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Austria: Putin baila en una boda y estalla la polémica

18 de agosto de 2018

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Österreich Aussenministerin Kneissl tanzt mit Putin auf ihrer Hochzeit in Gamlitz
Imagen: Reuters/R. Schlager

Antes de continuar viaje hacia Berlín para reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, asistió a la boda de la ministra de Exteriores de Austria, Karin Kneissl. Su breve estancia en aquel país iba a ser una visita privada, pero ha provocado controversia. Putin llegó a mediodía de este sábado (18.8.2018) al aeropuerto Thalerhof de la ciudad de Graz, capital del estado federado de Estiria, en el sureste de Austria. Desde allí se dirigió al restaurante de la localidad de Gamlitz, donde se celebró el banquete. En medio de grandes medidas de seguridad, Karin Kneissl, de 53 años, que asumió la cartera de Exteriores en 2017 como independiente, pero propuesta y apoyada por el gubernamental y ultranacionalista Partido Liberal, el FPÖ, se casó con el empresario Wolfgang Meilinger. Como obsequio a los novios, el presidente ruso presentó la actuación de un coro de diez Cosacos del Don que viajaron con él.

La invitación de la jefa de la diplomacia austríaca al presidente ruso despertó críticas dentro y fuera de Austria, país que preside este semestre la Unión Europea y que, también en base a su neutralidad constitucional, intenta mediar en el conflicto entre Ucrania y Rusia. Además de Putin, entre el centenar de invitados que asistieron a la boda estuvo el canciller federal de Austria, Sebastian Kurz, el vicecanciller y líder del FPÖ, Heinz Christian Strache, y otros miembros del Gobierno de coalición integrado por populares y ultras.

Irritación ucraniana

Aunque nunca ha militado en el FPÖ, la ministra Kneissl, que fue diplomática y periodista, comparte algunas de las posturas del partido ultraderechista, euroescéptico y xenófobo, que en 2016 firmó en Moscú un acuerdo de cooperación con el partido gubernamental "Rusia Unida", controlado por Putin, con el objetivo de estrechar las relaciones entre ambas formaciones nacionalistas. "Realmente, le deseo a Kneissl lo mejor para su boda, pero me hubiese gustado que, por interés nacional, hubiese evitado las irritaciones internacionales que lamentablemente ya ha causado por invitar al presidente ruso", declaró Andreas Schieder, portavoz del opositor Partido Socialista Austríaco, el SPÖ, en un comunicado.

Schieder se refirió sobre todo a las reacciones de irritación procedentes de Ucrania, donde se ha puesto en duda la futura capacidad de Viena para participar en los esfuerzos de paz. "Una boda es algo privado. Sin embargo, sobra decirlo: si usted invita a Vladímir Putin a su boda, ya no es neutral. A partir de ahora, Austria no puede ser un mediador en Ucrania", escribió en un tuit la presidenta del comité de Política Exterior del Parlamento ucraniano, Hanna Hopko. Sin embargo, el ministerio de Exteriores austríaco negó que hubiese "un cambio en el posicionamiento de la política exterior de Austria" por la "celebración privada" y la "visita personal" de Putin. 

El hecho de que "ante una visita 'privada' la ministra austríaca de Exteriores se vea obligada a justificarse y a asegurar que no hay cambios en el curso de la política exterior, es una nueva e interesante manera de provocar una triste sonrisa", comentó ayer el homólogo ucraniano de Kneissl, Pavló Klimkin. Sus palabras han sido ampliamente reproducidas en la prensa de Austria, donde algunos políticos opositores han llegado incluso a pedir la dimisión de Kneissl, tras acusarla de provocar con su actitud a los socios europeos y deteriorar la confianza en el país. No solo la oposición se mostró indignada, sino también algunos miembros del gobernante Partido Popular de Kurz.(dpa/efe)

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