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Brasil acoge pero (aún) no integra a los refugiados

Karina Gomes (rml/ers)10 de septiembre de 2015

Más de 8 mil refugiados de 80 nacionalidades viven actualmente en el país. La mayoría son sirios y aún cuentan con poca ayuda oficial para hallar vivienda y empleo, o para aprender el idioma.

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Los sirios son mayoría entre los 8,4 mil asilados de más de 80 nacionalidades reconocidos por el Comité Nacional para Refugiados (Conare).
En Brasil, los sirios son mayoría entre los 8,4 mil asilados de más de 80 nacionalidades reconocidos por el Comité Nacional para Refugiados (Conare)Imagen: Marina Estarque

“¿Es usted feliz en Brasil?” Para el sirio Talal al-Tinawi es difícil responder a esta pregunta. No tiene otra opción: “Quiero continuar mi vida”, dice a DW este ingeniero mecánico. Decidió dejar su país tras pasar tres meses y medio en la cárcel, luego de que las fuerzas de seguridad del presidente Bashar al-Assad lo confundiesen con otra persona. Igual que otros miles de sirios obligados a huir en medio de la guerra civil, al-Tinawi vivió diez meses con su familia en Jordania, en condiciones muy precarias.

La noticia de que Brasil acababa de aprobar una normativa para facilitar la concesión de asilo a ciudadanos sirios fue un alivio. Llegó en diciembre de 2013 y, casi dos años después, recuerda: “Ahora es mejor pero, cuando llegué aquí no sabía nada ni conocía a nadie”. Junto a su mujer y dos hijos, al-Tinawi forma parte de los 2.077 refugiados sirios que viven actualmente en Brasil. Su pequeña de siete meses, nacida en Sao Paulo, es la “brasileriña” de la familia.

¿Después de la bienvenida qué?

Los sirios son mayoría entre los 8,4 mil asilados de más de 80 nacionalidades reconocidos por el Comité Nacional para Refugiados (Conare), órgano gubernamental brasileño responsable de analizar las solicitudes de asilo. La normativa que concede visas especiales a las personas afectadas por el conflicto sirio es válida hasta este 23 de septiembre pero el Gobierno estudia extender el plazo.

Brasil cuenta con una legislación moderna y es signatario de los principales tratados internacionales sobre refugiados. Sin embargo, aún falla en la integración de los extranjeros que huyen de guerras y persecuciones, explica Manuel Furriela, presidente en Sao Paulo de la Comisión de la Orden de Abogados del Brasil (OAB-SP) para los Derechos de los Refugiados.

“Tras la concesión de asilo, se les ofrece muy poco para que consigan subsistir”; así que “enfrentan grandes desafíos para conseguir un puesto de trabajo, vivienda (aunque sea provisoriamente), así como acceso a los servicios públicos”, precisa. Además de los inmigrantes ya establecidos, “quiénes más apoyo ofrecen son las organizaciones del sector terciario, especialmente las organizaciones no gubernamentales”, agrega.

Al llegar a Brasil, al-Tinawi y su familia fueron acogidos durante tres meses por un inmigrante sirio en Sao Paulo. “Del Gobierno solo recibí ayuda para obtener los documentos”, dice. Ese coterráneo −miembro de Oasis, una red de solidaridad de ciudadanos sirios− “registró a mis hijos en la escuela, me alquiló un puesto en una feria para que pudiese vender ropa y me ayudó a alquilar el apartamento donde vivo. Aprendí portugués en una mezquita”. Luego consiguió un trabajo en una empresa de ingeniería, que apenas le duró un año: “Hubo despidos por la crisis económica y quedé desempleado”. Al-Tinawi, que aún no ha conseguido revalidar su título de ingeniero en Brasil, intenta ahora reunir fondos para abrir un restaurante de comida árabe.

De solicitante a refugiado

Junto a su mujer y dos hijos, al-Tinawi forma parte de los 2.077 refugiados sirios que viven actualmente en Brasil. Su pequeña de siete meses, nació en Sao Paulo.
Junto a su mujer y dos hijos, al-Tinawi forma parte de los 2.077 refugiados sirios que viven actualmente en Brasil. Su pequeña de siete meses, nació en Sao Paulo.Imagen: Arquivo pessoal

El Gobierno brasileño coopera estrechamente con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y lidera la acogida de solicitantes de asilo en América Latina. Entre 2010 y finales de 2014, las concesiones de asilo aumentaron en 1.240%. En agosto de 2015, el gobierno registró 12.668 pedidos de refugio, que aún deben ser evaluados. En Brasil, los solicitantes de asilo deben demostrar en entrevistas que han sido víctimas directas de conflictos y persecuciones. Mientras esperan respuesta, reciben una documentación provisional.

“La situación ha mejorado pero el proceso sigue siendo lento. Algunos solicitantes deben esperar hasta más de un año para conseguir un visado permanente”, afirma Marcelo Haydu, director ejecutivo de la ONG Adus (Instituto de Reintegración del Refugiado). “El Conare está abarrotado de pedidos. El volumen brasileño es pequeño en comparación con otros flujos internacionales pero la demanda se duplica anualmente, y ese órgano no estaba estructurado para atender ese volumen”, apunta Furriela y agrega: “Encima, se trata de procesos complejos, individuales y rigurosos”.

En agosto, el comité para refugiados anunció la creación de unidades regionales en Sao Paulo, Río de Janeiro y Porto Alegre, además de la contratación de nuevos funcionarios públicos y voluntarios, así como del uso de videoconferencias para facilitar las entrevistas con solicitantes. “El Gobierno enfrenta una nueva realidad, dijo a DW Beto Vasconcelos, Secretario Nacional de Justicia y Presidente de Conare, “ante ella, está mejorado sus políticas públicas, incluidas las iniciativas para proporcionar abrigo y asistencia jurídica, social y psicológica”.