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Alemania confirma el fin de una herencia explosiva

25 de junio de 2009

Alemania ratificó el tratado que prohíbe el uso y depósito de munición de dispersión. Las Fuerzas Armadas alemanas destruirán sucesivamente sus depósitos hasta 2015.

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Sobrevivientes de bombas racimo protestan en Dublin.Imagen: picture-alliance / dpa

Alemania dio a conocer hoy, 25 de junio, que ratificó el Tratado de Oslo, que prohíbe el almacenaje y uso de munición de dispersión. Varios países ratificaron en una conferencia internacional a la que invitó el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, la prohibición de munición de dispersión. El documento será presentado en los próximos días ante el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon.

A la conferencia, que se prolonga hasta mañana, asisten 217 expertos de 75 países y organizaciones internacionales. Los participantes cuentan con el asesoramiento de doce empresas especializadas en la destrucción de este tipo de munición de guerra.

Setenta países del mundo poseen bombas racimo, entre ellos Alemania, que en 2001 se comprometió a destruirlas, y que terminará con la destrucción total de las mismas para el 2015, según informó hoy el Ministerio de Defensa alemán. Las Fuerzas Armadas alemanas planean terminar de destruir doce tipos de munición de dispersión, con 440.000 contenedores y más de 50 millones de submuniciones, cifras que el Gobierno de este país hace públicas por primera vez.

En Ottawa, Canadá, se firmó por primera vez un tratado en 1997 con el objetivo de prohibir las minas antipersonas. Con el Tratado de Oslo, que data del 3 de diciembre de 2008 y fue firmado por 94 países, se acordó una prohibición de munición de dispersión y bombas racimo. Para entrar en vigor, el tratado necesita ser ratificado por 30 países, entre los que ya se cuentan Alemania, Irlanda, España, México, Noruega, Sierra Leone, Albania, Laos, Nigeria y El Vaticano. EE.UU., China, Rusia, India, Pakistán e Israel no aceptan dejar de producir o utilizar este tipo de armas.

Racimos de la muerte

La munición de dispersión es un arma de guerra especialmente peligrosa. Una bomba de racimo contiene bombas más pequeñas que, al ser lanzadas, se dispersan sobre grandes superficies, matando tanto a soldados como a civiles. Además, como sólo un 85 por ciento de ellas explota, deja un 15 por ciento de bombas que actúan al ser descubiertas por casualidad.

Según la organización Handicap International, se conocen 13.306 casos de víctimas de bombas racimo, pero como muchos casos no se registran, se estima que más de 100.000 de civiles han sido víctimas de las bombas de racimo.

Se espera que el Tratado de Oslo entre en vigor en 2010. Además de prohibir el uso de esa munición, el objetivo del tratado es destruir también los arsenales existentes, para lo cual se dispone de un plazo de ocho años, que puede alargarse.

Las bombas de racimo dispersan los llamados bomblets a lo largo de extensas superficies de terreno. Se tiran desde aviones o de lanza-cohetes en tierra. Los contenedores en donde se hallan insertas las bombas se abren en el aire, liberándolas.

Al dispersarse, llegan a cubrir grandes áreas, que quedan minadas luego de concluido el conflicto. No son descubiertas sino hasta que un niño que juega o un campesino que trabaja en la zona es víctima de la explosión.

Alemania gastará dos millones de euros para la destrucción de munición de dispersión y para el tratamiento de las víctimas de las mismas.

Autor: CP/ ap, reut.


Editor: Pablo Kummetz