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Arte latinoamericano en auge

Solveig Flörke (ss)24 de junio de 2014

No solo el fútbol crea furor en Brasil. El arte contemporáneo también triunfa en Río de Janeiro, donde recién se inauguró el centro cultural Casa Daros. Un espacio de difusión y reflexión sobre el arte latinoamericano.

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Imagen: DW/Marina Estarque

El arte latinoamericano nunca había estado tan solicitado como ahora, en parte gracias a los multitudinarios eventos que tienen lugar en Brasil. Al fin y al cabo, el Mundial de Fútbol atrae a personalidades de todo el mundo, así como a numerosos medios internacionales. Se estima que en solo dos años, el valor del arte brasileño en el extranjero ha aumentado hasta un 80%.

El centro cultural Casa Daros se encuentra en un edificio neoclásico del siglo XIX, preservado por el Patrimonio de la ciudad de Río de Janeiro. Este espacio de arte es una institución de Daros Latinamerica, una de las más amplias colecciones dedicadas al arte contemporáneo latinoamericano, con sede en Zúrich, Suiza.

Patrimonio artístico

Hans Michael Herzog, curador del recién inaugurado centro cultural Casa Daros en Río de Janeiro, corrobora este dato y pone como ejemplo las obras de artistas como Lygia Pape, Antonio Dias o Ernesto Neto. Según explica, el precio de un dibujo de alguno de estos artistas oscilaría entre los 40.000 y 400.000 dólares; en instalaciones, sin embargo, el precio podría subir incluso hasta los millones. “Este hecho se debe a que los coleccionistas brasileños valoran más el patrimonio artístico y no tienen como único objetivo vender las piezas”, explica Herzog. “En realidad, muy pocas de estas obras acaban saliendo a la venta al mercado”.

Ernesto Neto in seinem Atelier
Ernesto Neto en su Atelier en el centro de Río de JaneiroImagen: DW/S.Flörke

Para la colección Daros, Herzog ha adquirido alrededor de 1.200 obras de arte de casi 120 artistas distintos. Las piezas las podría haber encontrado en ferias de arte o en subastas, pero prefirió comprarlas en galerías de arte o se puso directamente en contacto con los artistas. La extensa colección de Casa Daros pertenece a Ruth Schmidheiny, de origen suizo. El nuevo centro cultural cuenta con más de 40 empleados, encargados de distintas tareas, como de la organización de futuras exposiciones de arte, el intercambio de artistas o de la biblioteca especializada en arte contemporáneo latinoamericano de Casa Daros, entre otras.

Arte de la alta sociedad

El aprecio e interés por el arte brasileño han influido en el paisaje urbano de las principales metrópolis de Brasil, como Río de Janeiro o São Paulo, donde las galerías y los museos están surgiendo por todas partes. “Es un buen momento para los artistas en Brasil”, explica Herzog. “Además, ahora es más fácil entrar en el mercado artístico. Eso sí, el perfil del comprador es únicamente de clase alta”.

Ernesto Neto
Atelier de Ernesto Neto en el corazón de la ciudadImagen: DW/Solveig Floerke

Este hecho, sin embargo, no tiene por qué modificar sus rutinas. O, por lo menos, así lo ve Ernesto Neto, uno de los artistas más conocidos y codiciados de Brasil, quien dice no haber cambiado su vida pese al éxito de sus obras. "Todavía voy a la misma playa de siempre. Nado un rato y después me bebo mi cerveza", comenta el artista. "A la gente de clase alta le gusta ir a restaurantes de moda, pero a mí no. No deberían esperar de mí que yo también me mueva por esos ambientes”, comenta el artista de 49 años, alejándose así del mundo del lujo.

Potencial artístico

El taller de Neto se encuentra en una casa antigua de tres pisos en el centro de Río de Janeiro, ciudad natal del artista. En su estudio, el artista trabaja con voluminosas esculturas hechas de tela. Neto no podría imaginarse un lugar mejor para crear sus obras: "Nací aquí y aquí me he quedado. Me interesa el arte brasileño y creo que la historia de nuestro arte es muy importante. Me gustaría darla a conocer”. Para él, tanto la creatividad del país como su potencial artístico son enormes. Esto es tangible tanto en carnaval, como en la lucha diaria de la gente por sobrevivir.

Gracias al interés internacional por sus obras, Ernesto Neto afirma poder vivir muy bien. Cada vez le llegan más peticiones desde el extranjero, no solo desde Europa, sino también incluso desde Asia. Sin embargo, él todavía cree que se pueden mejorar las condiciones de trabajo y del arte, sobre todo en su tierra natal. "Especialmente en Rio de Janeiro todavía se tardará en entender el arte como un espacio liberador", explica Neto. "Pero me alegro de que ahora, por lo menos tengamos Casa Daros."