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AI condena acoso estatal a “The Guardian”

Peter Kapern (ERC)21 de agosto de 2013

Steve Crawshaw, de Amnistía Internacional, tacha de “sinsentido” el hecho de que las autoridades británicas obligaran a “The Guardian” a destruir información contenida en sus ordenadores. “Los datos aún existen”, dice.

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Imagen: picture-alliance/AP

¿Se ha quitado la máscara el verdadero Gran Hermano? Peter Kapern, de la emisora Deutschlandfunk, conversó con Steve Crawshaw, director de la Oficina del Secretariado General de la organización de derecho humanos Amnistía Internacional.

Peter Kapern: Olvidémonos por un momento de películas inquietantes como “V for vendetta” o de otras realmente espeluznantes, como “1984”. Lo que ocurrió en la sede del diario británico The Guardian parece sacado más bien de una producción de los Monty Python: un par de agentes del servicio secreto se aparecen en las oficinas de un periódico y obligan a su jefe de redacción a destruir dispositivos en donde presumen que se almacena información confidencial sobre los programas de espionaje de Estados Unidos y Gran Bretaña; pero ni por un segundo se detienen a pensar que existen copias digitales de tan explosivos datos…

Steve Crawshaw: Lo acontecido me recuerda más a Kafka que a los Monty Python. Aquí estamos ante la implementación ilegal de las leyes. Este y otros escándalos –como el uso de la tortura sistemática en la Guerra de Irak– son problemas serios derivados del ‘todo vale’ que entró en vigor como respuesta al terrorismo internacional. En términos estrictamente políticos es difícil entender el operativo que tuvo lugar en la sede de The Guardian porque carece de todo sentido. Esperemos que el Gobierno se dé cuenta de ello.

Se puede decir que la presión ejercida sobre The Guardian tenía un carácter simbólico; pero, ¿de qué sirvió a fin de cuentas? El Gobierno estadounidense se apuró en distanciarse de la operación y los datos que se quería destruir aún existen. Yo espero que la reacción de la comunidad internacional sea tal que el Gobierno británico se sienta obligado a suspender este tipo de acciones.

Vista desde Alemania, Gran Bretaña parece tolerar estos escándalos en silencio. ¿A quién le sigue preocupando lo que el Gobierno haga con la excusa de luchar contra el terrorismo internacional?

Crawshaw: “Los datos que se quería destruir aún existen”.
Crawshaw: “Los datos que se quería destruir aún existen”.Imagen: picture alliance/JOKER

Lamentablemente, hemos visto reacciones indolentes en muchos países. En Estados Unidos, por ejemplo, cuando se filtró la información sobre las torturas practicadas en el marco de la Guerra de Irak. Las reacciones parecen atenuarse en un país u otro cuando las víctimas de los abusos de poder no son ‘nuestros buenos e inocentes compatriotas’. Amnistía Internacional protestó vehementemente y luego pareció generalizarse la comprensión de que no es aceptable dejar la moral a un lado.

Una política de Los Verdes alemanes, Tabea Rösner, introdujo una petición formal para que la Comisión Europea intervenga en el caso y defienda las libertades de información y de prensa en Gran Bretaña. ¿Qué espera usted de esa moción?

Es interesante que en los últimos años Europa ha criticado severamente los excesos cometidos en nombre de las leyes antiterroristas. Pero, aunque me parece una buena idea poner al Gobierno británico bajo presión, en la práctica, los británicos le tienen mucho recelo a todo lo relacionado con la Unión Europea. En ese país sería mejor para la prensa y para todos que fuera el Gobierno quien defiendiera esas libertades.

*Steve Crawshaw, otrora activista de Human Rights Watch y co-autor del libro Pequeños actos de resistencia: de cómo el coraje, la tenacidad y la ingenuidad pueden cambiar el mundo, es actualmente el director de la Oficina del Secretariado General de la organización de derecho humanos Amnistía Internacional.

Autor: Peter Kapern (ERC)

Editora: Emilia Rojas Sasse