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Accidente atómico: ¿qué tiene Rusia que esconder?

Mikhail Bushuev
23 de agosto de 2019

Hubo radiaciones tras la explosión en un sitio militar en el noroeste de Rusia. De repente, las estaciones del sistema de monitoreo internacional dejaron de suministrar datos de Rusia. ¿Una coincidencia?

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Russland Sewerodwinsk Militärgelände Njonoksa
Imagen de archivo de la base de Njonoksa.Imagen: Reuters/S. Yakovlev

Aumentan los temores de que las autoridades rusas pretendan encubrir la verdadera naturaleza de la explosión en el sitio militar de Njonoksa, cerca de Severodvinsk, el pasado 8 de agosto. Ahora resulta que las estaciones internacionales de monitoreo de pruebas nucleares (IMS) estaban caídas en Rusia. Así informó la comisión, con sede en Viena, encargada de la implementación del Tratado de Prohibición Completa de Pruebas Nucleares (CTBTO). Las autoridades rusas declararon que había problemas de conexión con las estaciones de medición. Más tarde, el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Ryabkov, dijo que la transmisión de los datos desde las estaciones de monitoreo al CTBTO es algo "totalmente voluntario".

Rusia es uno de los 184 países que han firmado el Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares. A diferencia de Estados Unidos, Rusia también ha ratificado el tratado. Hasta ahora, sin embargo, no ha podido entrar en vigor, ya que no ha sido ratificado por otros países, incluidos Corea del Norte e Irán. Sin embargo, Moscú tiene un acuerdo con el CTBTO sobre el financiamiento de estaciones de medición en Rusia. Del funcionamiento de las estaciones en su territorio es responsable el Ministerio de Defensa ruso. Los niveles de radiación medidos por las estaciones se transmiten directamente al CTBTO y a todos los miembros de la organización.

¿Simplemente se apagó las estaciones de medición?

La sospecha de que podría haber una conexión entre la explosión en el sitio de pruebas y el fallo en las estaciones de monitoreo la expresó el secretario ejecutivo de CTBTO, Lassina Zerbo, quien publicó en Twitter un mapa que muestra la propagación de la nube radiactiva en los días posteriores a la explosión. La nube se movió principalmente sobre territorio ruso.

En Rusia hay un total de siete estaciones de medición bajo el convenio con el CTBTO. Las estaciones en Dubna y Kirov, en la parte europea de Rusia, así como las del este de los Urales en Bilibino, Salesowo y Peleduj, dejaron de funcionar. "Por supuesto, es sospechoso que solo se cierren las estaciones que podrían haber medido el aumento de la radiación", explica Jeffrey Lewis, del Centro James Martin. Solo había conexión con las estaciones remotas del Lejano Oriente. Según el experto, no había forma de detectar el aumento de la radiación.

"Esto no es un segundo Chernobyl"

Michael Schöppner, del Instituto de Ciencias de Seguridad y Riesgos de Viena (ISR), ve en el hecho de que las cuatro o cinco estaciones que podían haber medido la radiación en las masas de aire de la región de Severodvinsk hayan fallado como un indicio de que fueron apagadas deliberadamente. Dos de las estaciones, las de Bilibino y Peleduj, ahora están enviando datos a Viena.

Atomtest in Nordkorea Expertise der CTBTO in Wien
Central de supervisión de la CTBTO en Viena en una imagen de archivo.Imagen: Reuters

Después de la explosión, el servicio meteorológico ruso también midió un aumento de 16 veces en la radiación radiactiva. Schöppner, que también trabaja con el CTBTO, dice que no es peligroso. "Si los datos sobre la dosis máxima de dos microsieverts por hora es correcta, eso significa que no hay riesgo para la salud". La radiación "es menos que en una hora de vuelo comercial a través del Atlántico", explica a DW. "Definitivamente no es un segundo Chernobyl".

¿Pueden borrarse las huellas?

Anne Pellegrino, del Centro James Martin para Estudios de No Proliferación en el Instituto Middlebury de Monterey, California, especializado en el control de armas, afirma en entrevista con DW: "Quizás Rusia ha detenido la transferencia de datos para que otros Estados no reciban información potencialmente sensible sobre la radioactividad liberada en Njonoksa". Pero Pellegrino sospecha que los datos se siguieron midiendo sin transmitirse al centro de datos internacional de Viena.

Según Schöppner, cada unidad que utiliza elementos radiactivos deja su propia "huella digital". Esto es exactamente lo que Moscú quiere ocultar. "Si un experto sabe qué isótopos se midieron en qué proporción, puede decir de qué tipo de accidente nuclear se trató, qué tipo de reactor o qué tipo de material fisible estuvo involucrado en el accidente", explica Schöppner.

Las autoridades rusas no dan información sobre si fue un misil de crucero lo que se probó en el sitio de pruebas militares de Severodvinsk. La información del centro nuclear ruso en Sarov no permite sacar conclusiones sobre si pudo ser la explosión de un cohete Burewestnik propulsado por un "mini reactor" o si actuaron armas con un generador de radioisótopos termoeléctricos (RTG), la llamada "batería nuclear". Sin embargo, los expertos del Centro James Martin suponen que se trató de una prueba fallida con un misil de crucero Burewestnik, cuyo nombre en clave de la OTAN es "Skyfall".

(lgc/ms)

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