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Aumenta violencia contra los refugiados

Kerstin Kepp (mb)4 de noviembre de 2015

En el este de Alemania se detecta incremento de violencia contra los refugiados, afirma en conversación con DW el activista David Begrich. También hay más ataques contra voluntarios.

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Symbolbild rechte Gewalt Springerstiefel eines NPD-Anhängers
Imagen: picture-alliance/dpa

DW: ¿Cómo evalúa usted la situación de los ataques contra refugiados en Sajonia-Anhalt, la región del este de Alemania donde usted trabaja?

David Begrich: En comparación con Sajonia, la movilización racista no es tan grande. No ha habido ataques a campos de refugiados. Pero sí hemos registrado un aumento de ataques directos a solicitantes de asilo aislados. En el segundo semestre de 2015 hubo un incremento rápido.

¿De qué entorno provienen los agresores?

Del mismo entorno del que hace 20 años surgió la movilización racista. Ahora otra vez se sienten llamados a actuar y ampliar sus imágenes de “enemigos”. En el centro de su agresión no están solo los refugiados o los migrantes, sino también –y eso nos preocupa especialmente- contra todo tipo de personas que apoyan a los refugiados. Voluntarios, iglesias, políticos. Detectamos una radicalización, de la violencia verbal a la física.

En el este, los ataques a los albergues se han multiplicado, ahora también se ataca a los que trabajan en ese campo. ¿A qué se debe?

Hay dos causas. Por un lado, todavía es un reflejo de la historia de la extinta República Democrática Alemana. Todavía tenemos que ver con una generación que creció y se socializó en la RDA. Esto incluye una experiencia específica con el trato con los trabajadores foráneos. También hay una relación biográfica con la generación que en 1991 en Hoyerswerda, cuando un grupo de jóvenes logró hacerse escuchar políticamente ejerciendo violencia racista. Esta gente resurge, traspasa sus experiencias a sus hijos y en parte vuelven a actuar.

DW 60 Jahre Ausschreitungen in Hoyerswerda 1991
Movilizaciones en Hoyerswerda, en 1991Imagen: picture-alliance/dpa

En otras condiciones, claro.

Sí. Las diferencias entre entonces y hoy son evidentes. En ese tiempo vivíamos en la ex RDA en un vacío social y político. Esta se caracterizó porque el viejo Estado se había acabado y el nuevo no acababa de llegar. Eso ya no es así. Pero tanto los gritos de “Nosotros somos el pueblo” y “Merkel tiene que irse” como la creencia de que se sale a las calles de Dresde y Leipzig a hacer caer un sistema tienen que ver con el bagaje de la fase de agonía de la RDA. No es legítimo, pero tiene gran efecto en ciertos medios.

Más allá del núcleo duro, ¿cómo se articula este movimiento?

Hay diferentes motivaciones en esta ola de movilización. El racismo se argumenta culturalmente: se dice que los refugiados no van bien culturalmente con Alemania. El grado entre el resentimiento y la cuestión de las diferencias culturales es mínimo. En el este esto se discute en términos de igualdad social. El lado oscuro es una idea de homogeneidad en el sentido étnico y cultural, que tiene un lado autoritario y represivo. Por eso tenemos que discutir cuánta diversidad aguanta una sociedad.

¿Cuáles son lo otros motivos para rechazar a los refugiados?

Se nutre de fenómenos como déficits de representación. Hay que poner atención en la estrategia de comunicación de los políticos. El lema es que la política actual no tiene alternativa. Y la gente reacciona con frustración e ira. En ciertos estratos, la gente no quiere participar de procesos democráticos. Y niegan que sean representados. Es un desafío para la democracia. En el este hemos vivido en las últimas semanas que los ciudadanos hacen causa común con los nazis.

David Begrich Miteinander e.V. Netzwerk für Demokratie und Weltoffenheit
David Begrich, de la asociación MiteinanderImagen: picture-alliance/dpa/A.Burgi

David Begrich trabaja en una red sin ánimo de lucro que cuida de los valores democráticos y la apertura cultural en Sajonia-Anhalt.