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Berlusconi celebra mientras la izquierda en Italia hace implosión

Agencias / jov (pk)18 de febrero de 2009

El abogado David Mills fue sentenciado a prisión por aceptar un soborno de Fininvest, empresa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi. Pero en Italia eso no desata una crisis política. Esa la provoca la oposición.

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¿Quién tiene los pantalones en Italia?Imagen: picture-alliance/ dpa

La decisión del tribunal pasó esta semana desapercibida en comparación con la tormenta provocada por el Partido Democrático de centro-izquierda. Walter Veltroni, alguna vez considerado "el Barack Obama de Italia", renunció como líder del partido este martes 17 de febrero después de que el partido perdiera las elecciones locales en la isla de Cerdeña. Su renuncia, según acordaron hoy los analistas, sumergió al partido en el "caos".

"No lo he conseguido y pido perdón por ello", afirmó hoy Veltroni al explicar su decisión de renunciar. Se espera que el Partido Democrático nombre ahora a un líder interino antes del congreso en octubre, abriendo el interrogante acerca de la habilidad de la oposición para jugar un papel efectivo en el Parlamento de Italia.

Crisis política, crisis financiera, crisis de seguridad

La economía italiana entró en recesión en los últimos meses. A juzgar por la cantidad de arribos por mar, el gobierno parece estar perdiendo su batalla contra la inmigración ilegal, una pieza central del programa de Berlusconi. En cuanto a la seguridad, otra de las prioridades de Berlusconi, al gobierno no parece irle mucho mejor.

Los diarios e informativos de televisión dan la impresión de un país luchando bajo una ola de casos de violación, varios presuntamente perpetrados por inmigrantes rumanos. Así y todo, las encuestas de opinión muestran que Berlusconi cuenta con índices de aprobación del 60 por ciento.

Se buscan los culpables, en la oposición

La victoria de su candidato en las elecciones regionales de Cerdeña el martes -lo que precipitó la renuncia de Veltroni- representa la segunda región que los conservadores le ganaron a la centro-izquierda desde su victoria en las elecciones de abril de 2008.

"La paradoja es que no es el gobierno, sino sus adversarios, quienes son considerados responsables", escribió el analista político Massimo Franco en el diario italiano "Corriere della Sera". La partida de Veltroni se produce 16 meses después de su elección triunfal como líder del nuevo Partido Democrático tras una elección primaria en la que votaron unas 3,3 millones de personas.

Se desinfla esperanza de alternativa a Berlusconi

El ex alcalde de Roma, quien escribió el prefacio de la edición italiana del libro de Barack Obama, "La Audacia de la Esperanza", se presentó a sí mismo como una nueva fuerza de cambio en la política italiana. Veltroni argumentó que la estabilidad en un escenario político notorio por su fragmentación en decenas de partidos sólo podrá ser lograda a través de un sistema "bipolar" al estilo estadounidense, de conservadores versus progresistas.

Así es como Vetroni desechó a ex aliados, pequeñas partidos incluyendo a comunistas y ultra ecologistas, y decidió hacer la campaña para las elecciones del partido democrático solo. La apuesta falló, y a pesar de un resultado respetable en las elecciones de 2008, en las que el Partido Democrático ganó con un 33 por ciento de los votos, Berlusconi ganó con una mayoría confortable.

Desde entonces, Berlusconi usó su poder en el Parlamento para introducir nuevas leyes, incluyendo una muy controvertida que dio a los altos funcionarios inmunidad en procesos.

Los críticos, liderados por el único aliado del Partido Democrático en las elecciones, el magistrado anticorrupción Antonio Di Pietro, acusó a Veltroni de haber sido demasiado blando con Berlusconi, especialmente en cuanto a la nueva ley de inmunidad. Di Pietro ha criticado duramente la ley, que fue invocada por los abogados de Berlusconi para proteger al primer ministro en el caso Mills.

Sube la estrella de Antonio di Pietro

Los procesos contra el primer ministro fueron congelados mientras la corte constitucional examina la ley. Di Pietro, cuya aprobación en las encuestas sigue subiendo, no fue el único crítico de Veltroni. También fue atacado por el resquebrajamiento dentro del partido. Los abogados católicos y los seculares dentro del partido se enfrentaron por casos de alto perfil como el de Eluana Englaro, la mujer que estaba en coma desde hace 17 años y que murió después de que por orden judicial se le suspendiera la alimentación.

El gobierno de centro-derecha se enfrentó a la decisión de la corte, diciendo que llevaba a la eutanasia, que está prohibida en Italia. Muchos católicos en el Partido Democrático estuvieron de acuerdo. El ala secular mayoritaria no.

El mismo Berlusconi se tomó el asunto a pecho, si bien los esfuerzos del gobierno por evitar la muerte de Englaro fallaron. En contraste, el liderazgo de Veltroni recordaba cada vez más al estilo indeciso de gobiernos de centro-izquierda previos, algo que Berlusconi destacó implacablemente, sobre todo en la campaña para las elecciones en Cerdeña. Berlusconi insiste en que los problemas de Italia son el legado del estilo vacilante que representa Veltroni. Por ahora, los votantes italianos parecen haber sido convencidos.