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Actas judiciales revelan crímenes sexuales previos de Fritzl en Austria

DW WORLD/ Agencias2 de mayo de 2008
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El "monstruo de Amstetten", Josef Fritzl, fue condenado en 1967 por la violación de una mujer de 24 años, según revelaron actas judiciales que fueron halladas en el marco del caso en su contra por presuntamente encerrar y abusar de su propia hija, informa hoy un periódico.

Además, ese mismo año intentó violar a una joven de 21 años durante un paseo por el bosque, según «Oberösterreichischen Nachrichten», de la ciudad Linz.

Según el rotativo, desde el miércoles la justicia tiene en sus manos esas actas. Fritzl también fue objeto de denuncia por exhibicionismo, añade el diario. Entretanto una mujer de Linz ha denunciado que también fue violada por Fritzl.

La fiscalía de St. Pölten, capital de Baja Austria, señaló que los delitos han prescrito. En vista de los terribles crímenes de los que ahora se acusa a Fritzl, la ministra de Justicia austríaca, Maria Berger, apoyó la idea de duplicar los plazos actuales para borrar los antecedentes de delitos sexuales. Hasta el momento los registros se borraban a los 15 años.

La ministra rechazó en cambio la exigencia de mayores penas y dijo que son adecuadas las vigentes de 15, 20 años o cadena perpetua en caso de muerte de la víctima.

Josef Fritzl ha confesado haber encerrado a su hija Elisabeth durante 24 años en un sótano sin ventanas en su propia casa y haber abusado sexualmente de ella desde su niñez, durante 31 años. Fruto de la relación incestuosa tuvieron siete hijos, de los que uno murió poco después de nacer.

Mientras que Fritzl se encuentran en prisión preventiva, las víctimas, así como su esposa, de 68 años, se encuentran en una clínica de Amstetten-Mauer bajo tratamiento psiquiátrico.

La cuñada de Fritzl había declarado ya en una entrevista con el diario sensacionalista «Österreich» del jueves que su cuñado había estado en prisión hace 40 años por violación.

Las autoridades de Amstetten han afirmado hasta ahora que no tenían conocimiento de ningún hecho que impidiera en los años 90 que Fritzl se hiciera cargo o adoptara a tres de los hijos que había tenido con Elisabeth en su prisión. Debido a los años transcurridos, las actas estaban archivadas, se indicó.

Entretanto se supo que el sótano en el que Josef Fritzl mantuvo encerrada durante años a su hija y a tres de los niños que tuvo con ella estaba asgurado con dos puertas de acero, señaló hoy a la agencia APA el director de las investigaciones, Franz Polzer.

Hasta ahora la policía creía que el laberinto que Fritzl había asegurado de forma electrónica solamente estaba cerrado por una sola puerta de unos 300 kilos.

Los expertos de la comisión especial que investiga el siniestro caso quieren establecer además si a través de esas puertas era posible introducir gas en las habitaciones. Fritzl había amenazado a su hija en caso de que algo le pasara con la liberación de gas en las habitaciones, lo que mataría a todos sus ocupantes. La policía cree que este es uno de los motivos por los que Elisabeth y sus hijos nunca intentaron someter a su carcelero, hoy de 73 años.

Polzer subrayó que "no hay indicios de que hubiera alguien que lo supiera o fuera cómplice". Las especulaciones contra la mujer de Fritzl son injustas, dijo. "Esto es una cosa que no entra en una mente normal", aseguró.

El diario amarillista «Kronenzeitung» cita entretanto a ex habitantes de la casa en la Ybbsgasse que afirman haber oído "golpes" procedentes del sótano, pero que jamás imaginaron que podía tratarse de personas.

El caso, sin precedentes en la historia criminal, atrae a numerosos "curiosos" a Amstetten. Llegan incluso visitantes desde Alemania en coche para mirar desde afuera la "casa del horror". "Lo que los motiva a ello es imposible de entender", aseguró a APA la vicealcaldesa de la ciudad, Ursula Puchebner.

También está completamente "sitiada" por periodistas, camarógrafos y fotógrafos de la prensa internacional la clínica en donde están las víctimas, informa "Der Standard". La dirección del centro tuvo que cerrar el edificio por completo, porque los fotógrafos hacían cualquier cosa para entrar en la zona donde está la familia.