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Amigos incondicionales: política e industria automotriz

Andreas Becker (VT/EL)25 de septiembre de 2015

Tras el escándalo de manipulación de las emisiones en los automóviles de Volkswagen, la industria automotriz alemana es blanco de críticas. ¿Qué responsabilidad recae en los políticos germanos?

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El ex CEO de VW Martin Winterkorn saluda a la canciller alemana, Angela Merkel.
El ex CEO de VW Martin Winterkorn saluda a la canciller alemana, Angela Merkel.Imagen: AFP/Getty Images/T. Schwarz

En Alemania, los grandes fabricantes de automóviles y sus proveedores emplean a cerca de un millón de personas. El grado de influencia de los consorcios en la política refleja la importancia de este sector.

Algunas hojas de vida ejemplifican las estrechas relaciones entre la política y la industria automotriz. Tras 20 años al servicio del pueblo alemán, en 2013 el diputado cristianodemócrata Eckart von Klaeden asumió un puesto en la empresa Daimler, donde actualmente es director del Departamento de Política y Relaciones Exteriores o, dicho en otras palabras, el principal cabildero.

Asimismo, el cristianodemócrata Matthias Wissmann, quien en la década de los 90 del siglo pasado fue primero ministro de Investigación y después de Tránsito, optó por trabajar en el sector de la economía. Desde 2007 es presidente de la Asociación de la Industria Automovilística (VDA, por sus siglas en alemán), es decir cabildero jefe del sector automotriz.

Caso Volkswagen

En el caso del mayor fabricante de automóviles de Europa, las relaciones entre empresa y política son incluso más estrechas. El presidente del estado federado de Baja Sajonia y su ministro de Economía son miembros del consejo administrativo de Volkswagen, puesto que la central del consorcio se encuentra en dicho Land. Este posee un 20 por ciento de las acciones de voto de la empresa.

En Alemania las relaciones entre la industria automotriz y la política son muy estrechas.
En Alemania las relaciones entre la industria automotriz y la política son muy estrechas.Imagen: Reuters

Asimismo, tan solo en el actual periodo legislativo, los representantes de la industria automovilística han acudido en más de 70 ocasiones a citas en la cancillería o en algún ministerio, según revela una solicitud del grupo parlamentario La Izquierda. Como muestra un botón: en los últimos dos años, tan solo VW ha recibido 12 millones de euros del Gobierno central en financiamiento para la investigación.

Industria automotriz crea leyes

Desde hace años, la industria automovilística alemana rechaza reglamentaciones más duras para las emisiones y el consumo de gasolina. En 2013, la Ayuda Medioambiental Alemana (DUH, por sus siglas en alemán) comprobó que en algunos casos el sector incluso crea sus propias leyes: cuando Berlín implementó a nivel nacional una reglamentación de la UE sobre protección del clima, las empresas de automóviles y la VDA estuvieron involucradas en la elaboración del proyecto de ley e incluso redactaron algunos pasajes del texto.

Como resultado, desde 2012 la certificación que debería servir de orientación a los consumidores para saber qué tan ecológico es un coche nuevo, concede buenos resultados a los automóviles pesados y de alto consumo de gasolina, puesto que las emisiones de CO2 se miden en relación con el peso del automóvil y no en términos absolutos.

De cara a las estrechas relaciones entre industria y política, no sorprende que el escándalo de VW haya sido descubierto en EE. UU. y no en Alemania. No obstante, los políticos germanos deberán responder ante las manipulaciones.