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Banco del Sur: ¿antídoto contra el FMI?

Emilia Rojas Sasse9 de octubre de 2007

El Banco del Sur avanza en el plano de los acuerdos políticos, mientras en el nivel técnico queda mucho por definir. Analistas alemanes estiman que podría ser provechoso, pero plantean dudas sobre su solidez.

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Chávez: un paso más en su proyecto de integración.Imagen: AP

¿Requiere América Latina un nuevo banco de desarrollo? En rigor, crear otra organización regional de esta naturaleza sólo parecería necesario si las instituciones existentes no pueden cubrir las necesidades crediticias del área. Pero justamente eso resulta “por lo menos dudoso” en vista del “fuerte flujo de capitales privados hacia América Latina y de la existencia de numerosos bancos nacionales de desarrollo”, según un análisis de la sección latinoamericana del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA).

El Banco del Sur, cuya acta fundacional acaba de ser acordada por los ministros de economía de siete países latinoamericanos –Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Ecuador-, constituye pues más bien una respuesta política a las necesidades de desarrollo del continente. Y eso, con el claro sello que le ha impreso el gestor inicial del proyecto, el presidente venezolano, Hugo Chávez, que ya ha lanzado varias propuestas de integración regional, incluyendo la de crear redes de abastecimiento energético.

Caracas en lugar de Washington

La intención del nuevo organismo, que según se proyecta nacerá oficialmente el 3 de noviembre con la firma del acta en una cumbre presidencial el 3 de noviembre, es evidentemente cortar lo que queda del cordón umbilical con el Fondo Monetario Internacional. Aunque el ministro de Finanzas de Venezuela, Rodrigo Cabezas, utilizó una retórica más diplomática que aquella a la que nos tiene acostumbrados Chávez y aseguró que “ese banco no nace contra nadie”, también subrayó que “no habrá créditos condicionados a políticas económicas y no será un instrumento de dominación”. A buen entendedor, pocas palabras.

Las diferencias con el FMI resaltan a primera vista, comenzando por el muy simbólico emplazamiento de la sede central del Banco del Sur, que será Caracas. Además, cada país integrante del Banco del Sur tendrá un voto en la máxima instancia del organismo, el Consejo de Administración, independientemente de su peso político o financiero. El mecanismo de toma de decisiones y la composición del directorio, en cambio, no se ha definido aún.

Decisiones pendientes

Tampoco se han establecido otros aspectos técnicos, ni se ha confirmado que el capital inicial del Banco del Sur ascenderá a 7.000 millones de dólares, como se ha venido diciendo en la prensa. Según los analistas alemanes Hartmut Sangmeister y A Lisa Thimm, autores del estudio del GIGA, un monto de ese orden parecería “problemático”. Si bien indican que “es mucho comparado con el aporte latinoamericano al capital del Banco Interamericano de Desarrollo” -que asciende a 2.000 millones de dólares-, hacen notar que el BID dispone de un capital total de 101.000 millones de dólares, aunque el 95,7% de esa suma no fue pagada sino que constituye un capital de garantía, al que se puede recurrir en caso de necesidad.

De ahí se derivan dudas, como las que plantea el estudio del GIGA en cuanto a si “la institución será lo suficientemente sólida como para cumplir su cometido financiero orientado al desarrollo también en tiempos malos, por ejemplo si caen los precios de las materias primas”. No obstante, el informe del instituto alemán reconoce que “una colaboración regional más estrecha en la financiación del desarrollo en el marco del Banco del Sur, como contrapeso a las hasta ahora dominantes actividades de organismos como el Banco Mundial y el FMI, puede resultar ventajosa si por esa vía se toman más en cuenta los propios objetivos de desarrollo de los países sudamericanos”.