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Alemania: restaurantes y minoristas al borde de la quiebra

Sabine Kinkartz
22 de enero de 2021

Para los negocios cerrados, la prolongación de las restricciones por el coronavirus es una catástrofe. Financieramente, están entre la espada y la pared. También porque la ayuda prometida llega demasiado tarde.

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Deutschland Berlin Einzelhandel in der Corona Krise
Imagen: Sabine Kinkartz/DW

"Cerrado", advierte el cartel que cuelga en la puerta de la tienda de bolsos de Anke Runge en Berlín. Desde el 16 de diciembre, la diseñadora tiene cerrado su negocio, y, como muchos otros comerciantes, ya no puede recibir clientes en su tienda. A finales de noviembre, su situación económica ya era complicada. ¿Cómo le va ahora, en condiciones aún más estrictas?

"Mal, por supuesto", dice Runge, que sigue trabajando en la parte trasera de su taller todos los días. En lugar de diseñar y coser bolsas, fabrica contenedores de material ignífugo. Un trabajo adicional que la mantiene, en parte, a flote económicamente. "Mi arrendador cedió y renunció a la mitad del alquiler por seis meses. Eso ayuda mucho", comenta Runge. "Sin embargo, sigo pensando en cerrar el negocio", lamenta.

Anke Runge, diseñadora, en su taller en Berlín.
Anke Runge, diseñadora, en su taller en Berlín.Imagen: Sabine Kinkartz/dW

Ayudas que no llegaron al principio

Lo que ocurre cuando los empresarios se rinden y cierran su negocio puede palparse mejor en el sector gastronómico. Restaurantes, cafés, bares y pubs se vieron obligados a cerrar el 1 de noviembre. Para mitigar sus daños financieros, el gobierno ofreció una generosa ayuda económica. En un principio, se le denominó "ayuda para noviembre”, porque las restricciones estaban previstas inicialmente por cuatro semanas. Pero eso no fue más que un deseo, y se tuvo que añadir la ayuda económica de diciembre.

Al principio, las promesas eran abundantes: se suponía que en noviembre y diciembre los gastrónomos deberían recibir el 75% de las ventas del mismo mes del año anterior. Esto no contemplaba que los comercios no iban a tener que comprar ninguna mercancía durante el confinamiento, por ejemplo alimentos o bebidas, y que, por lo tanto, tendrían costos más bajos.

Puertas cerradas: locales en el confinamiento en Alemania.
Puertas cerradas: locales en el confinamiento en Alemania.Imagen: Ralf Ibing/firo Sport/augenklick/picture alliance

La alegría duró poco

Sin embargo, ese dinero no llegó durante un tiempo. Hubo problemas de software con un programa que el gobierno alemán quería poner a disposición de los estados federados para que pudieran recibir las solicitudes y realizar los pagos. En Alemania no existe un fondo centralizado, y los programas de financiamiento se gestionan a través de los bancos de cada estado federado. No fue sino hasta pocos días antes de Navidad que el programa informático pudo operar con eficiencia.

Este fue un percance vergonzoso del que el ministerio de Economía hubiera preferido no hablar en público. Cuando las quejas por la falta de ayuda financiera se hicieron más fuertes, se planteó la posibilidad de adelantar los pagos a corto plazo. Pero estos no debían ascender a un máximo de 10.000 euros. Especialmente para los grandes restaurantes y cadenas, eso era insuficiente. Tampoco podían solicitar ayudas para cada filial, sino solo para la empresa en su conjunto.

Las grandes tiendas realizan ventas de oferta online, y luego los clientes pueden recoger los productos en los negocios.
Las grandes tiendas realizan ventas de oferta online, y luego los clientes pueden recoger los productos en los negocios.Imagen: Sabine Kinkartz/DW

Además, hubo problemas con la legislación europea sobre ayudas estatales. Si un Estado de la Unión Europea quiere proporcionar ayuda financiera a sus empresas, esta debe ser aprobada por la Comisión de la UE, a fin de evitar conflictos en cuanto a la libre competencia dentro del bloque.

En consecuencia, Alemania tuvo que modificar sus condiciones de financiación. Otro bochornoso percance para el ministerio de Economía, que realizó los cambios sin comunicarlos abiertamente. Recién el 21 de enero, la Comisión Europea cedió. Así, el límite máximo de las subvenciones pasó de uno a cuatro millones de euros. También se dio luz verde para que se reembolsara el 100% de las pérdidas sufridas, o el 75% de la facturación de los meses de noviembre y diciembre, como estaba previsto.

La angustia de los gastrónomos

Para muchos dueños de restaurantes, la ayuda llega demasiado tarde. A mediados de enero, la iniciativa denominada "Círculo de acogida”, en la que se agrupan unas 40 empresas, algunas de ellas grandes con muchas sucursales, hizo un llamado desesperado: debido a la falta de ayudas, tres cuartas partes de las empresas se encontraban en una situación financiera desesperante. Los pagos son ahora vitales para sobrevivir.

"Evidentemente, la política solo tiene un ojo puesto en las empresas con problemas que cotizan en bolsa, pero no ve la angustia en la que se encuentra la gastronomía. Nos sentimos abandonados”, señala Mirko Silz, director de la cadena de pizzerías y pastas L'Osteria.

Pero la situación también es cada vez más precaria para los comerciantes minoristas. La actual prórroga del cierre suma dos meses de clausura para los comerciantes, y nadie puede decir actualmente qué ocurrirá después. Las tiendas de ropa y calzado están sufriendo especialmente por esa situación.

La Asociación Alemana de la Industria Textil y Moda advierte que la nueva prórroga del cierre de la vida pública está llevando a la industria de este país a la ruina.

Evitar una ola de quiebras es una carrera contra el tiempo. Pero las cosas tampoco parecen ser optimistas para otros minoristas. "El comercio minorista afectado por el confinamiento pierde un promedio de 600 millones de euros en volumen de ventas por cada día cierre en enero", calcula Stefan Genth, de la Asociación Alemana de Minoristas (HDE, por sus siglas en alemán). Según una encuesta realizada por la HDE, el 60% de los comerciantes minoristas alemanes afirman que no sobrevivirán económicamente este año sin las ayudas del gobierno. (ct/cp).

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