría por doquier

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Omar Suleiman fue quien comunicó la dimisión del presidente Mubarak.Imagen: AP

“¡Ha dimitido! ¡Ha dimitido!”, gritaban los manifestantes en El Cairo, Suez, Alejandría. No fue Hosni Mubarak quien comunicó a sus ciudadanos que tras 30 años abandonaba la presidencia, sino Omar Suleiman, el vicepresidente, ex jefe de los servicios secretos, su mano derecha, el hombre que un día le salvó la vida y que ahora queda en una posición indefinida.

“Respeto”, manifestó Catherine Ashton, la máxima representante de las relaciones exteriores de la Unión Europea, por la decisión del mandatario egipcio. A los manifestantes la UE les ofrece todo su apoyo, dijo la diplomática. “Nos alegramos de que el camino para un nuevo comienzo político haya quedado despejado”, declaró el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, desde Nueva York.

Ägypten Kairo Rücktritt Mubarak
Manifestaciones de alegría pudieron verse tras la dimisión de Mubrak en todo Egipto.Imagen: AP

Algo más de una hora después compadecía ante la prensa la canciller germana, Angela Merkel. “Me alegro junto a la gente que ha salido a la calle. En sus ojos se ve la fuerza que la libertad puede llegar a desatar”, dijo. “A los egipcios les deseo una sociedad sin corrupción, sin censura, sin detenciones y sin torturas”, añadió, asegurando que Alemania “ayudará allí donde le sea posible”.

“Hoy, Mubarak le ha hecho un último servicio a su país”, continuó la canciller, “el final de este proceso deben ser elecciones libres”.

¿Elecciones libres?

“Parece mentira, pero no conozco a ningún egipcio que haya ido alguna vez en su vida a votar”, contaba la corresponsal en El Cairo de la cadena pública alemana ARD, Cornelia Wegerhoff, en la emisora de radio WDR 5. El acto de depositar la papeleta estaba tan desacreditado en el país norteafricano que los ciudadanos no consideraban necesario participar de él.

En el corto comunicado pronunciado por Suleiman no hubo espacio para la mención de un proceso electoral. El vicepresidente habló de un momento difícil para Egipto, y de que Mubarak le traspasaba sus poderes al ejército. Los militares, a quienes se les vio hoy ondear banderas y besar manifestantes, aseguraron querer respetar “la voluntad del pueblo”, sin dar mayores detalles.

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De nuevo queda en manos de los militares el futuro de Egipto. Ellos decidirán en qué dirección transcurre el proceso de cambio.Imagen: AP

“Egipto es un país muy preparado, con gente muy bien formada, cuya capacidad para organizar una transición no debe ser menospreciada”, replicaba Wegerhoff a una oyente que había llamado para manifestar su temor a que egipcios de bajo nivel cultural acabaran siendo presa fácil de los fundamentalistas religiosos. Más diplomáticamente manifestó el presidente francés, Nicolas Sarkozy, un miedo similar al poder de los islamistas, y Angela Merkel no se olvidó de mencionar en su discurso la necesidad de garantizar la seguridad de Israel.

Pero más allá de las manifestaciones obligadas en cada sede de gobierno europea, la mayor parte de las reacciones en el continente utilizaron el término “histórica” para describir la situación egipcia y ofrecieron colaboración a las fuerzas democráticas. Aunque Hamás y el régimen iraní celebren la caída de Mubarak, “en Egipto hay muchos licenciados, buenos profesionales, gente inteligente a la que durante décadas se le ha negado todo, a la que se le ha robado la dignidad. Esas personas están ahora preparadas para poner sus conocimientos al servicio de la democracia”, opinaba el comentarista de Phoenix.

La fase que comienza ahora en Egipto será decisiva, no sólo para el país sino también para sus vecinos. Del transcurso de los próximos acontecimientos dependerá el que el proceso acabe en comicios justos o no.

Autora: Luna Bolívar Manaut

Editora: Emilia Rojas Sasse