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Alemania, tierra de teorías conspirativas

Oliver Pieper
3 de septiembre de 2020

Después de las protestas contra la política del gobierno alemán para frenar el coronavirus, Alemania está tratando de comprender lo que está pasando en las mentes de los manifestantes.

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Berlin | Proteste gegen die Corona-Maßnahmen am Brandenburger Tor
Imagen: picture-alliance/SULUPRESS/MV

Los organizadores están entusiasmados. Con cada manifestación se une más gente a las protestas. El hecho de que cada vez se encuentren más neonazis entre los manifestantes no les importa mucho, ya que la mayoría de los manifestantes no son de extrema derecha. Son simplemente ciudadanos preocupados, cuyas inquietudes deben ser finalmente tomadas en serio por los políticos. El ambiente en las manifestaciones se está volviendo más y más agresivo, existe un tremendo odio hacia las medidas del gobierno. Las teorías de conspiración ganan terreno.

Cuando aparecen los periodistas en las manifestaciones, resuenan las consignas contra la "prensa mentirosa". Los manifestantes gritan "Merkel debe irse", y califican a los políticos de "traidores". Los propios políticos parecen desorientados en sus reacciones.

"Los políticos deben volver a escuchar más, explicar más y luchar por ganar confianza", se suele decir a menudo. Cuando realmente tratan de dialogar, son insultados de la peor manera posible. Los seguidores de un partido en particular apoyan las manifestaciones y se suman a las marchas: los de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Cada vez más alemanes creen en teorías de conspiración

Pia Lamberty no se sorprende mucho cuando ve las fotos del fin de semana en Berlín. Después de todo, no hay nada nuevo: antisemitismo, ideología conspirativa, rechazo de la democracia y presencia de extremistas de derecha. Lamberty investigó teorías de conspiración durante años y ha escrito un libro sobre el tema: "Hechos falsos - cómo las teorías de conspiración determinan nuestras vidas".

Es irónico que las teorías de conspiración también determinen permanentemente su propia vida, ya que es muy solicitada como experta. "Durante mucho tiempo el tema fue bastante ridiculizado", dice, "había muy poco conocimiento empírico sobre por qué la gente cree en conspiraciones”.

Pia Lamberty
Pia LambertyImagen: E. Lamberty

Según Lamberty, las teorías de conspiración son peligrosas, porque unen a los grupos más diferentes en una sociedad en contra de una imagen de enemigo común: ciudadanos con inquietudes existenciales, hippies apolíticos, oponentes a la vacunación y extremistas de derecha. Actualmente, uno de cada cuatro alemanes cree en una teoría de conspiración sobre el coronavirus.

Los negadores del coronavirus se sienten como luchadores de la resistencia

"Los brotes de enfermedades siempre han sido un acelerador para las teorías de conspiración; no solo tienes una situación que crea una pérdida de control, sino también un 'enemigo invisible', un virus", explica Lamberty.

En tales situaciones el cerebro, como indican los científicos, busca explicaciones simples. Acusar a Bill Gates es mucho más fácil que entender la complejidad del virus. Cuando se encuentra gente con ideas afines, se recupera el control. "La gente puede presentarse como supuestos luchadores de la resistencia y revalorizarse de esa manera", dice Lamberty.

Teorías de conspiración en la universidad

Cuando Andreas Petrik, profesor de Halle, vio algunos dudosos videos sobre COVID-19 en internet, decidió que debía hacer urgentemente algo al respecto. Desde entonces, sus estudiantes en la Universidad Martin Luther han aprendido a refutar las teorías de conspiración en tres seminarios.

"En primer lugar, es importante preservar la base de la amistad, el reconocimiento personal y establecer la confianza", dice Petrik con respecto al difícil acto de hablar con negadores del coronavirus. "Entonces uno puede posiblemente llegar un poco más lejos, viendo conjuntamente las fuentes. Pero es un trabajo duro y parecido al trato con creyentes fundamentalistas".

Andreas Petrik
Andreas PetrikImagen: privat

Los hechos no siempre convencen

El politólogo habla con experiencia personal. Él mismo casi perdió a un buen amigo por el tema del coronavirus. "Traté de refutarlo todo el tiempo, pero la corrección de los hechos solo ayuda a muy pocos de ellos, porque tienen que mantener su convicción para no perder su autoestima."

Complejos de inferioridad, al mismo tiempo una gran necesidad de reconocimiento y baja resistencia al estrés, mezclados con la desconfianza en el gobierno, la incertidumbre sobre el futuro y la pérdida de control: el cóctel perfecto para creer en un alunizaje trucado en 1969, un complot del 11-S o la mentira del coronavirus.

Entonces, ¿volver a la realidad es una ilusión? No, en absoluto. Andreas Petrik recomienda usar este argumento al hablar con un amigo: "Si realmente crees que una pequeña élite de gente poderosa está trabajando en estrecha colaboración y solo para reprimirnos a ti y a mí, ¿por qué tú, de entre toda la gente, sabes de esto y yo no? ¿Y cómo es posible, en esta época de denunciantes, caballos de Troya y violaciones masivas de sistemas de seguridad, incluso en los medios de comunicación estatales, mantener esos planes en secreto?”

(gg/er)