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"¡Basta de lamentos, es hora de actuar!"

Johannes Beck (JOV/MS)19 de abril de 2015

Un barco de refugiados se hundió este 19 de abril frente a las costas de Libia. Otras 700 personas habrían perecido en el Mediterráneo. La UE tiene que reaccionar ante la tragedia de los refugiados, opina Johannes Beck.

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Imagen: Sarah Tyler/Save the Children

¿Qué más tiene que ocurrir para que la Unión Europea cambie su política de inmigración y refugiados? ¿Cuántas personas más tienen que morir en el Mediterráneo para que los políticos europeos actúen? ¿Cuántos funerales más necesita Bruselas para reaccionar?

Irónicamente, Italia, uno de los países con mayores problemas financieros de la UE, demostró en octubre de 2013 cómo Europa debe reaccionar ante la tragedia que tiene lugar frente a las costas de la isla de Lampedusa: en el marco de la misión humanitaria Mare Nostrum, buques de la Armada italiana patrullaban a lo largo y ancho de la ruta entre el norte de África y el sur de Europa. A pesar de que Italia le salvó así la vida a miles de personas, los demás Estados europeos no quisieron contribuir con los 108 millones de euros al año que costaba esta operación.

En su lugar, la Agencia de Seguridad Fronteriza Europea (Frontex) se hizo cargo en noviembre de 2014 del rescate de los náufragos. Con esta misión, llamada Tritón, se pretendía reducir los gastos. Y así, el rescate se limita a la cercanía de las costas de Europa. En casos como el de hoy (19.04.2015), que ocurren lejos de las aguas costeras de Europa, Tritón no entra en acción, tomando a la ligera la muerte de miles de personas.

Basta de discursos de condolencia

Para ver cuán cínica fue la discusión sobre la financiación de Mare Nostrum, basta una mirada a la política agrícola europea: la UE subsidia a sus agricultores con unos 50 mil millones de euros al año. Bruselas entrega más subvenciones agrícolas, cada día, que lo que costaba la misión humanitaria Mare Nostrum en un año.

Tres exigencias

Los conceptos para una nueva política de refugiados e inmigración están desde hace años sobre la mesa: En primer lugar, a corto plazo, las operaciones de rescate deben extenderse a todo el Mediterráneo. Su financiación debe ser, desde luego, un esfuerzo conjunto de todos los estados de la UE. No debe dejarse de nuevo a Italia sola con Mare Nostrum.

En segundo lugar, a medio plazo, la política europea de inmigración tiene que ser reformada. Además del derecho de asilo por persecución política, religiosa u orientación sexual y la protección de los refugiados de países en guerra como Siria, la inmigración por razones económicas debe ser, igualmente, reconocida. Es un hecho que Europa es un continente de inmigración. La población de muchos países se ha envejecido y las economías necesitan inmigrantes en el futuro. Una inmigración legal y transparente se puede lograr con la ayuda de cuotas y un proceso regulado. Esto disminuiría la actual afluencia masiva de inmigrantes por razones económicas que pagan a traficantes de personas para cruzar el Mediterráneo.

En tercer lugar, a largo plazo, la UE debe atacar las causas que obligan a las personas a abandonar sus países, sea por conflictos armados o por razones económicas. Quien destruye con una intervención militar las estructuras estatales en Libia, no puede luego retirarse a observar cómo el país se sume en el caos. La UE tiene que exigir, más decididamente, el respeto de los derechos humanos. Esto vale para Eritrea, por ejemplo, el país del que proviene la mayoría de los refugiados que intentan cruzar el Mediterráneo. El mismo país, cuya situación han ignorado Alemania y la UE. Eritrea, un régimen dictatorial que, inicialmente, fue apoyado por la UE y Alemania con dineros para el desarrollo.

¡Basta de lamentos, es hora de actuar!