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¿Cómo es la vida en la cárcel?

12 de abril de 2012

El médico de prisiones Joe Bausch describe en un reciente libro las condiciones de vida de los reclusos y analiza las causas que los han llevado a estar entre rejas.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Joe Bausch ha pasado un total de 25 años entre rejas. No como recluso, sino como médico de prisión. Hermann-Joseph Bausch-Hölterhoff es director médico oficial de la penitenciaría de Werl. Pero Bausch es mucho más conocido por sus apariciones en televisión. En la conocida serie alemana “Tatort” encarna al doctor Joseh Roth y es un invitado habitual en los talkshows de televisión. Recientemente, ha escrito un libro sobre su trabajo cotidiano. Entre rejas –ese es el escueto título- no es una autobiografía, sino un rico ensayo que incluye su punto de vista personal y sus opiniones.

Condiciones límite

“Una celda individual mide 3,5 metros de profundidad, 2 de ancho y 2, 50 de alto. Entre la puerta y la ventana se pueden dar cuatro pasos”. Bausch describe con precisión milimétrica las condiciones de vida de los reclusos, desde la cama hasta la taza de baño. La estrechez y la imposibilidad de escapar se perciben a través de todos los sentidos. El olor a suelo encerado, el humo de un cigarrillo, sudor, jabón de esparto, comida requemada. Todo ello permanece para siempre en la memoria. A través del meticuloso relato de Bausch, el lector se hace una idea clara de por qué las cárceles son lugares de violencia y depresión. En sus 25 años de servicio, ha sido testigo de 50 suicidios.

Portada del libro "Entre rejas"
Portada del libro "Entre rejas" , de Joe Bausch

Y eso que las celdas únicas son la mejor opción. Las comunes impiden cualquier intento de evadir la mente y anulan la vida privada del recluso. En ellas chocan caracteres, etnias y religiones muy diferentes. “Abundan las ocasiones para vejar al vecino, la fantasía humana no tiene límites. Para la mayoría de los presos, estar encerrado en una celda común puede convertirse en un infierno”.

La descripción de Bausch sobrepasa los clichés. Su función como médico de la cárcel y persona de confianza obligada al secreto profesional le da una visión muy cercana a la realidad de los reclusos. Sabe bien de adicción a las drogas, extorsiones, violaciones…Y trata de narrarlo sin dramatismo, sin quitar ni añadir nada, pero siempre con empatía. Los delicuentes siguen siendo delicuentes, pero Bausch trata de acabar con la visión anticuada de crimen y castigo, todavía muy extendida, según la cual las condiciones carcelarias no pueden ser mejores. El propio personal sufre con el actual sistema. La falta de posibilidades para los reclusos con transtornos graves de personalidad contribuye muy poco a mejorar las condiciones de trabajo de los funcionarios de prisiones.

Tipología de reclusos

De la misma manera en que describe la vida cotidiana en la cárcel,  Bausch analiza la personalidad de los reclusos.  Los pedófilos destacan en la cárcel precisamente porque tratan de no destacar, los ladrones suelen ser cautelosos y miedosos, a los violadores les falta raciocinio…Los asesinos resultan ser amables. En comparación con los demás, suelen soportar bien la cárcel, porque saben de la gravedad de sus hechos y les parece justo estar allí.      

El escritor piensa que es mejor la prevención que el castigo
Bausch piensa que es mejor la prevención que el castigoImagen: picture-alliance/Frank May

Aparte de la tipología de reclusos, Bausch expone las frías estadísticas. En las cárceles alemanas hay unos 75.000 reclusos y solo 5.000 reclusas. Las mujeres cometen menos delitos y suelen ser menos brutales. Cuando matan, lo hacen de manera más planificada y sus motivos suelen ser la decepción o años de humillaciones. El  70 % de las reclusas son drogodependientes.

Todo el mundo tiene un pasado

Bausch esboza pequeños retratos de algunos reclusos que le han conmovido especialmente. Describe el perfil del eterno aspirante a la fuga y de figuras curiosas como Berti,  un encantador y atractivo estafador, quien acabó convirtiendo la cárcel en su hogar, tras más de 30 años de reclusión.

Hay otras historias dramáticas, como la de un joven que, tras sufrir una violación en la cárcel, contrajo el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. O la de una chica, que recibió una estricta educación  católica en casa de sus padres, donde la sexualidad era un tema tabú. Al quedar embarazada,  ocultó su estado a su familia y mató al bebé tras el nacimiento.

Tras sufrir un episodio de epilepsia, un recluso africano contó a Bausch su pasado como niño soldado. Todos tienen una historia que contar: La cárcel es una realidad, un espejo de la sociedad.  

La prevención es más efectiva que el castigo

Al final de su libro, Bausch cita investigaciones de neurocientíficos y biólogos moleculares, que investigan sobre el comportamiento de los delicuentes. Este médico parece no haberse cansado en  sus 25 años de profesión de querer entender a sus pacientes y conocer las razones por las cuales han acabado entre rejas. Bausch aboga por una prevención universal para niños y jóvenes. En su experiencia, la mejor manera de luchar contra el crimen es prevenir las causas que lo originan. 

En las 284 páginas de su libro, Bausch ofrece una visión profunda de la institución penitenciaria, cuya vida entre muros suele resultar desconocida y suscitar escaso interés público. Con Entre rejas, el lector se puede hacer una idea no solo sobre el sistema penal alemán, sino también sobre las características de los individuos y nuestra compleja sociedad actual.

Autor: Günther Birkenstock/MS
Editora: Rosa Muñoz Lima