Motivados por ser testigos del movimiento migratorio, Néstor Barbitta y Jakob Schottstaedt tomaron una camioneta, se ofrecieron a llevar donaciones que otros habían recopilado, y emprendieron el viaje de Berlín a la frontera con Ucrania. "Además de ayudar, nos motivaron las historias que hay detrás", dice Néstor. El proyecto fotográfico era encontrar historias de esperanza dentro de la desesperación y de la frustración de todas estas madres y niños -principalmente- que estaban escapando de la guerra. Algunas de sus fotos se muestran durante la entrevista. Hasta el día de la grabación de la entrevista, el 16 de marzo y para entonces ya tres semanas de guerra, estaban llegando a la Estación Central de Trenes de Berlín casi 10 mil refugiados ucranianos por día. Muchos ya se habían quedado en Polonia, otros seguían su viaje a otras ciudades alemanas o europeas. Ambos fotógrafos atestiguaron, primero, la buena organización de los polacos y luego la de los alemanes para recibir y ayudar a los refugiados. "No solo depende de lo que hacen los gobiernos, sino de lo que hacen los voluntarios", dice Jakob.