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Cazador austríaco se suicidó ante acoso policial

18 de septiembre de 2013

Alois Huber, acusado de asesinar a tres policías y a un paramédico, tenía en su poder un enorme arsenal de “más de 100 armas”, de acuerdo a las autoridades.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Luego de varias horas de acoso policial, finalmente las fuerzas de seguridad pudieron irrumpir en la casa donde se escondía Alois Huber, un cazador furtivo que, en un intento por evitar un control policial, dio muerte a dos funcionarios, a un paramédico que acudió a atenderlos y a un tercer policía, al que secuestró en la carretera camino a su granja.

La fiscal Michaela Schnell dijo que el cadáver de quien sería Alois Huber, de 55 años, fue encontrado este miércoles (18.09.2013) con un impacto de bala en la cabeza. “Creemos que fue un suicidio”, dijo la funcionaria, aunque la autopsia y los exámenes de ADN deberían confirmar tanto la identidad como la causa de muerte. Sin embargo, los resultados no estarán hasta varios días más, señaló Schnell.

La policía pudo ingresar a la granja recién en la noche del martes 17 de septiembre, en un operativo que contó con la presencia de vehículos blindados y agentes especialmente preparados para estos casos, de la unidad “Cobra”. Esto, pues se temía que Huber estuviera fuertemente armado esperando el arribo de las fuerzas de seguridad. El cuerpo estaba calcinado y el portavoz Johann Baumschlager dijo que “con una probabilidad casi total” pertenece a Huber.

Disparaba a la cabeza

Walter Weninger, comandante de la unidad “Cobra”, afirmó que en el lugar se encontraron más de 100 armas, las que serán examinadas por la fiscalía pues se teme que no todas estaban legalmente inscritas. La casa del cazador furtivo se ubica en la localidad de Melk, a unos 90 kilómetros de Viena.

Huber asesinó a un policía en un puesto de control instalado precisamente para capturarlo a él, y luego al paramédico que acudió a asistirlo. Dos horas más tarde dio muerte a un segundo agente y posteriormente secuestró a un tercero, al que mató y dejó dentro de la patrulla policial que también había robado. Las investigaciones apuntan ahora a que, además de los cuatro homicidios, el cazador antes hubiera cometido otros delitos, aunque se descartan más asesinatos.

“Maté a tres policías. Ellos me dispararon en el estómago, pero eso ya no me importa… Ya maté a Burgi (su perro) y no me van a capturar”, habría dicho Huber a un amigo, en una conversación telefónica citada por la prensa austríaca. Por la noche las fuerzas de seguridad oyeron un tiro como última señal de vida y luego los agentes, apoyados por tanques del Ejército, comenzaron a registrar todo el lugar, en una operación que llevó horas.

Las autoridades consideraban a Alois Huber como muy peligroso, porque era un excelente tirador. Disparó siempre contra la cabeza y pecho de sus víctimas. “Actuó con suma brutalidad", según Baumschlager.

DZC (AFP, dpa)

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