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A 25 años de Chernóbil: ¡No hay salud!

25 de abril de 2011

Expertos en radiactividad estiman que se vuelven a repetir errores cometidos tras la catástrofe de Chernóbil y echan de menos la intervención de la OMS para resguardar la salud de los seres humanos.

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Midiendo la radiactividad en Chernóbil. (Foto de 1986)Imagen: AP

Personal de Greenpeace llegó a medir niveles de radiactividad de hasta 48 microsieverts por hora en dos poblados a unos 60 kilómetros de la central nuclear de Fukushima. Esto implica que sus habitantes reciben en un día la dosis permitida en Alemania para todo un año. “Aun así, la gente de lugares altamente contaminados no es evacuada”, señala la radiobióloga Katsumi Furitsu.

Aunque el radio de evacuación ha sido ampliado a más de los 20 kilómetros iniciales, ello no parece suficiente. Katsumi Furitsu, quien ha investigado sobre las víctimas de Hiroshima y ha tratado a las de Chernóbil, considera que sería adecuada una zona de evacuación de 80 kilómetros, debido a las posibles consecuencias de la radiación para la salud.

Conflicto de intereses

No obstante, los expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) no han entregado otras recomendaciones. Tras la catástrofe nuclear de Chernóbil, se habló también de una catástrofe informativa. Ahora ocurre lo mismo, según Sebastian Pflugbeil, experto en radiactividad, quien lo atribuye a un conflicto de intereses. “La OIEA ha formulado claramente en sus estatutos que su tarea es promover el uso pacífico de la energía nuclear”, sostiene Pflugbeil, subrayando que todo lo que arroje sombras sobre ese objetivo es acallado.

Pese a la existencia de detalladas informaciones y cifras, la comisión científica de la ONU señaló a comienzos de año que “para la gran mayoría de la población, no hay razones para temer perjuicios serios a la salud derivados del accidente de Chernóbil”. Ello contradice numerosas experiencias de los médicos que han tratado a gran cantidad de enfermos y con estudios que entretanto han arrojado resultados muy diferentes, según hace notar Pflugbeil. En su opinión, “ello sirve a los intereses de la industria atómica, tanto al lobby de los operadores de centrales nucleares como también, por detrás y entre comillas, a los intereses de los países que construyen armas atómicas”.

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Desinformación: Del 6 al 9 de mayo de 1986 se llevó a cabo una carrera ciclística en Kiev, pocos días después del desastre de Chernóbil.Imagen: ullstein bild - Nowosti

¿Y la OMS?

¿Se ha ocupado la Organización Mundial de la Salud de los efectos de la radiactividad? “No”, responde Keith Baverstock, quien se incorporó a la OMS poco después de la catástrofe de Chernóbil. “Ellos no lo ven como su problema”, indica.

Según la Organización Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, no existen investigaciones sistemáticas de la OMS sobre las consecuencias de la catástrofe de Chernóbil. La OMS tampoco puede llevarlas a cabo y publicarlas sin consentimiento de la OIEA.

Derecho a la salud

Pese al deber de garantizar el derecho humano a la salud, la comunidad internacional a todas luces no tiene interés en referirse con mayor precisión al “riesgo remanente” de la energía nuclear. También Europa tiene sus dificultades al respecto, señala Baverstock. Pero, después del desastre de Chernóbil, por lo menos se comprendió que había un problema y que había que informar a la gente y debatir.

A instancias de los países europeos, la OMS creó entonces una oficina para “acontecimientos nucleares” en Helsinki. Dicho organismo, que Baverstock dirigió desde 1998, fue cerrado en el año 2000. Y no fue reemplazado por otro, indica, concluyendo: “Por eso, cuando ocurrió la catástrofe de Fukushima, simplemente no tenían la experticia para hacer frente a la situación”.

Autora: Ulrike Mast-Kirschning /Emilia Rojas

Editora: Claudia Herrera Pahl