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“Otro Brasil nació cuando ella murió”

Donna Bowater | Priscilla Moraes
24 de marzo de 2018

La indignación tras el asesinato de la concejal y activista de derechos humanos Marielle Franco está lejos de apagarse. Su caso puede influir en el electorado en este 2018 de elecciones presidenciales.

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Imagen: picture-alliance/AP/

En un país tan centrado últimamente en la corrupción institucional y las turbulencias políticas, era imposible disociar la política de Marielle Franco de su propia persona. Mujer, madre, negra y lesbiana, procedente de una de las más conocidas favelas de Río de Janeiro, Franco era el rostro visible de los grupos desfavorecidos de Brasil, país en el que más del 60 por ciento de la población carcelaria es negra y donde anualmente se produce un número récord de asesinatos homófobos. También era una voz crítica de la Policía y de la reciente intervención militar en Río, donde el Ejército brasileño ha asumido el control de la seguridad pública. "Es un farsa”, dijo Marielle Franco al respecto durante una entrevista televisiva que tuvo lugar un mes antes de su asesinato.

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Balas que mataron a Marielle Franco eran de la policía

El pasado 14 de marzo de 2018, Marielle Franco fue baleada cuando iba en su auto junto con su chófer, Anderson Pedro Gomes. Un oficial de prensa que también viajaba en el vehículo sobrevivió al ataque. El debate público que se produjo tras la muerte de la activista ha puesto de manifiesto los prejuicios sociales en Brasil y el tribalismo político. Solo una cosa se hizo rápidamente evidente: Marielle Franco fue objetivo de un asesinato deliberado.

"Un intento de silenciarla”

Taliria Petrone, concejal de la vecina ciudad de Niteroi y amiga de Franco, asegura que ni ella ni la activista asesinada ambicionaron nunca cargos públicos. "Desde que comenzamos con la idea de ser candidatas, que nunca fue nuestro deseo, nuestra motivación fue acabar con la invisibilidad de tantas voces y tantas batallas de la mayoría de los brasileños”, dice Petrone durante una de las varias manifestaciones convocadas tras el asesinato de Franco. "Sin duda Marielle quería ser un instrumento para elevar la voz de los brasileños. La mayoría de ellos están enfadados, no solo por la brutalidad de su asesinato, sino porque su muerte fue una ejecución policial, un intento de silenciar estas voces”.

Brasilien Rio de Janeiro - Demo gegen die Ermordung von der Lokalpolitikerin Marielle Franco
Taliria Petrone, concejala de Niteroi y amiga de Marielle Franco. Imagen: DW/P. Moraes

La propia Petrone ha sufrido amenazas. Desde la muerte de Franco, cada vez le preocupan más. Sin embargo, las personas más allegadas a la activista asesinada aseguraron que no había indicios de que Marielle se había convertido en un objetivo. "Pero asesinar a Mari es elevar su figura”, continúa Petrone. "Matarla es revivirla para siempre en todos los rincones del mundo. Pensaron que iban a silenciarla y yo puedo oír el eco de su voz”. Su asesinato no solo coincidió con el inicio de la presencia militar en Río, sino que se produce antes de la crucial elección presidencial de este 2018, dos años después de que la primera mujer en la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, fuera destituida.

"Ignorada por los medios de comunicación"

Algunas voces consideran que el asesinato de la activista será un factor decisivo entre el electorado, que ha tomado las calles regularmente en los últimos años, con un aumento importante del populismo. "Fue un momento terrible, trágico, pero creo que tendrá un efecto en el período preelectoral, mientras que el discurso de la extrema derecha colapsa”, dice Ivana Bentes, directora de la Escuela de Comunicación de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). 

Bentes destaca el rechazo público que despertaba el tratamiento que recibía Marielle Franco en los medios mayoritarios, que a menudo ignoraban su activismo a pesar ser la quinta concejala más votada en la elección de 2016. Tras su muerte, su formación política, el Partido del Socialismo y la Libertad (PSOL), recibió miles de quejas sobre la cobertura mediática de la actividad de Franco, con reportes que sugerían que la activista asesinada tenía vínculos con bandas criminales y las drogas. "Nunca he visto una reacción más fuerte a las ‘fake news' como la que está habiendo ahora”, continúa Bentes. "La temporada preelectoral estará marcada por las ‘fake news”, anticipa. 

La voz de la gente

A pesar de todo, el activismo de Marielle Franco llegó a los grupos marginales. Cristina Rodrigues de Melo, una vendedora callejera que a menudo dispensaba bebidas durante las protestas callejeras, dice que solía ver con frecuencia a Franco en las manifestaciones y que se identificaba con sus críticas a las fuerzas de seguridad después de haber perdido a su hijo de 18 años durante una confrontación con la Policía

"Siento que me representaba”, dice la vendedora mientras trabaja en un evento público en memoria de Franco, a la vez que cuida de cuatro niños, incluyendo a su nieta huérfana. "Creo que necesitamos que llegue el fin de la Policía militar, no el fin de los oficiales de policía, sino de la Policía corrupta, que viene a las favelas a pedir sobornos y acaba disparando cuando no recibe dinero”. 

"Ataque a la democracia"

Newton de Oliveira, antiguo subsecretario de seguridad de Río y profesor en la Universidad Mackenzie de la misma ciudad, describe el asesinato de Marielle Franco como "el mayor ataque que la democracia ha sufrido en Brasil desde el fin de la dictadura militar, en 1985”. Para Newton de Oliveira, el Estado necesita invertir más en inteligencia y restructuración policial para tratar de recuperar la confianza de la gente y minimizar los fuegos cruzados y las balaceras que ponen en peligro la vida de cientos de personas inocentes en las favelas de Río.

A pesar de la proximidad constante del crimen violento y la muerte, hay esperanza para las miles de personas que se han manifestado en los últimos diez días. La madre y la hermana de Marielle Franco asistieron el pasado jueves (22.03.2018) a un tributo en el Congreso, donde pidieron justicia y prometieron continuar su lucha.

"Creo que existe un Brasil que nació cuando ella murió”, dice Elisa Lucinda, una poeta que habló en una de las marchas de los pasados días en Río. "Y no va a parar. Ella se ha convertido en un símbolo de los derechos humanos”. Por su parte, Taliria Petrone cree que el legado de Franco dará un nuevo vigor al activismo de derechos humanos en todo Brasil. "No podemos dejarla morir”, dice Petrone. "No habrá más silencio en la lucha de todos los activistas por los derechos humanos en el mundo, y esa es la voz de Mari, que vive en ellos”.

Autoras: Donna Bowater desde Londres y Priscilla Moraes desde Río (MS/EAL)

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