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Batalla de las Ardenas: "Podemos reconciliarnos”

Oliver Pieper
13 de diciembre de 2019

El último y desesperado ataque de los nazis en el frente occidental fracasó en los últimos meses de la II Guerra Mundial. DW habló con Wingolf Scherer, uno de los últimos soldados sobrevivientes.

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Contraofensiva de las Ardenas: soldados estadounidenses en la frontera franco-belga, en 1944.
Contraofensiva de las Ardenas: soldados estadounidenses en la frontera franco-belga, en 1944.Imagen: picture-alliance/akg-images

El 15 de diciembre de 1944, nueve días antes de Navidad, Wingolf Scherer se entera de que es poco probable que llegue vivo a la Nochebuena. En ese momento, Scherer tenía solo 20 años, pero ya era un teniente en una división de granaderos y estaba estacionado en el Eifel cuando recibió la órden de marchar para la Batalla de las Ardenas.

Él y sus 60 subordinados son transportados inmediatamente a la línea del frente occidental, cerca de Udenbreth. "Todos sentíamos que no sobreviviríamos”, recuerda Scherer. A las 5:30 hs. de la mañana siguiente, un violento fuego de artillería con un ruido ensordecedor rompió la calma en los apacibles campos del Eifel, la región fronteriza de Alemania con Bélgica y Luxemburgo. Con Scherer avanzan 240.000 soldados y cientos de tanques que toman por sorpresa al Ejército estadounidenses. El objetivo: cortar los suministros a los aliados que llegan a la ciudad portuaria belga de Amberes.

Erráticas e inhumanas decisones de los nazis

Pero la euforia se convierte rápidamente en desesperación. Wingolf Scherer se da cuenta que la ofensiva de las Ardenas está condenada al fracaso. "Escuché a un general del ejército decirle a los oficiales: 'El idiota fue el que dió la orden. ¿Qué más podemos hacer sino obedecer?'"

Batalla de las Ardenas: muerte, frío y dolor.
Batalla de las Ardenas: muerte, frío y dolor.Imagen: Getty Images/Keystone/F. Ramage

El general se refería a Adolf Hitler, que ignoró las advertencias de sus asesores militares y que, sin fuerza aérea y, prácticamente sin preparación, forzó la avanzada hacia Bélgica. Docenas de tanques alemanes se quedaron varados sin combustible en las colinas y los valles de las Ardenas, tan solo después de 60 kilómetros de recorrido. Para Scherer, otra prueba más de las erráticas e inhumanas decisiones de los nazis.

El ataque fracasó después de solo una semana. La ofensiva de Ardenas de 1944 fue algo así como una copia burda del ataque nazi de 1940. "Todo fue un acto desesperado y una copia equivocada de la campaña de 1940", dice a DW el historiador militar Karl-Heinz Frieser. La Fuerza Aérea Alemana, que había dominado el espacio aéreo cuatro años antes, brillaba por su ausencia. Pero, ¿por qué ordenar un ataque suicida de esas dimensiones? "Hitler quiso apostar todo a una carta", explica Frieser, exempleado de la Oficina de Investigación de Historia Militar en Friburgo y Potsdam.

Ofensiva nazi podría haber tenido consecuencias más devastadoras aún

Decenas de miles de soldados de ambos bandos mueren o son declarados desaparecidos. Estados Unidos perdió más hombres en esta que durante toda la batalla por la Normandía desde el desembarco el 6 de junio de 1944. Debido a que la Alemania de Hitler no puede compensar rápidamente las pérdidas en soldados y armamento, no puede defender bien el Frente Oriental y las tropas de Rusia llegan a Berlín más rápido.

Wingolf Scherer, sobreviviente de la batalla de las Ardenas en 1944
Wingolf Scherer, sobreviviente de la batalla de las Ardenas en 1944Imagen: DW/Oliver Pieper

Karl-Heinz Frieser está convencido de que una ofensiva exitosa en las Ardenas habría tenido consecuencias devastadoras: "Alemania podría haber combatido hasta fines del verano de 1945 y la primera bomba atómica habría caído inevitablemente sobre una ciudad alemana. La bomba atómica no había sido desarrollada por temor a Japón, sino a Alemania", resalta el historiador.

Wingolf Scherer se rinde ante las tropas estadounidenses cerca de Andernach, Alemania, el 9 de marzo y permanece en cautiverio estadounidense y británico hasta septiembre de 1945. Para este doctor en filología alemana, advertir sobre los riesgos de una guerra se convirtió entonces en una misión de toda la vida. Scherer escribió 20 libros de historia militar, incluida "La última batalla", sobre la ofensiva de las Ardenas, promovió el grupo de trabajo conmemorativo y cortó la cinta en Rocherath, Bélgica, en el año 2000, cuando los sobrevivientes de las dos divisiones de Estados Unidos y Alemania se reencontraron por primera vez.

Hoy, Scherer, de 95 años, es uno de los últimos soldados sobrevivientes de la ofensiva de las Ardenas. Su mensaje es más actual que nunca: "El hombre es capaz de resolver sus conflictos de manera pacífica, es capaz de acercarse y reconciliarse con los antiguos adversarios. Eso no solo ayuda a sanar heridas, sino que evita que una guerra no vuelva a suceder".

(jov/cp)

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